martes, 12 de diciembre de 2023

LEON FELIPE, NUESTRO INSIGNE POETA

 
León Felipe, al que no nos acostumbraremos todavía en considerar como nuestro,  como uno de nuestros poetas puntero, que pisara nuestros barros, que no le diera por mirarse al ombligo y se fijara que ciertamente no difería en nada del resto  de los comunes. A nosotros, mire usted, nos da como cierto rubor, cierto complejo de inferioridad, que este insigne de las letras tuviera la feliz idea de deslizarse hacia este mundo nuestro. Pero luego, reposando, se nos cae la baba y nos sentimos felices de la historia. 
Fue considerado como un poeta bohemio y vagabundo, que recorrió esos mundos de Dios las veces que quiso y tantas veces como la cartera se lo permitió. España de punta a punta, Europa, sobre todo por las tierras ácratas (aunque tampoco se pudiera afirmar a ciencia cierta que León Felipe era un anarquista fiel).
Conocido como “el poeta errante” o “el poeta del exilio”, su obra es representativa de la creación literaria que desarrollaron los exiliados de la Guerra Civil española.
Un día de abril  del año 1884 se abrió al mundo en la localidad de Tábara y desde allí fue fijando sus huellas por todos los caminos hasta tropezarse en el último que le cerró el paso en Méjico, en el año 1968. Era hijo de un notario, pero la muerte temprana  de su padre le segó sus libertades económicas e interfirió de alguna manera en su carácter de vagabundo.


LEON FELIPE DEFIENDE SU VERDAD Y NO SE AVERGÜENZA DE ELLO

Eran los primeros días de la Revolución de México "Francisco Villa",  "llegué a  México -por primera vez- montado en la cola de la revolución, corría el año 1923. Después aquí he vivido muchos años. Aquí he gritado,  he sufrido, he protestado, he blasfemado, me he llenado de asombro.
Rosas blancas  que festejan el funeral de la niña.
 Lástima
¡Qué lástima
 que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo
lo mismo que los poetas que hoy cantan!
¡Qué lástima que yo no pueda entonar con una voz engolada 
esas brillantes romanzas a las glorias de la patria! 
¡Qué lástima que yo no tenga una patria! 
Sé que la historia es la misma, l

con una voz engolada esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!            

Sé que la historia es la misma,

¡Qué lástima que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo 

lo mismo que los poetas que hoy cantan! 

¡Qué lástima que yo no pueda entonar 

con una voz engolada esas brillantes romanzas

a las glorias de la patria! ¡

Qué lástima que yo no tenga una patria! 

Sé que la historia es la misma,

la misma siempre, que pasa

desde una tierra a otra tierra,

desde una raza a otra raza,
como pasan esas tormentas de estío
desde ésta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!

Debí nacer en la entraña en la estepa castellana
Y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada:
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la montaña.
Después… ya no he vuelto a echar el ancla
y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
y el retrato de un mi abuelo
que ganara una batalla.
¡Qué lástima que yo no tenga un abuelo
que ganara una batalla, retratado
con una mano cruzada en el pecho,
y la otra mano en el puño de la espada!
¡Qué lástima
que yo no tenga siquiera una espada!

Porque… ¿qué voy a cantar
si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,       
con una voz engolada esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!

¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma,
la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra,
desde una raza a otra raza,
como pasan esas tormentas de estío
desde ésta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,

ni una casa solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo
que ganara una batalla,
ni un sillón viejo de cuero,
ni una mesa, ni una espada?
¡Qué voy a cantar si soy
un paria que apenas tiene una capa!

Sin embargo…
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también.
Y todo mi ajuar se halla en una sala muy amplia
y muy blanca que está en la parte más baja
y más fresca de la casa. Tiene una luz muy clara
esta sala tan amplia y tan blanca…
Una luz muy clara que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas leyendo en mi libro y viendo
cómo pasa la gente al través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen
arrastrando sus miserias de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana siempre,
y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia tiene su cara en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa…
Ella entonces me llama ¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de mala gana,
ni se para en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala, muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.
Y en una tarde muy clara, por esta calle tan ancha,
al través de la ventana, vi cómo se la llevaban
en una caja muy blanca… En una caja muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana…
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre
el cristalito de aquella caja tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por este cristal de mi ventana…
Y la muerte también pasa…

¡Qué lástima!
Que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo
que ganara una batalla,
ni un sillón viejo de cuero,
ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria que apenas tiene una capa…
venga forzado a cantar, cosas de poca importancia!





