viernes, 23 de noviembre de 2012

VALLELUENGO, COLOR DE OTOÑO


Llueve,
 detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Antonio Machado











Lloran las hojas
lágrimas de lluvia,
sangre de lluvia
sobre una tarde de otoño.
Gotean las pardas hojas
de la higuera y de la peral grande,
de los negrillos, el manzano y el nogal.
Arrecia la lluvia
y golpea con saña los cristales,
mi corazón late
y siente el sabor amargo
de la soledad.
Tan solo el viento
(y algún que otro perro suelto)
ocupan las calles,
murmurando (o ladrando)
al silencio que dejó la ausencia.
No da abasto esta lluvia compasiva 
para cerrar el boquete de la herida, la hemorragia
incontenible de los que se fueron.

Es tarde de otoño en Valleluengo.




                                                                                    








                                                     


Desnuda está la tierra,
y el alma aúlla al horizonte pálido
como loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta, en el ocaso?
¡Amargo caminar, porque el camino
pesa en el corazón! ¡El viento helado,
y la noche que llega, y la amargura
de la distancia!... En el camino blanco
algunos yertos árboles negrean;
en los montes lejanos
hay oro y sangre... El sol murió... ¿Qué buscas, 
poeta, en el ocaso?
Antonio Machado














                                                  
                                                 




FOTOS: ESCOLI

LAS ROMERÍAS DE SEPTIEMBRE


  

