viernes, 22 de febrero de 2013

XII.- LA CONCENTRACIÓN PARCELARIA








Con mi arado abro los surcos
con mi arado escribo yo
páginas sobre la tierra
de miseria y de sudor.

  (En la plaza de mi pueblo. Canción cantada por los republicanos durante la guerra civil. 
Posiblemente fue escrita por Federico García Lorca)


Foto 6/02/2013 (Cielo plomizo / amenaza lluvia. /
Amarga la soledad. / Duelen las penas, / que no
se van... / que se quedan...)
Nos situamos de nuevo en el contexto del tiempo. Estamos en los primeros años de la década de los 70 (puede que en el 73 ó 74). Hay nubarrones sobre el cielo de Valleluengo, que amenazan la propia existencia del pueblo: (la gente se ha ido y los que van quedando guardan pocas esperanzas de poder continuar, de poder aguantar; las administraciones se han distraído y no se acuerdan para nada de las necesidades, de las penalidades: la falta del agua - las infraestructuras: carretera de acceso, calles, alumbrado y teléfono público...)
Un buen día hay unas personas que reaccionan y remueven los ánimos de la gente del pueblo: - hay que pagar la contribución de los comunales - hay que movernos para reclamar los derechos que hasta ahora se nos han negado - hay que... - Hay que conseguir que nuestro pueblo sea un lugar habitable y, por tanto, deberá disponer de los servicios y equipamientos mínimos para que podamos vivir con un mínimo de dignidad y los que se han ido puedan seguir viniendo en vacaciones o, incluso, hasta pudiera darse el caso de que algunos regresaran y emprendieran aquí una nueva vida... (¡ojo!, que estamos en plena crisis económica -1973, crisis del petróleo-, y hay fábricas que cierran... y despidos... y un paro galopante -en 1973 había un 2,3 % de paro y en 1985 un 22,5 %-).

Y LA CONCENTRACIÓN PARCELARIA, ¿PARA QUÉ?
Las Mayadas, antes tierras de trigo (...cualquiera atina
con los térmanos...)

¿Qué tiene que ver lo de la concentración parcelaria con todo lo anterior? Tiene que ver y mucho, porque es una idea que está en esa misma línea de recuperación del pueblo. Para recuperar la memoria, la memoria de las tierras. (- "Se nos mueren nuestros viejos y los que quedamos no somos capaces de recordar nada de lo que nos dejan: las tierras - las linderas - los praos - los castaños... nada... y más de la manera que está todo: llenico de monte y de maleza... cualquiera atina con los térmanos... va a quedar todo priao, como tierra de nadie, si no... al tiempo..."). 
La concentración parcelaria consiste en reunir (concentrar) en unas pocas parcelas todas las fincas de cada propietario. Además de formar las parcelas trazan la red de los caminos que dan acceso a las mismas. La ventaja es evidente. Cada propietario reconocerá sin ninguna dificultad cada una de sus fincas, podrá hacer con ellas lo que le apetezca, tal vez cercarlas, cultivarlas, limpiarlas y aprovechar la leña... ¿Y los caminos? - ¡hombre!, ¿qué me dices?, aunque sólo sea para salir a andar... 

EN MARCHA

Valleluengo, también en esto, fue uno de los primeros pueblos de la comarca que solicitó la concentración (los más cercanos que la pidieron en aquellas fechas están por la zona de Villardeciervos y creo que alguno en Sanabria). El papeleo y las burocracias fueron engorrosas y lentas. Era necesario reunir todas las firmas de todos los propietarios de tierras del pueblo, que fueran propietarios al menos del 90 % de la totalidad de las fincas (este era el requisito principal, sin él no había concentración).

Campos de cereal en Tierra de Campos
Así que ahí nos pusimos de nuevo de gira con aquel coche viejo (me suena que era un dauphine o algo así. Me acuerdo de que las puertas no cerraban y, cuando aparcábamos, Bernardino miraba de reojo a un lado y a otro, por si había algún goloso que le quisiera echar mano al coche. Metía la llave en la cerradura de cada puerta y hacía el simulacro de cerrarlas). La gente firmó. La mayoría lo hacían convencidos de que aquello era bueno, que era un bien para ellos mismos y para el pueblo. Todos habían oído hablar de historias, de trapicheos, de enfrentamientos por mor de la concentración parcelaria. Todos ponían algún ejemplo, pero todos terminaban siempre con la misma conclusión: - "De cualquier modo, en la concentración parcelaria siempre pasa lo mismo y es que el que más pierde, al final sale ganando" (Eso lo contaban por los pueblos del Tera, de Vidriales, de Tábara, donde hacía años que ya se había hecho).
En Valleluengo quedaron 4 por firmar. Cuatro vecinos que se opusieron desde el principio a la idea y dijeron que no. Sin embargo, como se cumplía el requisito del 90 % de la propiedad de la tierra (el total de las propiedades de los firmantes pasaba con mucho de ese porcentaje), se entregó la solicitud y fue admitida a trámite.