Naufraga el navegante peregrino o romero, pero aún se mantiene en pie. Le queremos en pie, erguido, con la mirada alta y firme. Seguimos buscando la isla del navegante. Que nos lleves de la mano.

...______________________________________________________________________

Sí,
sensiblero el poeta, un poeta vagabundo. Un poeta capaz de dar la vida, Acompañadle en su duelo.

          (Cuenta el poeta una anécdota muy significativa para entender su vida   de vagabundo y es que en una ocasión se ve obligado a aceptar la limosna de una prostituta para poder comer.)                                                                 

viernes, 10 de noviembre de 2023

EL ÚLTIMO DÍA EN EL PUEBLO (agosto 1982)

"Estamos 
amasados con libertad, muchacha"
Pablo Guerrero ("A cántaros")
Soplaba el viento frío del Norte. Silbaba con su lengua viperina y golpeaba inmisericorde las caras de los congregados. Viento y polvo mezclado con pequeñas partículas de arena. El sol luchaba concienzudamente por abrirse paso entre el enjambre de nubes negras, nubes de negros augurios, que amenazaban con descargar la fuerza de sus males sobre la aridez milenaria de aquellas tierras, aquellos páramos yermos y mezquinos de una meseta agotada, sin vida, de tierras malogradas Un viento gélido en los inviernos y abrasador en el estío, que no era capaz de despabilar la modorra ni la apatía de aquellas gentes acomodadas a la siesta y al calor de los braseros.
- Pues yo no me resisto a tirar todavía la toalla, algo habrá que hacer, ¡me cago en la! y ahora que nos quedamos solos, estoy cada vez más convencido.
- Hay que aprovechar los días del verano. En agosto, que es cuando pillamos a la gente. Y hay mucha gente, muchos jóvenes majos, dispuestos a tirar. Los que os quedáis aquí durante todo el año -miró Tomasita la cara enamorada de su Filiberto- tenéis la gran suerte de poder disfrutar del pueblo durante todo el año, pero también tenéis la responsabilidad de mantener el fuego encendido hasta que volvamos los que estamos fuera.
- Yo también me apunto - saltó decidido y animoso, Milito.
Y eso le animó a Mateo. Dejó de sentir los golpes secos y fríos del viento, miró esperanzado el movimiento de las nubes y siguió soñando los sueños de siempre, sobre la aridez de la meseta. Algún día lloverá porque "es tiempo de vivir y de soñar y de creer / que tiene que llover / a cántaros.
Los que nos quedamos en el pueblo, después de que ya se habían ido casi todos, pues resultó que éramos un poco culo inquietos casi todos y los más lanzaos nos reuníamos el sábado-tarde en El Empalme, abusando un pelín del bueno de Joaquín, de su bacalao, las cañas... Allí le dábamos un repaso al panorama socio-económico-político de los pueblos del Ayuntamiento y alguna vez pues armábamos alguna trifulca que, casi siempre, terminaba en alguna página del periódico.
Ambientado en las peripecias del grupo que formamos entonces y de los recuerdos de aquellos años (1978 -1995) escribí "Los sueños rotos de Mateo" (sin publicar) y de esa novela he copiado los textos de esta página.

"Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio,
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida hasta creer
que tiene que llover
a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida
 y la muerte y la paz."
Pablo Guerrero ("A cántaros")


(Unas muestras, página 346. "Los sueños rotos de Mateo")
"...Ese era un tema del que había hablado también en muchas ocasiones: la inercia de la gente a la hora de tomar decisiones: el acomodo a los discursos de los que habían estado desde siempre arriba, la dependencia, la alienación, hasta la entrega casi incondicional de la gente trabajadora bajo la atenta mirada de los poderosos. Y el miedo, un miedo difícil de explicar, irracional, que se alojaba en los rincones más recónditos de la conciencia individual y colectiva de la sociedad; un miedo que había ido creciendo y que amenazaba como un dragón de siete cabezas, fiel guardián del tesoro que el pueblo llano pretendía y que le habían arrebatado por la fuerza de las armas. Cuarenta años de dura dictadura, años suficientes para borrar los atrevimientos de la gente, que le diera por mostrar a las claras el color de las banderas. Años de castración -se lo repetía Emilio a Mateo- como un ejemplo claro y evidente que demostraba las razones de esos comportamientos".

