Castilla se nos muere
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Foto José. "Jubo de las vacas" (yugo) |
No sé cómo decirlo. Mirad
esos febles campos
famélicos de soledad y tristeza,
esas gentes huídas en desvandada
con el corazón ungido de destierros,
ese infinito abandono, donde agoniza
un silencio primitivo.
Castilla se nos muere. Da vergüenza
comprobarlo. Pero hay verdades
que aún tienen vuelta de hoja.
Apremiad, castellanos, dotad
de vida humana a este paisaje con grilletes,
que espera vuestra salvación.
Ignacio Sanz (1978)
Los que emigraron entre los años 1960 y 1975 fueron, sobre todo, hombres y jóvenes de ambos sexos. Fue una emigración que se produjo de estampida, en un período relativamente corto. Parecería como si de golpe a todos les hubiera dado la ventolera. Los datos cantan: (En 1960 había - según mis cálculos - 55 casas abiertas (habitadas) y el número de habitantes rondaba los 300. En el año 1975 las casas abiertas se quedaron en torno a 20 y con 58 habitantes. Ahora hay 4 casas habitadas y 11 personas viviendo en el pueblo). Naturalmente, un hecho de esa naturaleza no puede resultar indiferente, tiene sus consecuencias.
1º.- Faltan los hombres. ¿Quién se hará cargo de las tareas de la casa?
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Foto José. "El pote" (la olla express de entonces) |
Foto José. "Fuente de la iglesia y pozas de lavar" |
Eran mujeres fuertes. Creo que se merecen el reconocimiento y la admiración de todos. En su recuerdo se me ocurren estos versos:
Esas manos, mujer,
esas manos,
esas uñas y esos dedos
como varas de sarmientos.
mañana las vacas,
agucé las rejas
y avié la casa.
Lavar en la poza,
despachar la hacienda,
remiendo la ropa,
¡Señor, qué paciencia!
He ido a por nabos,
y a cortar la leña.
Mírame estas manos,
llagadas de penas.
A vimar el trigo
y a ralbar barbecho.
Todo lo que digo,
todo, yo lo he hecho.
Esas manos, mujer,
esas manos,
esas uñas y esos dedos
como varas de sarmientos.
Manos que acarician,
y manos que besan,
manos como brisas,
mujer, ¡qué belleza!
2º.- Se van los jóvenes.- El 90 % de los que emigran de Castilla y León en el período indicado tenían menos de 40 años y el 50 % menos de 30 (Ramiro García Fernández. "Tres décadas de desarrollo desigual en la economía de Castilla y León".) Si se va la savia, el árbol se seca. Es la primera consecuencia: el envejecimiento de la población. A partir de ahí, estas tierras quedarán mermadas de iniciativas, de la sana y necesaria rebeldía de la gente joven. Una tierra hundida en la cuna de la sumisión y de la santa resignación.
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Foto José. "Calzada, frente a la iglesia". |
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Foto José. "Boda en Valleluengo". 20012. |
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Foto José. "Barril de vino, forrado con mimbre" |
Parece que no, pero se notaba el cambio. Los veranos empezaron a ser distintos. Los domingos tenían otro aire, incluso se notaba ya el mismo sábado por la noche ("sábado, sabadete..."... No, hombre, me refiero a lo de la corbata y la camisa blanca, sólo a eso...). Olía la iglesia a varón dandy a la hora de la misa y seguía la hora del vermut con un chorrín de ginebra en los bares de Rionegro. Las tardes con los partidos de fútbol en los campos improvisados de la Veiga Redonda o en el Camino Viejo o al amparo del roble de Retaduña, dentro ya de las liguillas o campeonatos interpueblos (entre los pueblos más cercanos, pero también nos atrevíamos con todos aquellos que tuvieran a bien retar al equipo de Valleluengo que - dicen - arrasa allá por donde va. El pueblo más lejano fue San Pedro de Ceque).
Después llegarán las fiestas, las movilizaciones o las movidas, las iniciativas puestas en marcha, los palos y las zanahorias, los éxitos y los fracasos. Iré, paso a paso, poniendo a remojo la memoria de lo que aconteció durante esos años.
"Equipo de fútbol. Foto expuesta en la cocina del bar C.P.U." |
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