POR FIN, APARECE EL DECRETO
Pequeño huerto. El minifundio es una de las características
de la propiedad del terreno en el pueblo y comarca.

DECRETO 75/1988 de 28 de abril, por el que se declara de utilidad pública y urgente ejecución la Concentración Parcelaria de la zona de Valleluengo (Zamora).
P.A. Decreto 21/1988
Fdo.: JESUS POSADA MORENO

Fecha del Boletín: 03-05-1988        Nº Boletín:   84 / 1988
DECRETO 75/1988 de 28 de abril, por el que se declara de utilidad pública y urgente ejecución la Concentración Parcelaria de la zona de Valleluengo (Zamora).
Los acusados caracteres de gravedad que ofrece la dispersión parcelaria de la zona de Valleluengo (Zamora), puestos de manifiesto por los agricultores de la misma en su solicitud, motivaron la realización, por la Dirección General de Reforma Agraria, de un estudio sobre las circunstancias y posibilidades técnicas que concurren en la citada zona, deduciéndose de dicho estudio la conveniencia de llevar a cabo la Concentración Parcelaria por razón de utilidad pública. En su virtud, a propuesta del Consejero de Agricultura, Ganadería y Montes, y previa deliberación de la Junta de Castilla y León en su reunión del día 28 de abril de 1988,
DISPONGO:
Artículo 1.º-Se declara de utilidad pública y urgente ejecución la concentración parcelaria de la zona de Valleluengo (Zamora).
Art. 2.º-El perímetro de la zona estará formado por el anejo de Valleluengo del término municipal de Rionegro del Puente (Zamora). Dicho perímetro quedará, en definitiva, configurado de acuerdo con lo previsto en el artículo 172 de la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario de 12 de enero de 1973.
Art. 3.º-Se faculta a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes de la Junta de Castilla y León, para dictar las disposiciones complementarias que requiera la ejecución de lo dispuesto en el presente Decreto.
Valladolid, 28 de abril de 1988.
El Presidente de la Junta de Castilla y León. Fdo.: JOSE MARIA AZNAR LOPEZ
El Consejero de Agricultura, Ganadería y Montes, P.A. Decreto 21/1988 Fdo.: JESUS POSADA MORENO


Habían pasado casi 15 años desde que se solicitó y ya nos habíamos olvidado de aquello que se había pedido con tanto empeño. No obstante, la gente acogió la noticia con entusiasmo. Muchos de los propietarios que estaban fuera, (jubilados y, por tanto, con todo el tiempo por delante) se pasaron largas temporadas en el pueblo y acompañaron a los técnicos en la labor de reconocimiento y localización de las tierras. Cada uno fue anotando la relación de las fincas de la Hoja de Arriba y de la Hoja de Abajo, revisando la extensión y las calidades de cada una (de 1ª. de 2ª, de 3ª...). Además, que les habían dicho que, si se les entregaban las particiones que los padres hubieran hecho a favor de los hijos, éstas aparecerían ya repartidas en las parcelas correspondientes, con lo cual menudo peso que se quitaban de encima. 



Y ALLÍ SE ARMÓ LA MARIMORENA


Ganao de ovejas en los Gurduncillos.
Actualmente se encuentra en fase de Proyecto habiéndose publicado con fecha 1 de octubre de 1994.
El perímetro de la zona de concentración parcelaria afecta a una superficie de 1027 hectáreas, aportadas por 138 propietarios, en 12790 parcelas. Se han atribuido 931 fincas de reemplazo. (TOTAL DE PARCELAS)

Declaración de Utilidad Pública de la Concentración Parcelaria:
Si las conclusiones del Estudio Técnico Previo y el procedimiento ambiental así lo justificaran, la Dirección General promoverá la publicación en el Boletín Oficial de Castilla y León, de la Norma que establece la ejecución de la zona de concentración, en el que se especificará la declaración de utilidad pública y urgente ejecución, la determinación del perímetro,.. afectando a todos los propietarios y parcelas del perímetro que establezca, siendo obligatoria la concentración para todos.
(Antes de nada tengo que aclarar que yo lo único que intento en este capítulo es narrar la historia de los hechos. Me limito a hacer la crónica de algo que ocurrió. Lo que escribo es nada más el reflejo de lo que yo vi y viví. Lo que sentí me lo guardo.)