                          (Página347)
- Sin ir más lejos, ahí tienes el libro de Erick From, "El miedo a la libertad", seguía dando argumentos Emilio. Parece un título contradictorio. ¿Cómo es posible que, después de tanta represión... la gente no sólo no reaccione en contra (en contra de los enemigos de la libertad), sino que se entregue sin complejos bajo la "protección" de sus opresores de siempre. Difícil de entender y de digerir... - Sí, y me acuerdo perfectamente de una de las razones que da el autor, dice: ."...el problema del pasado era la esclavitud, el hecho de que los hombres fueran siervos o esclavos de los hombres; el peligro del futuro está  puesto en que los hombres se conviertan en robots, al servicio de una sociedad industrial, sin alma. De ahí el miedo.".

                            (Página 342)
"... Vamos a ver, Mateo - le cortó Emilio - que estamos en Casa Mechora, que estamos en una comarca, en una provincia, en donde todo eso que estás diciendo suena a chino. Aquí, cuando hablas de libertad, la gente lo entiende como libertinaje; cuando hablas del respeto a lo que piensan los demás, ellos lo toman como un acto de cobardía, de debilidad, como una bajada de pantalones. Oyes todos los días a esos energúmenos sacar pecho ante la gente: - "por mis cojones" - "porque lo digo yo" - "tú te callas, porque no tienes ni puta idea" - Descalifican al otro, porque para ellos la verdad es una e indivisible y la única verdad verdadera que conocen es la que defienden ellos."

  



ALGUNAS DE LAS NOSTALGIAS PUÑETERAS POSTVACACIONES, QUE PUEDEN PRODUCIR DEPRESIONES PROFUNDAS ¡CUIDADÍN! PERO MEJOR VERLO DESDE EL LADO POSITIVO: PENSAR QUE ESOS SON ALGUNOS DE NUESTROS PODERES MÁS SUBLIMES.

 

viernes, 3 de noviembre de 2023

NO VENGO A TRAER PAN, SINO LEVADURA (Unamuno)

 

FOTOGRAFIA: OelDiario.es
D. Miguel de Unamuno

"No vengo a traer pan, sino levadura"

"Y como el hombre es terco y no suele querer enterarse y acostumbra después que se le ha sermoneado cuatro horas a volver a las andadas, los preguntones, si leen esto, volverán a preguntarme: "Bueno; pero ¿qué soluciones traes?" Y yo, para concluir, les diré que si quieren soluciones, acudan a la tienda de enfrente, porque en la mía no se vende semejante artículo. Mi empeño ha sido, es y será que los que me lean, piensen y mediten en las cosas fundamentales, y no ha sido nunca el de darles pensamientos hechos. Yo he buscado siempre agitar, y, a lo sumo, sugerir, más que instruir. Si yo vendo pan, no es pan, sino levadura o fermento."
(https://www.insayistas.org>ensayo)

FOTOGRAFÍA: EL PAÍS (VERNE)
Hay que ver cómo se las gasta el maestro D. Miguel. Da la impresión de que nos quiera tomar el pelo y nos quiera joder la vida. Se supone que él tiene la solución, él tiene la respuesta a tus problemas y por eso le plantean la pregunta, pero él, a lo sumo, lo que puede hacer es sugerir. Nunca dará el pan hecho, te dejará la levadura eso sí,  y ahora sé tú, dale al coco e investiga el proceso: la cantidad de agua, el tiempo de fermentación, la cantidad de levadura o fermento, el resto de  los tiempos, etc. Es decir, móntate tú la vida a tu estilo y manera y sal del capullo de una vez. Sé tú mismo y deja de rezungar, llorica,  menos retólica y más arado, chiquillo.
La verdad es que a mi Unamuno siempre me cayó bien y es un filósofo que, siempre que he podido, he tenido de referencia en mi vida. El es el filósofo de la duda, una duda existencial, todo está en duda, hasta la propia existencia, hasta la propia fe.