Ya en septiembre había finalizado toda la faena en la era. El grano, la paja, la cosecha entera estaba a buen recaudo, guardado en la panera o en el pajar. Las tareas que correspondían a ese mes eran menores: la siembra de los nabos, que se hacía en cuatro días, la vendimia, llevar el abono a las tierras para la sementera, que eso ya costaba un poco más.
  Quiero decir con esto que el mes de septiembre era ya más suave y quedaban más ratos libres que, bueno, muchos los aprovechaban para hacer cestos o talegas de mimbre (las varas de las salgueras), hacer adobes, etc. o mirar para el sol, que eso también se agradecía. A los rapaces nos tocaba, después de salir de la escuela, ir con las vacas, que se habían quedado descolgadas de la vacada, porque hubieran estado ocupadas en alguna tarea ese día, y nos íbamos con ellas al río - allí comían las carrizas (hierbas parecidas a los juncos) - Nos daban en casa un cacho pan (un catramuello) y una sandía de las pequeñas o puede que un racimico de uvas para la merienda y nos íbamos rezungando, porque posiblemente habías quedado con los amigos para ir al "rebusco" de las sandías. (El "rebusco" se hacía una vez que se habían recogido las sandías de la tierra. Esa era la teoría, porque si la pandilla de rapaces o rapazas - que también hacían de las suyas - pasaban por allí, no miraban si aquella tierra estaba ya recogida o estaba sin empezar. Claro, después el dueño le echaría la culpa al teijo (tejón), ¡pobre animal!).
  El caso es que, siendo septiembre así, pues no cabe duda que era un mes propicio para la celebración de fiestas y romerías al aire libre, porque también el tiempo lo permitía, me refiero al clima. Estas celebraciones religiosas, todas ellas dedicadas a las vírgenes, tienen entronque con las fiestas de acción de gracias por las cosechas que tenían lugar justo en este mes en las culturas anteriores al cristianismo. 
  En la contorna de Valleluengo estaban señalados todos los domingos del mes como festividad de alguna virgen, de la que, quien más quien menos, todos eran fieles devotos. Y, bien fuera por la devoción o porque alguien que te quería mucho te "ofreció" a esa virgen, si te curabas de aquellas fiebres o de yo qué sé qué enfermedad rara que te había entrado y "velo ahí, que te curaste, que ese es el caso" Y, como te curaste, en agradecimiento, pues estabas obligado a ir en romería a la fiesta de esa virgen.
  Primer domingo de septiembre: La Peregrina, en Donao. El sábado, después de comer, aparejado el burro con albarda y alforjas, salía la gente, todos juntos, por el camino de Peque hacia Donadillo y hasta Donao. Se comía la merienda en un robledal que hay entre Peque y Donadillo. En Donao se paraba generalmente en un pajar y allí se pasaba la noche del sábado al domingo.
  Segundo domingo: La virgen del Puente, en Molezuelas. Creo que esta es una virgen más local, es decir, sólo del pueblo. De hecho no se solía ir.
  Tercer domingo: La Carballeda, en Rionegro del Puente. Por cercanía al pueblo, ésta era la virgen más cotizada y la romería de mayor renombre. Empezaba la fiesta con el novenario o la novena. No quedaba ni un alma en casa. Viejos, mayores, jóvenes y críos desfilábamos camino del santuario, bien por el Rebollal o por los caminos de la Ribera (camino Rionegro o camino Viejo). Sabía a gloria aquel cuartillo o cuartillos de vino con algo de escabeche de tino en "El Gato" o "Los de Peque" o en "El Palacio". La fiesta se alargaba desde el viernes/noche hasta el lunes. No fallaba nadie. El lunes, a primera hora, estábamos todos en el santuario como clavos, haciendo cola en los confesionarios. Después oías la misa en uno de los altares laterales, comulgabas y salías escopetao al puesto de Serafín a desayunar (aguardiente o vino dulce y churros) o al puesto de "los de Villardeciervos" (aguardiente y mantecadas). 
  Cuarto domingo: La Consolación, en Peque. Vale lo dicho para Molezuelas.
 Primer domingo de octubre: Los Remedios, en Otero de Sanabria. Esta estaba considerada también como una de las romerías importantes y tenía muchos seguidores. Al igual que a Los Remedios o a La Peregrina la gente iba andando, por supuesto también a todas las demás.  Hay que decir que hasta Los Remedios son 34 kms y a La Peregrina rondan los 20, más o menos. Si estaban "ofrecidos", no sólo tenían que ir a pie, sino que cabía la posibilidad de que fueran también descalzos, caso de que quien les "ofreció" hubiera hecho esa promesa expresa. Los había que se habían "ofrecido" a ir "amortajados" (cubiertos con una túnica blanca o hábito, que les serviría de mortaja en el momento de su muerte...¡tiene tela la cosa...!). Aunque menos, aún siguen saliendo en las procesiones vestidos de esa forma.
  Pues muy bien, nosotros, como buenos romeros y, sin que nadie nos hubiera "ofrecido", pues nos  fuimos a celebrar la romería de Los Remedios, en Otero de Sanabria, como lo venimos haciendo prácticamente todos los últimos años. Marije (la señora, la mujer o la esposa de Jesús el de Emilio) tiró de cámara y ahí queda el recuerdo para la posteridad. 





Bajo la sombra de los robles compartimos mesa y mantel, alegría, fiesta y canciones de la tierra. ¡Faltaría más, que nos calláramos!


El pollo, de 10 (pollo de corral, se entiende)



La tapadera cubre la cazuela de barro con el pulpo (a mí se me hace la boca agua, después de haberlo comido)






Había sobrado de todo y a eso de las 9 de la noche ya el estómago cantaba. ¿Solución?, nos convertimos en okupas y ahí estamos, en la terraza del bar Central, de Rionegro. Un buen remate para la celebración de un día pleno de la alegría sana y saludable. Para otro año más, yo me "ofrezco" ya.









lunes, 19 de noviembre de 2012

III.- VALLELUENGO EN LA EMIGRACIÓN. 1 LOS QUE SE FUERON A AMÉRICA. 1.2. BUENOS AIRES




Foto "Memoria Gráfica de la Emigración Española". Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración.
Baúl en casa de Julián Felipe

III.- 1.- LOS QUE SE FUERON A AMÉRICA. 

