jueves, 24 de octubre de 2019

ADIOS, AURELIANO




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El pasado día 9 de octubre murió Aureliano en Buenos Aires. Era hijo de Consolación Prieto (hermana de la ti Concepción, de Laura y de Rogelio) y de Avelino Fuente (hermano de Tomasa, Genoveva, Santos, Agustín, Celestino y Ascensión). A finales de los años 40 emigró con sus padres a Buenos Aires. Como la mayoría de los que se fueron, Aureliano llevaba a Valleluengo -su pueblito- a flor de piel. El era un fiel representante de los que emigraron a Buenos Aires. Tal vez fue el más joven de los que se fueron, allá por los años 40, apenas tendría 10 ó 11 años. 
Quiero rendirle mi homenaje y mi cariño y creo que haré bien si lo hago también en nombre de toda la gente del pueblo. Para él y para todos los que en su día cruzaron los mares en busca del sustento.

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Querido Aureliano:

 Los recuerdos perduran porque la memoria de los seres queridos sigue viva, permanece. Sigues con nosotros, Aureliano. Nos debemos los encuentros y los abrazos, todos los recados de cariño que han cruzado tantas veces el océano. Los mensajes que compartíamos en cada acontecimiento o celebración familiar a través del grupo de whatsapp. "Os quiero mucho a todos", "cuánto me acuerdo de mi pueblito, de Valleluengo...", repetías con la voz entrecortada por la emoción. Y todo eso no se olvida porque es memoria viva.
  Déjame que repase los momentos que pasamos juntos, que desgrane las vivencias de aquellos días en tu casa de Pompeya (Buenos Aires). Aquellas pláticas en el balcón, sentados uno frente al otro, bajo la caricia del sol porteño de noviembre (ya la primavera del Sur bien avanzada). Un único tema en la conversación (perdona, Aureliano, si mejor digo en el monólogo, porque vos lo hablabas todo). Un solo tema que abarcaba todo el horizonte de tus recuerdos imborrables: Valleluengo.
Te acordabas perfectamente de los lugares, de las calles, de las amistades. Me preguntabas por fulano o por mengano. Te interesabas por cada detalle. Yo intentaba informarte y tú me cortabas para rememorar viejas historias o correrías o travesuras. 
Fuimos un día a la Casa de Zamora y de Castilla y León, que estaba a poca distancia de tu casa, y allí, con Ramón, el primo de Pilar, yo te vi pletórico. Te quejabas a menudo de que te dolía una pierna, que te dificultaba el movimiento, pero ese día subías y bajabas las escaleras como un pibe, te movías eufórico por cada una de las estancias, porque te encontrabas a gusto, como en tu propia tierra.
Asomaba abiertamente la añoranza, la nostalgia de la ausencia, como un desgarro en el alma.
Recuerdo perfectamente el año que viniste al pueblo, acompañado de Pilar. Fue un mes de mayo del año 2003. Tengo aquí un pequeño "Diario" que escribiste entonces. Transcribo algunos párrafos:
En Valleluengo. Mayo 2003

"...y ahora sí, son las 17 hs del 7 de mayo, ¡¡QUÉ EMOCIÓN!! Entro en Rionegro del Puente. Bajo del coche y lo primero es dar gracias a mi virgencita de La Carballeda. ¡Me abrieron el santuario y el cura prendió todas las luces de la iglesia exclusivamente para mi! Bueno...no se puede explicar la emoción que sentí después de 43 años..., verme frente a mi virgencita de LA CARBALLEDA.
Y ya estoy en los umbrales de VALLELUENGO. Con la máxima tensión y emoción empiezo a recordar todo, veo a la poca gente que queda aún, salen todos a recibirme, todos me preguntan. A mi no me salen de entrada las palabras, ¿estoy soñando?, no puedo convencerme que esté en el lugar donde nací. ¡Es increíble!
...Estoy en mi casa, lugar donde nací... camino por sus tierras, estoy en el río, paso por las bodegas y por la escuelita donde aprendí mis prieras letras. Lo recorro de punta a punta, estoy en los castaños detrás del pueblo, miro sus campos (ahora llenos de maleza, bosques y animales...)
...ya estoy saliendo, pero antes me quedo quieto por unos minutos en su fuente central, miro para todos los lados y me emociono mucho, pienso :¿volveré a verte algún día mi querido pueblito de Valleluengo?..."
Gracias por todo, Aureliano. Con este brindis de amor y de cariño seguirás vivo siempre en el recuerdo del pueblo. Hasta siempre.