Escuela nueva
El centro de operaciones estaba situado en la escuela nueva. Hasta allí llegaban los dos técnicos (los ingenieros, que diría la gente), que atendían las consultas y recogían todos los datos. Y allí mismo, un día cualquiera se expusieron los resultados del primer reparto de parcelas... y allí se armó y empezó el guirigay: (-"...A mí me han dejao sin nada... - Ya ves, yo tenía tanto o cuanto aquí y me han mandao a tomar pol... - Las tierras que yo tenía allí, los carros de trigo que les sacaba y mira, lo que me han dao no valen ni pa dar cardos... - Nada, hombre, pa esto mejor que se quede todo como está... - Joder, si es que lo mejor se lo han dao a fulano, a mengano y a zutano... - Así que por mí, que le den..."). Ese era el ambiente que se respiraba. Un enfado morrocotudo, decepción general, cabreo. La mayoría de la gente se mostrada frustrada y disconforme con lo que le habían dado.

QUÉ SE PODÍA HACER

Esas situaciones no eran nuevas y no se producían sólo en el caso de Valleluengo. Eran comunes a todos los pueblos. Era materialmente imposible que los técnicos acertaran a la primera para que todo el mundo quedara conforme. Así que en el proceso estaban previstos los pasos a seguir, de manera que se abría un período de reclamaciones, que deberían ser individuales. Los técnicos les explicaron a la gente todo lo que tenían que hacer para reclamar y les pusieron el acento en lo de "individuales". Les dijeron también que siempre procuraban atender y resolver todas las quejas hasta el máximo posible. (Tenemos un ejemplo cercano al pueblo: en Molezuelas -que hicieron la concentración poco más tarde- hubo hasta ocho repartos, después de atender todas y cada una de las reclamaciones presentadas, hasta que la mayoría de la gente quedó satisfecha).

Camino de concentración parcelaria en La Milla
QUÉ ES LO QUE SE HIZO

He dicho antes que la mayoría de la gente estaba cabreada con el reparto. El revuelo era general y, ya se sabe, que a río revuelto, ganancia de pescadores. En este caso los pescadores fueron algunos de los que no habían firmado la solicitud y que, desde los inicios de todo, estaban en contra de la concentración y se apuntó con ellos alguno de los que sí habían firmado. La cuestión es que estos pescadores echaron mano del secretario del ayuntamiento -experto en estas lides- y redactaron un escrito que pasaron a la firma de la gente cabreada.
Yo he hablado después con personas que firmaron el escrito y me han comentado que ellos lo habían hecho para mostrar su disconformidad con la forma como se habían hecho las cosas, que siempre pensaron que aquello era una reclamación hecha en grupo para que tuviera más fuerza, pero que nunca habían pensado que aquello iba a tener las consecuencias que tuvo.
El hecho es que el escrito decía lo que decía. Yo no sé cuántos de los que lo firmaron fueron conscientes de que la palabra RENUNCIA... ("...los abajo firmantes... renunciamos a la concentración parcelaria...") significaba la paralización, el cierre definitivo del proceso de concentración parcelaria en el pueblo de Valleluengo (entre otras cosas porque el requisito imprescindible del 90 % de la propiedad de la tierra ya no se cumpliría).

...va a quedar todo priao, como tierra de nadie,
 si no... al tiempo...
Algún tiempo más tarde tuve la ocasión de hablar con la letrada que  le tocó ver el caso. Me comentó que se había sentido sorprendida porque era la primera vez que veía una cosa así: un espantón a la primera (fueron sus palabras), sin mediar reclamaciones, agotar los plazos, seguir los pasos que marcaba la ley, etc. Le parecía inaudito que la gente pudiera renunciar a algo por lo que habían luchado y que iba a reportar beneficios para cada propietario y para el pueblo. Yo le pregunté a ver qué se podría hacer para corregir lo que se hubiera hecho mal y me contestó que nada, no se podía hacer nada, ese proceso había quedado finiquitado porque parte de los propios propietarios habían renunciado voluntariamente a que se les adjudicasen las parcelas. Lo único que pueden hacer ustedes, me dijo, es comenzar un nuevo proceso -si les quedan ganas y ánimos suficientes, claro- y eso supone volver a recoger las firmas, es decir, cursar una nueva solicitud, etc.