1.23.- BUENOS AIRES

SITUACIÓN EN ESPAÑA

Hablamos de los años 1920-1950, período al que nos referimos en este capítulo. La situación social y económica en la España de aquellos años no mejora. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1929) no resuelve las situaciones que provocan las revueltas y los disturbios sociales, las injusticias y la explotación que ejerce la burguesía sobre los trabajadores, la absurda y sangrienta guerra de Marruecos, etc., sino que lo agrava todo aún más, recortando libertades y reprimiendo con más dureza las protestas legítimas (ver “ley de fugas”, actuaciones de las organizaciones paramilitares como Falange, etc., y las consiguientes reacciones de los grupos anarquistas…) Después llegó la República (1931-1936), la guerra civil (1936-1939), la dictadura de Franco, con los primeros años de hambre y de miseria, la cartilla de racionamiento, el estraperlo,…hasta 1950. 
“Campesinos de Zorita
iban a los encinares
a coger esas bellotas
que ni los cerdos ya pacen. 
Con tres civiles Juan López 
llegó a las tres de la tarde, 
un tiro arrancó tres ayes.” 
Alberti 1932

Dejamos eso aparte y nos damos una vuelta por Valleluengo. Sigue el mismo panorama que habíamos pintado en el capítulo anterior, para los años 1920. He hojeado algunos libros y me he fijado en algunos relatos de gente que cuenta su historia como emigrante en esos años, dando sus razones: (“… el largo servicio militar… el hambre… la escasez… éramos muchos en casa… la peste (epidemias)… las guerras… los estímulos recibidos desde Argentina… el escaso horizonte que ofrecía el Viejo Continente (Europa)… ”). Todas esas razones las podemos aplicar a la gente que en esos momentos tomaron la opción de embarcarse y que sea lo que Dios quiera, porque para algunos eso era como tirarse de cabeza al pozo de la aventura. Algunos del pueblo se fueron justo en las vísperas del estallido de la guerra, ¿casualidad? o porque veían que la cosa se ponía fea…

ARGENTINA

Más de la mitad de los inmigrantes que llegaron a Argentina a lo largo del siglo XX fueron españoles. Entre 1857 y 1940 más de 2 millones de españoles emigraron a Argentina[1].
Argentina se convirtió en tierra de promisión, en reclamo de la gente que buscaba un futuro más prometedor. No se trataba ahora de la escapada aventurera de aquellos que iban cargados de codicia a “hacer las Américas”, con la frente calenturienta por la “fiebre del oro” y que luego volvían convertidos en “indianos”[2].


Casa de indianos en Colombres (Asturias)
 Los indianos que mostraban orgullosos sus conquistas, todo un alarde de exhibición de riqueza, que provocaban la envidia y la admiración de todos sus conciudadanos (toda la cornisa cantábrica está repleta de muestras de villas, caseríos de colores atrevidos, con las palmeras - que no fallan en ninguna de las villas -, la verja de hierro forjado rodeando el jardín y el peso implacable del tiempo que ha carcomido tanta avaricia).

Los que ahora[3] llaman a la puerta de la comprensión y de la acogida de esta tierra lo hacen con la sencillez y la inocencia del verso del poeta Francisco Trigo para decir: “abridnos la puerta, que sólo pedimos pan…" No hay otras pretensiones. Dice Mª José González Achaval (www.madrinasd.org/blogs/migraciones): “A comienzos del s. XX había casi tantos inmigrantes como nativos argentinos en Buenos Aires. La mayoría eran simples trabajadores campesinos, jornaleros, de escasa preparación, pero con voluntad de encontrar aquí un futuro. No sufrieron la marginalidad por su condición humilde. Los aquí llamados “gallegos”, aún cuando provenían de distintas regiones de España, instalaron pequeños comercios o almacenes, prosperaron y fueron aceptados con simpatía por los argentinos nativos. Tantos españoles poblaban con sus negocios o pequeños hoteles la Av. de Mayo, que ésta se terminó conociendo vulgarmente como la Avenida de los españoles.”
Bos Aires ten unha gaita
sobro do Río da Prata,
que toca o vento do norde
coa súa gris boca mollada.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Aló, na rúa Esmeralda,
basoira que te basoira
polvo d´estantes e caixas.
Ao longo das rúas infindas
os galegos paseiaban
soñando un val imposibel
na verda riba da pampa.
Feredico García Lorca