miércoles, 16 de octubre de 2019

EL ARTE DE HACER EL VINO

El empeño de nuestras gentes por guardar las tradiciones. He aquí una muestra más: Mantener el arte y la ciencia de hacer el vino. Pisar la uva, exprimirla y extraerle el néctar divino, que habrá de convertirse en bebida de dioses. Dioniso o Baco, cualquiera de los dos nos vale, (el uno griego y el otro romano) bendecirán estos caldos y nos acompañarán en el camino hacia el Olimpo sagrado para saborearlos y  poder gozar de sus bondades.
Toda una ceremonia, como un cortejo nupcial, danzando sobre los racimos... Es cierto que en eso han cambiado las tornas. Habrá que recordar otras épocas y otras épicas. Entonces nos movíamos descalzos (no importaba la roña que cubría los tobillos o los dedos de los pies...) dentro del pozal (recipiente de madera, semejante a una cuba cortada por la mitad) sobre las asperezas de los racimos estrujados (picaban los rabos o raspones sobre los pies).
¡¡Y cómo "molaba" todo aquello!!
Paso a paso. Sin prisas, pero sin pausas. El mosto sigue su curso y desembocará como un torrente de sangre dentro de la herrada (cubo de hojalata) para almacenarlo en los grandes baldes.
La calidad de un buen vino exige que el mosto ha de ir acompañado de uvas enteras, sin exprimir, y éstas deberán desgranarse una a una, porque los rabos de los racimos no pintan nada dentro de la cuba.
Y el milagro se cumplió. Yo soy testigo
Foto enviada por Javi Fuente
Y como no podía ser de otro modo, también manda la tradición que la fiesta o la ceremonia del vino ha de ir acompañada de una comida contundente. He ahí los ingredientes.
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Videos enviados por Javi Fuente.

viernes, 11 de octubre de 2019

LOS REMEDIOS

No se puede negar el empeño de la gente de nuestros pueblos por conservar las tradiciones. Puede que sea el último clavo ardiendo al que nos podamos agarrar. Ahí están los resultados: La Peregrina - La Virgen del Puente (o de la Puente) - La Carballeda - La Consolación y ahora los Remedios. Unas fiestas que remontan el ámbito del fervor religioso y que mantienen la fuerza del reclamo de los vecinos de toda la comarca. Son festejos que mantienen aún el arraigo y la energía suficiente para convocar a los asiduos de siempre. Sea como fuere siempre serán fechas que se han ganado a pulso su permanencia en el calendario, y que sea por muchos años.
Sergio del Molino, autor de "La España vacía", hace el siguiente comentario: "Desde lo alto de La Puebla de Sanabria, ... el pueblo es de un medievalismo impecable. ... Todo en Sanabria quiere ser tradicional. Las autoridades y los vecinos se esfuerzan mucho para que la modernidad no se cuele intramuros.... Todos consumen pasado y los sanabreses explotan una Edad Media que no se puede cuestionar...
...el relato del pasado y la certeza de que sigue vivo es lo único que permite la vida en esta villa alejada de todas las rutas principales, en mitad de la llanura que solo cruza el viento..." ("La España vacía. Viaje por un país que nunca fue")
Y quizás tenga razón Sergio del Molino cuando afirma que "todo en Sanabria quiere ser tradicional". En Sanabria y en La Carballeda, en todos nuestros pueblos. Conservar el pasado, como el último clavo al que agarrarnos de una manera desesperada, como si fuera el último recurso que nos queda para seguir en la lucha por la vida, por la supervivencia.
Mercadillo - gastronomía - convivencia


Encuentro con amigos (recuperar/cultivar viejas amistades)
Conservamos y respetamos las tradiciones. Y como un clavo estuvimos en torno a la mesa, degustando los habones sanabreses y el churrasco de Aliste. Hemos cumplido con creces.