un remanso de paz.
Poso mis ojos cansados
sobre el cristal de tus aguas
y
respiro a bocanadas
la
fragancia del sosiego.
Bebo el agua
en la cuenca humilde
de mis manos
y
se desgranan las fatigas
como espigas
henchidas
de trigo,
(bajo la
caricia de los trillos).
Calmo mi sed
anegando la memoria
con recuerdos que
manan de tu lecho
y me siento transformado,
navegando a la deriva
por los mares de los sueños.
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