EL VIAJE

Baúl retirado en el trastero de María García (Portaje - Cáceres-)
El viaje lo hacen en barco. Las condiciones resultan penosas, aunque van mejorando con el tiempo. El equipaje lo llevan en grandes baúles (acordaos de los “baúles de la Piqué. "Viajas más que los baúles de la Piqué"[4]”). Son habituales las largas esperas –de varios días- en el puerto, “aguardando” la llegada del barco para embarcar.
A la llegada presentaban los “papeles” necesarios para poder entrar: certificado médico, certificado laboral, certificado de buena conducta, pasaporte… En la oficina de Inmigración quedaba oficialmente registrado y le alojaban en el Hotel del Inmigrante donde se les daba hospedaje y comida durante 5 días. Allí mismo se les ofrecían servicios gratuitos de correo, colocación laboral y cursos de capacitación[5]. Generalmente los que llegaban habían sido “reclamados” por los parientes que ya estaban residiendo allí. El “reclamo” lo hacían a través de una carta (la “carta de llamada” - en España "carta de reclamación" - ), en la que se demostraba que “se tenía un oficio, que no había problemas de salud, que no se era mendicante y que nunca se había tenido problemas con la justicia”.[6]


VALLELUENGO EN BUENOS AIRES


¡Partid, y Dios os guíe!..., pobres desheredados,
para quienes no hay sitio en la hostigada tierra;
partid llenos de aliento en pos de otro horizonte,
pero... volved más tarde al viejo hogar que os llama.
¡Volved!
Rosalía de Castro



Tengo noticia de 21 personas del pueblo que emigraron a Buenos Aires: El ti Isidoro Gallego, el ti Justo Gallego, el ti Bernardo Aparicio, el ti Paulino y el ti Feliciano, Manuel Toledo y sus hijos: -Vicente, Julia y Anita-, Manuel Ferreras, Francisco Toledo, Mariana Ferrero y sus hijos: -Antonio y Manuel-, Avelino Fuente y Consolación Prieto, con su hijo Aureliano, Santos Fuente, Agustín Fuente y Constancia Gallego, con su hijo Martín(7)



El ti Isidoro, el ti Justo y el ti Bernardo siguieron el curso de los versos de Rosalía de Castro y volvieron más tarde al viejo hogar. Los demás se quedaron y se afincaron de por vida en la tierra que les dio acogida al otro lado del mar.



