La verdad es que íbamos un tanto indecisos. Ibamos un poco al tuntun, porque no habíamos preparado la excursión sobre el terreno. Lo habíamos fiado todo al dictado de internet. Y ¡qué va! Resultó a las mil maravillas. Fue un día completo. Mereció mucho la pena.
A la orilla del pantano del Porma o de Vegamián estaba situado el Museo. Un lugar de ensueño. Un lugar para sentir y entender mejor el reclamo de la Naturaleza. Una naturaleza expuesta (más de 500 animales de gran tamaño y miles de aves e insectos) en su hábitat natural al amparo de montañas calizas, hayedos y robledales.
Ha sido el Dr Romero, natural de Santibáñez de Vidriales, quien ha creado y ha puesto en funcionamiento esta idea. Uno de los objetivos fue dinamizar la zona, frenar en lo posible la despoblación, crear condiciones favorables para el desarrollo de esos pueblos.
Y va camino de conseguir esos objetivos. En los 15 años que el Museo lleva abierto ya han pasado por él 650.000 visitantes. Casi nada!!.
Luego nos enteramos de que en un principio ese proyecto estuvo pensado para instalarse en la provincia de Zamora...No nos cayó esa breva... Algo malo estaremos haciendo por nuestros lares para que iniciativas como ésta o parecidas no cuajen.
Un Museo Entomológico (insectos) que despertó la curiosidad y admiración de todos. No era una exposición más al uso. Era tan cuidada la presentación y el orden que uno podía echarse las horas muertas contemplando y sintiendo los "latidos" de cada individuo allí expuesto.
En Boñar recorrimos sus calles y comprobamos la verdad incuestionable de las letras de su copla ("Dos cosas tiene Boñar / que no las tiene León: / el maragato en la torre / y en la plaza el negrillón...")
Saboreamos las tapas típicas y probamos los "nicanores" (hojaldres típicos)
Comimos en "la Venta el Remellan"
Y cómo comimos. Una comida pantagruélica (Pantagruel era un gran glotón y bebedor. Era hijo del gigante Gargantua).
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