OPINION PERSONAL

Antes dije que me guardaba lo que yo sentí ante estos hechos. Sólo quiero subrayar la idea de que la mayoría de los que firmaron ese escrito no se dieron cuenta de la trascendencia que podría tener y, si fueron conscientes de ello, lo hicieron cegados por el cabreo del momento (yo no encuentro otra explicación). Sea como sea, el haber renunciado a la concentración parcelaria ha sido, en mi opinión, una de las mayores torpezas que se han cometido en el pueblo de Valleluengo. Fue un error, un gran error.

Y AHORA NOS QUEDAMOS SOLOS

Vista del pueblo, dormido tras la niebla
Fuimos de los primeros que nos pusimos en la fila. Luego hemos visto que han concentrado en Molezuelas, en Peque, antes en La Milla. Ahora lo están haciendo en Rionegro y en Villar. Puede que Santa Eulalia también lo haga. Valleluengo queda aislado, refugiado en su isla silenciosa.
Antes tan lanzados y ahora... ¿qué es lo que nos pasa AHORA...?

sábado, 9 de febrero de 2013

XI.- EL BAR O EL CPU.


El bar del pueblo (el CPU  - Club Pueblo Unido -) era el epicentro desde el que se movía todo. Era la base, fue el centro de operaciones. Un lugar de encuentro y de convivencia, de camaradería. Los mejores ratos y los mejores tragos. Es difícil entender todo lo que sucedió en Valleluengo durante todos aquellos años, si no hubiese existido el bar. En la memoria de los días y las noches del mes de agosto permanecen los recuerdos imborrables de las cenas, las partidas del tute cabrón, las reuniones, las chácharas de sobremesa. El bar fue la clave, jugó un papel fundamental en la vida del pueblo. 

LA ESCUELA VIEJA

El local que ocupa el bar fue en su día escuela, fue la escuela vieja. Yo no sé cuándo fue, no me he documentado sobre las fechas en que se construyó, pero sé que los que andan rondando ahora los 90 asistieron de rapacines a esa escuela con la maestra Dª Filomena. Eso quiere decir que nos metemos a finales de los años 20. Yo no sé, pero tiene toda la pinta de haberse construido bajo el influjo de la corriente cultural que entonces inundó España (años de la República – 1931 / 1936 –, una de las épocas en las que más se apoyó y se extendió la escuela pública). Lo que yo sé es que se levantaron las paredes sobre un solar que antes había sido una charca (“traíamos las carretas de bote en bote, llenas de rebollos, de la Raya… los echábamos allí… y se tragó unas cuantas carretadas…” – me lo contó Isidoro Toledo). Y sé también que, tanto la escuela como la casa de la maestra (que ocupaba lo que es ahora la cocina y la terraza) las construyó el pueblo (aportación vecinal). 

Yo, ¿qué queréis que os diga?, pero recuerdo con nostalgia aquellos años y aquellas paredes. (Bueno, para ser justos, no todo son nostalgias, ¿vale? Todo no. Aquel bofetón de doña… o la vara ligera de fresno sobre los dedos en punta… o el mismo “Cara al sol”, etc, etc., … Nos entendemos ¿no?.. Pues, claro, eso como que no, a mí esas cosas no me conmueven los sentimientos de las nostalgias). 

Foto enviada por Emiliano a Foro
Valleluengo (2008). Me permito
publicarla sin tu permiso. Te
debo un cubata... o dos.