Mariana Ferrero.- Hermana de Antonio Ferrero (padre de Santiago, Antonia, Generosa, Federico, Natalia, Modesto). Se casó con alguien del pueblo, de apellido Ferreras (no es seguro). Se fue ella sola a Buenos Aires y, una vez que se instaló allí, volvió en busca de sus hijos (en torno a 1925-1930)[8]
Paulino y Feliciano Colino.- Hermanos del ti José (marido de la ti Petronila), de la ti María (madre de Ernesto, Adoración, Petronila y Juliana) y de la ti Consuelo (madre de Gregoria, Remedios, Fidela, Carmen, José, Quico y Clemente). Algunos de sus hijos se llaman también Feliciano y Paulino[9]
Manuel Toledo.- Hijo del ti Vicente. (Vicente-hijo volvería al pueblo a finales de los años 50 para vender las propiedades -casa y tierras-). Anita es de la edad de Herminia Santiago, de la que dice que guarda un recuerdo entrañable.
Francisco Toledo Ferrero.- Hermano de la ti Obdulia (madre de Herminia, Toribio, Guadalupe, Cesárea y Magdalena). Se casó con una señora de Olleros[10]
Manuel Ferreras.- Hermano de Isabel, Consuelo y de Tomás Ferreras. (Conservo un vago recuerdo de cuando vino de visita al pueblo, mediados de los años 50. Debió de ser en fechas cercanas a las matanzas porque los mozos cantaban, celebrando la ocasión, al son de la canción “Ondiñas veñen, ondiñas veñen e van…”: “Mata el porquiño, / mata el porquiño, / mata el porquiño, Sabel. / El porquiño no lo mato / hasta que venga Manuel.”
Avelino Fuente Fuente.- Hijo de la ti Obdulia y del ti Martino (padres de Tomasa, Avelino, Santos, Genoveva, Agustín, Celestino, Ascensión). Estuvo en Cuba con Benigno Gallego (ver capítulo anterior). Regresó al pueblo, se casó, nació su hijo Aureliano y emigró a Buenos Aires. Después volvió en busca de su mujer y de su hijo.
Consolación Prieto.- Hermana de la ti Concepción, de Laura y de Rogelio. Casó con Avelino.
A mediados de los años 60 vinieron de nuevo al pueblo. (Llegaron a Madrid y preguntaron a un soldado dónde quedaba la estación de autobuses. El soldado fue amable y les informó debidamente. Pero, Avelino siguió preguntando, ¿y vos de dónde sos? – Yo soy gallego, pero vivo en un pueblo de Guipúzcoa, que se llama Oñate – ¡La pucha!, y allí vive mi hermano, que se llama Ascensión – Pues da la casualidad de que yo soy muy amigo de sus hijos… ¡Vaya por Dios, hombre!)
Aureliano Fuente Prieto.- 
Aureliano en Valleluengo (año 2002)
Hijo de Avelino y de Consolación. Se fue con sus padres cuando ya contaba con 9 ó 10 años. 
(El mismo me ha contado en más de una ocasión que era un trasto, muy travieso. Apenas empezó a dar los primeros pasos y un buen día le dio el gran susto a su madre. – ¡Dios mío!, ¿dónde se habrá metido el rapacico? Lo buscaron por todos los rincones y al final lo fueron a encontrar a media escalera subiendo a la torre de la iglesia, gateando, claro).
 Volvió al pueblo en el año 1963, él solo y en el año 2002, acompañado de Pilar, su mujer.
- José Fuente Prieto.- Es hermano de Aureliano. Un soltero de oro (aviso). Vino al pueblo en el año 1986.
- Omar y Daniel Fuente.- Hijos de Aureliano y de Pilar. Daniel vino dos veces al pueblo. Omar aún no lo ha hecho, pero lo hará.
Santos, la abuela Obdulia y Celestino,
antes de embarcar en Vigo,año 1955
Santos Fuente Fuente.- Hermano de Avelino. Se fue con 18 años. Llega a Buenos Aires y se emplea en el reparto y venta de la prensa. Allí se casa con la italiana más guapa de Argentina, con Beatriz Sartore. Vuelve de vacaciones al pueblo en el año 1955 (año arriba, año abajo). Le recuerdo en la distancia: cara agitanada, bigote, las arrugas en la cara, los ojos vivarachos, las bromas que le gastaba a su hermano Celestino…