  FOTOGRAFÍA: BIOGRAFIA Y VIDA (MIGUEL DE UNAMUNO)
D. Miguel como referencia (no me digas que no envidias la postura)
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(¡Que toda la vida es cambio!) Cambios que se han de dar dentro de un clima de libertad, una vez que se superó el Antiguo Régimen, con la llegada de la Revolución Francesa. Los    cambios o revoluciones se han repetido a lo largo de la historia, por citar alguna: Guerra de la Independencia en EEUU; Revolución Soviética; Revolución Cubana; Mayo 68. Cada individuo ha ido adaptando su vida a los márgenes que le marcaba cada nuevo espacio y tiempo, y eso también está en Unamuno: no ser impermeable a las transformaciones que la sociedad está experimentando en esos momentos. No echarse a la bartola (perdón Domingo) estirando la pata en casa, esperando a que te lo sirvan en bandeja. Por eso, creo legítimo poder extrapolar estas ideas de nuestro querido filósofo y crear el enlace correspondiente con el significado de estos cambios históricos. Por poner un ejemplo cercano, yo me considero hijo y fruto directo de la revolución del Mayo 68, más por lo que he leído sobre ella que sobre las vivencias directas. Luego sí, cuando viajaba por esos mundos de Dios, me entretenía con las frases famosas que persistían escritas sobre las paredes ("Pidamos lo imposible", "Prohibido prohibir", "La imaginación al poder", "Es necesario llevar en sí mismo un caos para poner en el mundo una estrella danzante (Nietzsche)"..."Decreto el estado de felicidad permanente".)
FOTOGRAFIA: LA VOZ DE GALICIA (Mayo 68)
Hablo, lógicamente, de que no esperemos a que nos lo den todo hecho, incluso a que no lo permitamos. No, porque, entre otras cosas somos entes únicos e inclasificables, con nuestra propia impronta, que vivimos con todas las consecuencias dentro de un mundo libre y, por tanto, responsable. y, por tanto, seremos nosotros los autores de nuestro destino, nosotros los que tendremos que marcar las huellas de nuestro camino.
FOTOGRAFIA: INFOBAE. Herber Marcuse
HTTPS:// BLOGGER GOOGLEUSERCOS)
FOTOGRAFIA: ABEBOOKS
       FOTOGRAFÍA: ARCHIVOS DE LA HISTORIA. Mayo 68
A fin de cuentas, esto viene de atrás, ya los filósofos socráticos le daban vueltas a este laberinto, hasta que Sócrates (470-399 a.c.) (que ya parece que le tenían hasta ahí mismo) soltó la frase lapidaria de "Conócete a ti mismo" y en la actualidad, para ser un pelin más duros, lo reforzamos con el "Sé tú mismo"... ¡Joder, qué lío!"
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En el corazón, quizás más exacto,
una herida rasgada con navaja,
Por donde se va la herida malgastada,
con total conciencia nos apuñala,
El desear, el querer, el no bastar,
Equivocada búsqueda de la razón,
que el azar de ser nos justifique,
Es eso lo que duele, quizá en el corazón.

JOSÉ SARAMAGO
(EN EL CORAZÓN, QUIZÁ)
CUERPOMENTE.COM 25 POEMAS CORTOS.


















domingo, 22 de octubre de 2023

ODRES Y ALMAZARAS CON CONTENIDO VIEJO



No permitas que se derrame el odre
donde se contiene el mejor vino viejo
o que se vacíe la almazara donde conservas
la mejor de las aceites extras.
Tú juega siempre con las esencias,
 no te salgas de tus papeles.
Cumple con tu roll.

  No desperdicies 
ni siquiera una miaja.
No están los tiempos para permitirnos
esas ligerezas.
No perderás el honor y la honra
porque desahogues tu llanto
a la vuelta de la esquina o
porque se te vea compungido
sentado a la puerta de tu casa.

Entrégame lo mejor de tu ser
y ríete conmigo.
Unge mi cuerpo con un perfume
sencillo, barato, No con un perfume
del caro, no con marto,
 guardado en piedras de alabastro.
 Más ligero, más, más sencillo.
Para que, igual que el poeta,
no nos pese el equipaje
-ligeros de equipo, amigo-
libres de cargo.





