sábado, 28 de febrero de 2015

LOS RECUERDOS DEL AYER: LA VIEJA ESCUELA DEL PUEBLO


"...Más que hablarles con la intención de instruirles, con la santa paciencia de la que deberían disponer siempre los maestros, parecía que les estaba chillando a los pobres críos, como si les estuviese abroncando a todas horas, y es que no había manera de hacerse entender. Allí había amontonados más de cuarenta alumnos, de todos los pelajes y de todas las edades. Una escuela mixta en la que se mezclaban niños y niñas desde los seis hasta los catorce años. Estaban como embutidos en filas de pupitres de dos o de tres plazas, las mesas con el tablero inclinado, el tintero de hierro o de plomo, encajado en su agujero correspondiente, la ranura para la pluma y las manchas de tinta, imposibles de limpiar, en cada uno de los tableros. Los asientos adosados a la mesa, unos con respaldo y otros sin él. Allí aprendían los rapaces del pueblo..."
(ENTRE LAS DOS ORILLAS)






Hace un tiempo estuve visitando un museo etnográfico que existe en Castrocalbón (León). Muy interesante. Parece ser que el maestro del pueblo, allá por el año 1967, que era aficionado a esas cosas de rescatar y coleccionar restos de la historia, de los viejos oficios y costumbres del pueblo y de la comarca  (La Valdería), puso en marcha un plan denominado "Misión Rescate". El resultado de todo aquello está presente ahora en el elegante edificio que alberga todas las piezas recuperadas.
Una de las salas del museo está dedicada a la escuela del ayer. El mobiliario, los materiales de enseñanza, el ambiente, recrean de manera fidedigna lo que fue y cómo fue la escuela a la que los que ya peinamos tantas canas asistimos. Lógicamente, yo me reconocí sentado (¡empotrado!) en uno de aquellos bancos-pupitres, allá por los años 50, y reconocí también en aquella sala el vivo retrato de la escuela vieja del pueblo de Valleluengo. (Las escuelas entonces estaban cortadas todas por el mismo patrón: la misma construcción - el mismo mobiliario - los mismos métodos...todas bajo el mismo uniforme, la misma doctrina y los mismos métodos...)
La misma silla, tal vez, la mesa era un poco más sencilla; el puntero,
 que más de cuatro veces apuntaba más a la crisma o a las puntas
heladas de los dedos que al mapa o al encerado.

Supongo que los que visitéis esta página y mantengáis aún viva la memoria de aquellos años, os pasará lo mismo que a mí y veréis también aquella escuela -nuestra vieja escuela del pueblo - reflejada en esta réplica del Museo de Castrocalbón.
En verde la pluma de tinta

(ARRIBA LA MESA DE LA MAESTRA O DEL MAESTRO...EN NUESTRO CASO, DE LA MAESTRA...Y a mucha honra...!!)

LOS PUPITRES




Puede que éste se parezca más
a los que nosotros teníamos
Quiero recordar que los pupitres nuestros eran de cuatro plazas, más incómodos que los que aquí se ven. Tenían la misma forma: el tablero inclinado, el agujero para el tintero y el canalillo para colocar la pluma.
 Sea como sea, allí nos acomodamos (es un decir) o nos amontonamos, para ser más exactos. 

(Echadle un ojo a la foto. Imaginadlos a todos en el espacio tan reducido de lo que ahora es el CPU. Yo aquí cuento 50, sin contar a la maestra (por cierto, ¿podría ser Dª Aurelia?))


EL ENCERADO

Había uno como el de la izquierda que estaba incrustado en la pared, detrás de la mesa de la maestra. Creo recordar que estaba entre la ventana (ahora tapiada - detrás de la barra del bar -) y la pared de la izquierda (donde se encuentra el fregadero). Había otro más, parecido al de la fotografía de la derecha, colgado sobre la pared de la derecha (justo en el lugar donde ahora está la corchera de anuncios).

MATERIAL DIDÁCTICO (DE ENSEÑANZA)

Mapas y láminas del cuerpo humano colgados de las paredes (Los mapas los recuerdo perfectamente. El de España, el político (de provincias) estaba colgado en la pared de la izquierda, al lado de la ventana y me parece ver un mapa mundi o un planisferio en la de la derecha. De las láminas no estoy muy seguro.)




La esfera o globo terráqueo, en aquella escuela nuestra solía estar aparcada en el armario (digo el armario, porque sólo había uno). Hasta cierto punto era comprensible, porque era materialmente imposible que la maestra pudiera atender también a la enseñanza de cosas que estuviesen más allá de las cuatro reglas elementales: leer y escribir, las cuentas... y poco más. Lo demás eran historias sagradas, catecismos y doctrinas del nacionalcatolicismo... ¡qué le vamos a hacer! (años 50/60, no lo olvidéis)
La misma estufa. Me acuerdo perfectamente de cuando se instaló en la escuela. Fue todo un acontecimiento. Estaba de maestra Dª Emilia o Emilita y, creo recordar que fue su padre -que tenía perras- el que la regaló (o que fue el gobernador... no sé, estoy confuso...). Antes de la estufa nos calentábamos con un brasero que estaba colocado a los pies de la mesa de la maestra. Para desentumecer o desenturonar las yemas de los dedos la maestra nos dejaba acercarnos y colocar las manos sobre la alambrera del brasero. (Los había que no "desenturonaban" los dedos nunca porque no se apartaban del brasero...las manos sobre la alambrera, pero los ojos... los ojos contemplando otros paisajes... (No seáis mal pensados...)

NOTA: LAS FOTOS FUERON HECHAS EN EL MUSEO DE CASTROCALBÓN, EXCEPTO LA DEL GRUPO DE ALUMNOS/AS QUE LA HE SACADO DE FORO VALLELUENGO (ENVIADA  HACE UN TIEMPO POR EMILIANO)

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