- Haidé, Hugo y Ana María Fuente Sartore.- Hijos de Santos y de Beatriz. Carlitos Balaguer y Tito Meschini.- Maridos respectivamente de Haidé y de Ana María. Stella y Fabián (hijos de Haidé), Yeshica, Gisela, Matías y Pablo (hijos de Ana María). Matías o Tamura vino al pueblo y se enamoró hasta de las piedras. Pablo vino también en las Navidades pasadas y, aunque lo suyo era el fútbol, buscó también aquí el rastro de sus raíces.
Agustín Fuente Fuente.- Hermano de Avelino y de Santos. Emigró en el año 1946. Antes había sido concejal y alcalde. Fumaba como una curacha y, por ese motivo se ganó el mote cariñoso de “Curacha”. (Angel, el hijo menor, cuenta aquí con detalle su historia de emigrante).
Constancia Gallego.- Hermana de Enrique, Rafael, Primitivo, Amparo y Evangelina. Casó con Agustín.
Martín Fuente Gallego.- Hijo de Agustín y de Constancia. Sus padres le llevaron con ellos cuando apenas contaba con cuatro meses y medio. Vino al pueblo con José Fuente Prieto en el año 1986.
Agustín y Constancia vinieron al pueblo en el año 1993. 47 años sin regresar. Tanto tiempo fuera que al llegar aquí miraban con perplejidad y asombro lo que veían a su alrededor, no coincidían las imágenes que aún conservaban con nitidez, grabadas en la retina, de los paisajes del pueblo en los años 40 y lo que ahora tenían delante de sus ojos. – (Llevame hasta la Duerna, me dijo un día Agustín – Ya estamos en la Duerna, esa es la fuente –  ¡Y nooo…!, ¡cómo no voy yo a conocer la Duerna, si vine muchas veces con el ganao…y esto no es… vos me querés engañar…)
Enrique, Carlitos, Ricardo y Angel Fuente Gallego.- Hijos de Agustín y de Constancia. Ricardo (otro soltero de oro) y Angel vinieron al pueblo el mismo año que sus padres.

NOTA.- Me he extendido más con las familias de Avelino/Consolación, Santos/Beatriz y Agustín/Constancia, no porque sean mis tíos, sino porque tengo más información. Prometo que incluiré aquí toda la información que consiga sobre el resto de las personas.
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LA MEMORIA DEL PUEBLO


Los que se fueron llevaron consigo la memoria del pueblo y esa memoria echó raíces en sus hijos y en sus nietos. Yo percibo cada vez que me comunico con los primos de allá la vibración de una añoranza, la nostalgia de la ausencia, como un desgarro en el alma. Sentimientos transmitidos y que permanecen porque fueron hondos, fueron de verdad. Ellos sienten a Valleluengo como algo suyo, personal, que les pertenece.

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Para josé fuente ferrero

Como estás José, tanto tiempo?


 Estuve ojeando un poco el blog,que por cierto es muy interesante, y no sé si será mucho el aporte mío, teniendo en cuenta que vos bien sabes, José, que  soy el menor de los cinco hermanos y, no estando mis padres ni Martín, debo recurrir a la memoria.
Fines de 1800 (creo que 1887) regresa a España mi abuelo materno (Isidoro Gallego), luego de haber vivido en la capital de Buenos Aires unos pocos años, enviudó y no tuvo hijos. Aquí trabajó para una familia pudiente, aunque no sé bien de qué. En España se casa nuevamente y creo tiene seis hijos de los cuales mi madre Constancia es la mayor.
  29 de Diciembre de 1945 (no sé si le erro por uno,  o 1946) nace Martín, y con cuatro meses y medio lo traen mis padres, partiendo del Puerto de Cádiz el 17 de mayo de 1946 y llegan a Buenos Aires el 17 de junio, exactamente un mes embarcados en el vapor "Cabo de Hornos" que, por cierto, siempre contaba mi padre que era el último viaje del barco.
  Aquí los esperaba el tío Santos, que había llegado de España a los 18 años y el tío Avelino, que vino mucho después solo, habiendo dejado a la tía Consolación y a su hijo mayor, Aureliano, en España, con la finalidad de afianzarse en esta tierra para luego volver a buscarlos. Mis padres llegaban con 25 mamá y 30 papá, bastante jóvenes, por cierto.
  Para esos tiempos el tío Santos ya trabajaba en la distribución de diarios (periódicos) en una amplia zona de Buenos Aires y, por lo tanto, el tío Avelino ya estaba integrado con él  y mi padre se puede decir que ya llegaba con trabajo apenas bajó del barco. El manejo de la distribución y venta de diarios siempre estuvo muy ligado a los españoles, igual que la gastronomía y los bares, que de hecho lo siguen haciendo los hijos y nietos hoy en día.
  La emigración en algún punto "duele", y lo digo con el recuerdo de haber escuchado a mis padres vivir muy pendientes primero de sus padres y luego de sus hermanos, teniendo en cuenta que la única forma de comunicarse con ellos era por medio de las cartas, que los primeros años estimo que viajarían en barco y después en avión, y con la incertidumbre de no saber cuándo podrían volver a verlos. Recuerdo a mi padre que siempre decía que el día anterior a mi nacimiento (26 de octubre) había fallecido mi abuela, su madre, y él se enteró obviamente mucho después. Mis padres siempre añoraron su tierra, y eso se notaba en los comentarios de su "Valleluengo querido". Puedo asegurar que yo ya conocía el pueblo de tantos detalles que ellos nos contaban.
  Y la vuelta fue el 11 de junio de 1993, recuerdo como si fuera hoy la llegada al pueblo y los fuegos artificiales del primo Ignacio, eran muchos años. Era una mezcla de alegría y dolor, mis padres sabían que venían por un tiempo para volver a despedirse de sus hermanos y su tierra. Cuando estuvo la oportunidad de volver en el 97 mi padre prefirió no viajar, él dijo que  se había  despedido de su hermano con tanto dolor que no podría volver a soportarlo, por esto y otras cosas yo fui testigo de que la emigración duele.
  Como dice en su canción el argentino León Gieco,"desahusiado es el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente". Ellos, como tantos, tuvieron que ir a buscar lo que  su tierra en ese momento no pudo darles, algunos por un tiempo y otros para siempre.