jueves, 19 de octubre de 2023

NO ME GUSTA EL SUFRIMIENTO

No al sufrimiento


Lo siento, pero a mí no me atrae especialmente la práctica del sacrificio. No me consuela verle la cara al dolor, aunque sea un dolor consentido. Aunque sea ese dolor el fruto resultante de la sumisión...,  más difícil de dominar... (¡qué le vamos a hacer, qué sea lo que Dios quiera!, que era en lo que concluía siempre mi abuela.)
Trataré siempre de alejarme de las situaciones que impliquen el contacto irracional de quienes buscan la violencia para recrearse en ella. Son muchas las veces en las que la vida misma te invita amablemente a que te relajes, y a que abras el abanico de tus sueños y te eches a volar. Y condenses en esos sueños la vida: lo que te ha dado y lo que no. La vida: lo que esperas y lo que ya has olvidado, los triunfos y los fracasos. De que adoptes esa aptitud estoica que implica cargar con todo, avanzar con carros
y carretas, vayamos o no contra corriente. O de hacer caso de esos ruidos que te rondan por dentro y que, sin darte cuenta y, por tanto, sin quererlo, te van restregando la fibra más sensible del alma. En esos momentos de eufórica desesperación, sabes que estarías dispuesto/a a apostar por todo y por todos ya que en esos momentos fluyen instantes placenteros cargados muchas veces de vientos traicioneros y que harías lo que no está escrito (por retorcerle el cuello, por ejemplo, la imaginación es muy atrevida y se da cita con todos . No eres dueño de ti mismo y, por tanto, no dominas la situación).
No me gusta el dolor, ni el que me puedan prodigar a mi ni el que se cebe sobre los demás.
Más allá de los mensajes ideológicos o religiosos (con todos mis respetos, por supuesto) intento traspasar la barrera casi infranqueable de esas posiciones y permanecer siendo fiel a mí mismo. Está claro que yo prefiero la luz del día y la brisa mañanera antes que la oscuridad de la noche. Y es que uno tiene 
las competencias suficientes como para poder convertir el ambiente, tu dominio, en aquello que tú quieras ser y transmitir: quieres ser esa luz azul de libertad?; si esa es tu opción, y la quieres transmitir a los cuatro vientos, prefiero eso que esparcir el sufrimiento, ¿con sonrisas?, pues claro, siempre con sonrisas.

 Dicen que el dolor dignifica, que nos hace mejores. Bueno, cada cual tendrá sus motivos. A mi no me convencen. Más allá de los mensajes ideológicos o religiosos, yo trato de situarme en una posición estoica, porque, tal vez, es en  la que encuentro más equilibrio y algo más de paz.

                           
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Y una cosa que no dejaré de admirar siempre es esa sonrisa permanente y fresca, cariñosa, que se te mete por el rabillo del ojo cada vez que acude a un hospital, y que siempre intuyo que me llaman por mi nombre. Eso, para mi es, además de un saludo de bienvenida, es un signo claro de amistad, que se agradece. Y en esas circunstancias se agradece todo: se nota ese ánimo que traspasa la mirada,  las palabras cargadas de aliento y el tacto tierno y suave de esas manos.
Y esa es una actitud de amor, de compasión, empatía. Esa es la grandeza de la vocación tan grande y siempre con categoría de EXCELENTE, que yo quiero poner sobre el tablero esta tarde, sobre la cama de este hospital, que me resulta ya tan familiar.
Muchas gracias a todas y a todos. Os prometo que estaréis siempre conmigo. Un abrazo.

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Extiendo este reconocimiento y agradecimiento sincero a todo el personal del centro; limpieza, celadores, y al personal médico, por su competencia y disponibilidad.  (Cuando me refiero a todos los centros hospitalarios me refiero a los centros de Palencia, que son los que más he pateado).

José Fuente Ferrero.







viernes, 8 de septiembre de 2023

ES DE BIEN NACIDOS SER AGRADECIDOS





             
                   






foto central



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Y claro que sí. No cuesta nada agradecer la labor que algunas personas, de manera desinteresada,  van haciendo en el pueblo. Han sido  muchos los que han colaborado en las tareas que soportan toda la actividad  desarrollada a lo largo del mes de agosto, también de forma desinteresada. Para ellos y ellas va también el agradecimiento del pueblo y de este blog. Quiero destacar a quienes aparecen en las fotografías de esta página porque son dos trabajos de excepción. Tanto el mapa como la terraza del bar dan un plus al aspecto físico del pueblo, de tal manera que, poco a poco, nos vamos acercando al aspecto que vemos en otros pueblos (con la diferencia de que en otros pueblos, casi siempre, es el resultado de la aportación de las Instituciones: Junta, Diputación, Ayuntamiento, etc. y en Valleluengo, casi siempre también, los emprendedores y los que doblan el espinazo -por nada- es nuestra gente de Valleluengo). 


 El mapa de las rutas hacía tiempo que estaba proyectado. Es una forma más de dar a conocer el pueblo, animando a los amantes de la Naturaleza y del deporte al aire libre, tanto a los que viven y disfrutan de Valleluengo, como a los que vienen de fuera y pueden tomar del mapa la información que precisen.
Es un mapa topográfico, sobre el que se han marcado 5 rutas: 
Decir, antes que nada, que cada ruta lleva sobre el margen derecho del mapa su QR. Si hacemos una foto con el móvil al QR de la ruta elegida, nos aparecerá toda la información (de manos de Isabel), en texto y gráfica, con las fotos de los  waypoints (puntos de interés) más destacados.