Sí, efectivamente, allí estábamos amontonados los rapaces y las rapazas, mezclados como sardinas en lata (contad los que hay en la foto, 49 más la maestra). Luego aparecen las anécdotas, muchas y variadas. Yo, entre otras cosas, me acuerdo del frío. No había calefacción (las yemas de los dedos esperando el aliento caliente de la boca para desentumecerse y poder manejar el pizarrín para escribir el dictado o las cuentas sobre la pizarra –no el encerado, no, me refiero a la pizarra de mano, que llevábamos cada uno–). La primera estufa de leña la pusieron siendo maestra una tal Dª Emilita (¿año 1955?). Debajo de la mesa de la maestra había un brasero y los más espabilados, los que ya rondaban o pasaban de los 14 y les asomaba  la sombra del bigote (como si fuera una credencial o un salvoconducto que les daba alas al atrevimiento), se arrimaban sin remilgos buscando el calor agradecido de las brasas y, claro está, más de uno se “calentaba” más de la cuenta. Años después les he oído comentar a estos mismos que las maestras de antes sí que “enseñaban”, ¡dónde va a dar con las de ahora! (Y es que las mujeres, incluidas las maestras, no empezaron a utilizar el pantalón como prenda de vestir hasta finales de los años 60). 


Y AQUELLO SE PUSO EN MARCHA

 La verdad es que daba un poco de no sé qué convertir aquel local en bar, casi sonaba a profanación. Un lugar donde antes hubo el silencio y el respeto. Pero no había otra opción. Cuando empezaron a removerse las aguas y todo aquello del pueblo empezó a rebullir con propuestas, con iniciativas, etc., se echaba en falta un lugar, un espacio donde reunirnos y hablar. Y ese fue el origen. De ahí partió la idea[1]. – “Tenemos la escuela vieja…” – “Ya, pero, la gente… ¿qué dirá la gente?... ¿y el Ayuntamiento?..., porque, aunque el local sea propiedad del pueblo, el Ayuntamiento reza como administrador…” – “Y los permisos… (que no nos olvidemos de que Franco seguía con sus “monterías y sus cacerías” por los montes y los llanos…, que lo de la flebitis (de eso murió ese señor) no le tocaría hasta bastantes años después… y acuérdate de que estaban prohibidísimos en aquel entonces los derechos de reunión, asociación etc….)


A pesar de todo, nos pusimos en marcha, rompimos las barreras y nos arriesgamos. Aprovechamos los puentes del Pilar hasta las vacaciones de Semana Santa de aquel año y se hizo la obra mayor: el suelo del bar (antes de tabla, ahora hormigonado), la barra, las paredes –enfoscar, encalar– … y allí empezó todo. Puedo dar fe de que yo nunca he visto tanto derroche de energía, tanta ilusión a flor de piel. A tope, todos a tope. Daría el nombre de todos, como homenaje y reconocimiento. Quedó constancia de todo aquello en el nombre. Un nombre exacto y preciso para el objetivo o para el ensueño del proyecto que empezaba: “Club Pueblo Unido”, el nombre o logotipo sobre el frontispicio de la barra y grabado en el cartel luminoso de la entrada. (Artistas, artistas de corazón, que no se dan ni una pizca de importancia, que diseñaron, pintaron o grabaron los nombres, y que ahí los tenéis cada agosto echando la partida o tomando unos vinos…)


Después siguió la ola incontrolable que nos llevaba y que nos arrollaba en los aires de aquellos años mágicos. Continuaron muchas manos más y fueron otros ánimos de otras generaciones, que también vinieron con ganas y con el empuje suficiente para que las risas no se apagaran, de manera que todo aquello cuajó y salió adelante. 


AHORA, A VER CÓMO NOS ORGANIZAMOS (ORGANIZACIÓN, ESA ES LA CLAVE) 

No todo era coser y cantar. Había que encauzar aquel raudal de sentimientos desbordados. Las primeras dificultades se estrellaban sobre las barreras de las burocracias. Los permisos. ¡A buena parte nos vamos a ir si los papeles no están en regla! (Los guardias anduvieron “pescudando” por ver si aquello reunía los requisitos legales y, de paso, ver por dónde nos podían meter mano – órdenes superiores, se justificaban ellos –). Se solicitó la licencia correspondiente al gobernador civil, con la autorización y visto bueno del Ayuntamiento (ver copia adjunta). 





Superados los escollos de los permisos, es necesario atender a la dinámica del funcionamiento, de manera que se moje todo quisqui y que no penquemos, o sea, que los balances no nos salgan negativos. Creo que todos entendimos perfectamente que aquel invento, que no tenía ni amos ni criados, porque era un empeño colectivo, sólo podría funcionar si conseguíamos ponernos de acuerdo en una serie de requisitos mínimos. Y así sucedió. Partíamos de la asamblea. Cada agosto era lo primero que se hacía. En los primeros días nos reuníamos, se hablaba, se elegían responsables y se decidían cosas como las siguientes: 


· La junta directiva, (tres personas) se encargaba de las compras, de los pagos y del control diario de los ingresos. 