  A propósito, una producción Argentino-Española: "Vientos de agua", refleja perfectamente la época de la inmigración, está muy buena y se la puede ver on line.
  Bien, José, seguramente faltarán algunos detalles que no tendré tan presentes en este momento, pero a grandes rasgos es esto, te mando un abrazo grande a la distancia y, como siempre, digo ojalá nos veamos pronto.-


      Angel Fuente





[1] Emigrantes españoles
Año
Nº emigrantes
Año
Nº emigrantes
Año
Nº emigrantes
1857-1860
1,819
1911-1920
181,478
1971-1980
363.550
1861-1870
15,567
1921-1930
232.637

1871-1880
24,706
1931-1940
11.286

1881-1890
134,492
1941-1950
110.899

1891-1900
73,551
1951-1960
715.681

1901-1910
488,174
1961-1970
540.100



[2] Los indianos se convirtieron en líderes locales en la época del caciquismo (finales del s. XIX y comienzos del s. XX), período en el que grandes contingentes de jóvenes, especialmente de regiones con fácil salida al mar, como Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco, Cataluña y Canarias, se vieron obligados en esa época a lo que se denominaba "hacer las Américas"emigrar en busca de una mejor fortuna en países iberoamericanos como Brasil, Cuba, Argentina, Uruguay, Venezuela, México. En algunos casos acudían reclamados por sus familiares ya establecidos en esos lugares., formándose negocios familiares de notable éxito. La mayor parte no tuvieron tanta fortuna, y no encontraron mejor destino en América que la pobreza de la que huían. (Wikipedia)
[3] A los que nos estamos refiriendo en este capítulo.
[5] Memoria de la emigración Castellana y Leonesa. Juan A. Blanco y José Mª Bragado.
[6] Idem
[7] Información: Modesto Ferrero, Herminia Santiago y Remedios Gallego (los tres con memoria de elefante,  a quienes les agradezco los datos que me aportan),
[8] Información: Modesto Ferrero.
[9] Información: Modesto, Herminia y Remedios.
[10] Información: Herminia Santiago


En la pileta
Hijos y nietos de Agustín y Constancia. Con ellos está también José Fuente Prieto (posa la mano sobre el niño de Angel)
Pilar, mujer de Aureliano, con su nieta


Agustín en Valleluengo, año 1993
Agustín y Constancia con sus hijos




Tito, Ana María, Haidé y Carlitos
Matías o Tamura

Pablo o Pablito abarcando el carballo de Retaduña.