1ª.- Ruta del Valle de la Duerna.-
 Un lugar en el que se respira paz. En mitad de la pradera está la fuente de la Duerna, donde aprovechamos para refrescarnos. Después cruzamos la pradera para penetrar en un bosque de encinas cubiertas de líquenes plateados hasta llegar al cruce de las Fontaninas. Atravesamos el asfalto, tomamos un camino paralelo a la carretera y, poco a poco, divisamos la población de Valleluengo, donde termina nuestra ruta.


2ª.- Ruta de los carballos de Matacabo.-
La ruta parte de la iglesia de Valleluengo. Cruzamos el Barrio de Arriba y nos alejamos del pueblo por un camino que nos conduce a la Poza de Los Chiqueros. Aquí el valle se abre en una pradera salpicada de encinas, en la que encontramos la huella de antiguos caños de riego. Pasamos junto a un imponente roble conocido como el Carballón, desde donde se aprecia una espléndida panorámicas del paisaje que dejamos atrás.
Seguimos la marcha para dirigirnos al valle de Matacabo, un bosque de robles y carballos que parece salido de un cuento de hadas.

3ª.- Ruta de la ribera del río Negro.-
Atravesamos una pradera y comenzamos la ascensión por un sendero que se interna en el monte, estamos en el Camino de la cantera. Desde el alto contemplamos el paraje del Picón, junto al río, y entre encinas vamos bajando hacia el río Negro. Continuamos por la pradera que bordea el agua. Pasamos junto a las ruinas de un antiguo molino y más adelante junto a la Peña de cocer las madejas y la zona de baño del Pilo. Avanzando, dejamos a la izquierda la entrada de uno de esos lugares mágicos que tiene el río: es el Valle de Valdiguicia, un maravilloso rincón de musgo y agua. Pero esa es una ruta que dejamos para otro día…, así que continuamos caminando por la ribera. Más adelante nos encontramos con las Pasaderas del camino de Rionegro, un vado del río donde antiguamente había unas piedras grandes que lo atravesaban y hacían de puente hacia la localidad vecina. Más adelante, una isla en medio de la corriente señala que estamos en el paraje de Las Guínsulas.

4ª.- Ruta de las bodegas de Valleluengo.-
Regresamos al camino inicial y entre encinas llegamos a un alto: estamos en la Raya, un paraje despejado desde el que se divisa la Sierra de la Cabrera. Giramos a la izquierda y continuamos ruta. Nos encontramos con un cruce de caminos y tomamos el de la derecha para descender hasta la ribera del río Negro, a la altura del viejo molino. Allí podemos ver las antiguas pasaderas, grandes piedras que atravesaban el río y hacían las veces de puente. Llegamos hasta el Pozo del Molino, un paraje de verde y agua en el que se unen los dos brazos del río Negro. Esta es una de las zonas de baño de Valleluengo. Encontramos la otra, el Pilo, río abajo. Nos acompaña en el camino el murmullo del río y el frescor de las praderas y los aliso


5ª.- Ruta de las peñas - Valle de Valdiguicia.-
Partimos de la iglesia y emprendemos ruta bajando por un camino de hierba, las Colagas. Desembocamos a la altura del parque y giramos a la derecha. Poco después encontramos la primera peña de nuestro recorrido: la peña Requijiqui. Atravesamos una pradera y, en la intersección, tomamos el camino de la izquierda, que nos conduce al valle encantado de Valdiguicia. Nada más entrar nos encontramos con la peña Furada, más adelante la peña de los Moros y más allá la peña de la Zorra. Y entre fresnos y encinas descendemos por la orilla del regato. Este es un paseo para hacer sin prisas, disfrutando del paisaje maravilloso y del sonido del agua (cuando la lluvia ha sido generosa y llena el arroyo).


Javi ha hecho gala de comportarse como un buen guía y su labor ha dado este resultado. Junto con Isabel, que han realizado todo lo que podemos considerar como trabajo de campo. Rubén y Chema se han dedicado a la parte técnica (informática), y entre los cuatro (labor de equipo) han sacado el proyecto adelante.
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Creo que los tres que cito como participantes en la reforma de la terraza del bar lo han petao. Creo que eso mismo es lo que piensa la mayoría de la gente que lo ha visto. Ha sido una reforma ambiciosa y digna del reconocimiento de todos. 

El mundo está lleno de  retos y de proyectos que van de la mano de voluntariado.