· El listado de camareros/as. Dos cada día, no había día que no hubiese gente dispuesta. Puede que algún sábado o domingo noche, pero enseguida salían repuestos. (Os recuerdo que eran mayores las tareas entonces, no había agua corriente y había que buscarla en la fuente). 


. Se consensuaban los precios de las consumiciones.

· Se ajustaban las normas. – La barra estaba reservada en exclusiva para los camareros/as de turno o la junta directiva (prohibido que nadie entre a servirse o a servir, a pagar o a cobrar… eso es coto cerrado de la pareja de camareros/as).


· Los ingresos se anotan en el libro diario, firman los camareros/as, certificando la recaudación del día y firma el tesorero el recibí. 


· La junta da cuentas cada año a la asamblea sobre la gestión de ingresos, gastos y movimientos bancarios.

. Y las llaves... Sólo había una llave. Cada pareja de camareros/as entregaba a los que entraban al día siguiente la llave y el dinero en monedas para los cambios.

Y aquello funcionó. Los balances fueron suficientemente consistentes como para permitirnos el lujo de aquellas orquestas en las fiestas y poder sacar también para las obras de rehabilitación del edificio[2]. 








[1] Para ser justos, había además otros motivos. En aquellos agostos había pocos días –pocas noches–  en las que la mayoría de los muchachos del pueblo se quedaran quietecitos y sin hacer bulla en el pueblo. Había dinero para gastar y raro era el día que no estuvieran en carretera, cenas y copas y peligros de que ocurriera cualquier día cualquier accidente. Ese fue otro motivo: “requedar” a los jóvenes en el pueblo… que beban en el bar, al lado de casa.
[2] El dinero de algunas obras, como el techo y las paredes de la cocina, lo ha puesto el Coto de Caza.

EL MEJOR BAILAOR SIN CASTAÑUELAS

TENGO QUE PEDIR DISCULPAS Y LO TENGO QUE HACER, ENTRE OTRAS COSAS, PORQUE SI NO ME CORREN A GORRAZOS. RESULTA QUE EN EL CAPÍTULO ANTERIOR, "NOS VAMOS AL TEATRO", CITÉ LOS NOMBRES DE LOS QUE INTERVINIERON EN LA REPRESENTACIÓN DE LA OBRA "CARBALLEDA, COMARCA OLVIDADA" Y ME OLVIDÉ DE UNO. ME OLVIDÉ DE JESÚS FUENTE, QUE HACÍA EL PAPEL DE PEPE. YA ME ECHÓ LA BRONCA Y ME DIJO DE TODO. ASÍ QUE AHÍ QUEDAN LAS DISCULPAS Y LA RECTIFICACIÓN.


viernes, 8 de febrero de 2013

UN AÑO MÁS LLEGÓ SAN BLAS.



Oigo sonar una gaita,
oigo sonar un tambor.
Baila la gente del pueblu,
es la fiesta del patrón.

                             Cantar asturiano


Este año con cartel anunciador y todo. Vamos avanzando. - Aquí falta una gaita - decían algunos de los de fuera - Y tenían razón, porque ése habría sido el remate a un día bonito, lleno de sol, de alegría de la buena y de convivencia. 

La foto la saqué a las 8 de la mañana. Después me volví a la cama, no estaba la mañana para cantar alboradas por las calles.

Así amaneció el día: tranquilo y sereno. Soleado, pero con ese airín de la sierra, que cortaba. Aire puro y sano.

Los cohetes ambientan la fiesta, le ponen ese toque de emoción, de estallido de vida. Rompen el silencio y la monotonía.


Todo preparado para el convite. Empanadas, tortillas y chistorra. Vino la gente de otros pueblos y se fueron satisfechos y agradecidos. Hasta el próximo año.




Eramos 14. Nos atrevimos con los pollos de corral de Jesús el de Emilio y con los conejos de Ignacio. Nos pusimos las botas y prometimos volver, porque es que así vuelve cualquiera. 


 Cocinero y panadero/pastelero, una mezcla explosiva, pero que mereció la pena. Por lo menos, yo me apunto para el próximo y los que vengan.