Parada y abrevadero (de agua, no más que agua...) en Villar.
Descanso y bocata a las orillas del embalde de "La Agavanzal"
Disfrutamos del paisaje, de la brisa que riza el azul del agua... Y nos sorprende tanta maravilla, tantos regalos que la madre Naturaleza dispone a nuestros pies tan cerca, a la puerta misma de nuestras casas...
Orilla del río Tera, abajo de la presa del embalse. Espesa y frondosa la ribera y... fresca. Se agradece la frescura. Ribera convertida en jungla. Merece la pena el camino, merece la belleza salvaje de este tramo del camino.
Llegada triunfal a las puertas del santuario de La Agavanzal.
LA COMIDA.-
El pequeño Oyan nos da la bienvenida... |
Adelante... pasen y acomódense...
Otro record más, 45 a la mesa.
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