sábado, 20 de abril de 2013

APEROS III. CACHARROS DE ANDAR POR CASA

Si tuviéramos aceite,
ajo, pimiento y sal,
haríamos unas sopas,
pero no tenemos pan.

Canción popular de Valleluengo.


EN LA COCINA.

EL BIDÓN.- Colgado de la cadena, calentaba el agua para todo lo que hubiera menester: para el BEBIDO de las vacas, por ejemplo o para cocer la comida de los cerdos, las berzas con los TUEROS (tronco o rabo de la berza), nabos o remolachas. (Esa era la estampa cotidiana de las mañanas de invierno).

  "...Enseguida hizo lumbre y colgó de la cadena de la chimenea un bidón con agua. Despachó las vacas: un pienso de paja y harina de centeno a cada una, el pesebre colmado... La Gallarda, por mor de que estaba preñada, recibiría además un bebido, es decir, una herrada con agua caliente, la del bidón colgado en la cocina, con una lata de harina bien batida..." ("ENTRE LAS DOS ORILLAS", José Fuente Ferrero).



"...El fuego bajo, a ras del suelo, resplandece en el hogar. La lumbre es el centro de la estancia, aunque no ocupe exactamente el centro geométrico del lugar. El llar, adosado a la pared del fondo, debajo de la chimenea, sobre un altillo y apoyado sobre una piedra tallada que lo separa de la pared. El llar es como el ara del altar de los lares. Sobre la piedra tallada, sobre ese altar y en esas noches de invierno suele colocar Francisco la jarra de barro, llena a rebosar del vino que él mismo cosecha, y beberá de ella con la devoción y la solemnidad de un brindis a los lares, a los dioses protectores del hogar. Cuando ese vino se acompaña de una sarta de chorizo de la matanza, asado sobre las brasas, envuelto en una hoja de berza, ¡hombre, por Dios!, eso, ¡por Baco, por todos los dioses del Olimpo, no hay manjar que lo supere!..." ("ENTRE LAS DOS ORILLAS")












EL POTE.- Colgado de la misma cadena, en él se cocinaban la mayoría de los platos de cuchara. No habrá nadie que reniegue de aquellos sabores, platos pobres, pero ¡ay, cómo gustaban!


"...Una vez aviada la hacienda, colgó el pote en la cocina, con berza y una patata y, si hubiera sido en los meses de diciembre a marzo, lo habría acompañado, tal vez, de un botillo en los días de fiesta y, cuando no era fiesta, le echaría un trozo de costilla curada o una punta de espinazo y, casi siempre, algo de tocino y algo menos de chorizo. Sin embargo, es noviembre, el último mes del ciclo alimenticio... Así que las berzas, porque no se sientan solas y desaboridas, las protege con un cacho de tocino rancio, un tocino amarillo... que le habría comprado el otro día al ti Casimiro... ("ENTRE LAS DOS ORILLAS")


LAS ESTREBES (TRÉBEDE).-

CAZUELAS DE PIRIGÜELA (PERERUELA).- Cazuelas hechas de un barro especial en la localidad zamorana de Pereruela de Sayago. Cuando aparecía la cazuela montada sobre las estrebes era como si las campanas repicaran a gloria. Era la señal convenida de que empezaba un día de fiesta. Allí se estaba preparando el mejor guiso de pollo o de carne de ternera.

"...En una cazuela echó lo menudo: las escarbaderas, la cabeza, el pescuezo y todo lo de dentro, sólo tiró el buche o papiello y la tripa del culo, lo demás lo aprovechó todo. En la cazuela grande de pereruela echó las tajadas, cortadas en trozos grandes y la puso sobre el fuego con una o dos cucharadas de manteca de cerdo, unos ajos picados en láminas, otra cucharada de pimentón, un vaso de vino, otro de agua, perejil y laurel y allí la dejó para que se estofara a lo largo de la mañana..."  ("ENTRE LAS DOS ORILLAS")


CAZUELA DE LAS SOPAS Y UN BARREÑO.- Cazuelas con menos prestancia, de platos más socorridos, unas sopas de ajo, unas patatas con migas, un caldico de berzas... algo así.






BARRILAS, BOTIJO Y CÁNTARO.- Había que acarrear el agua de la fuente. No había mejor recipiente para conservar el agua fresca que la barrila, el cántaro o el botijo. El barro es el mejor aislante contra el frío y el calor. Se compraban en las ferias, casi siempre a los alfareros de Junquera. Cuando se rompía un cacharro de estos y los viejos respondían con la consabida expresión de: "Rugió en Junquera...", uno se quedaba más tranquilo, porque significaba que no habría tormenta ni bronca ni sopapo. Significaba que... ¡qué le vamos a hacer, ya se mercará otro...!





BARRILES.- En un día tórrido de verano, cansado y con sed ... ¡oh, cielos, un barril lleno de vino...! Lo empinas con devoción, colocas la boca del recipiente sobre el labio inferior y te dejas llevar...glu, glu, glu... como una catarata sobre tu garganta... ¡El barril!, ¡bendito seas! ("Hay que hacerlo cantar = glu, glu, glu, decían los expertos")


LA JARRA.- Los barriles son recuerdo, reliquias de otros tiempos. La jarra está presente, permanece. Pasa de mano en mano, un trago y otro y otro más... Armonía, amistad y sana camaradería. Si el barril se merece el homenaje de nuestras nostalgias, la jarra se merece un monumento.

"... La jarra de vino a esas horas de la tarde-noche presidía la mesa, como no podría ser de otra manera. Ese era el coste de cada partida, una jarra de vino. Los que pierden pagan la consumición. Cuando terminaba cada juego bebían a morro de la jarra, que pasaba como un cáliz consagrado en procesión por todo el grupo. Eso les gustaba, entraba el vino de golpe, llenando, anegando la boca y la garganta, el vino fresco, que penetraba por todos los poros y lo degustaban de lleno: sabores, olores, aromas. Bebían el vino como el que se apropia de un tesoro, lo bebían con fruición, con un placer intenso, casi - si no fuera por la liturgia que había en el acto, como si se tratara de una celebración religiosa - podría parecer que lo bebían con ansia..." ("ENTRE LAS DOS ORILLAS")



OLLAS.- Conservaban la manteca. Algunos había que metían en ellas los chorizos con aceite, pero yo creo que eso fue una costumbre posterior.
EL PUCHERO.- Tenía la misma misión que el pote y se utilizaba cuando se hacía menos cantidad de comida.

  "...Al mismo tiempo pone también el puchero lleno de agua, arrimado a la brasa, al que ha añadido una miaja de untaza. Miga el pan duro de la hogaza en una cazuela de las grandes, sobre la que vierte el agua del puchero, una vez que esté hirviendo. Sólo falta el ajo machacado en el mortero, con la sal y el pimentón, y ya están aviadas las sopas de ajo, el desayuno de todos los días para todos los de casa..." ("ENTRE LAS DOS ORILLAS")


ESCAÑETA
ESCAÑO













BANQUETA
"La cocina en la que en estos momentos Rosalía intenta hacer la cena es un espacio más bien pequeño, por no decir raquítico. A ambos lados, un escaño y una escañeta. El escaño destaca sobre los demás muebles y domina con dignidad y cierto grado de autoridad toda la estancia... Frente al escaño, la escañeta, un banco más estrecho y más bajo, más sencillo, es el espacio reservado a los rapaces. Alguno se quedará dormido al calor placentero de la lumbre y alguno también ha aterrizado más de una vez entre las cenizas... Completan el mobiliario dos taburetes de madera, una mesa pequeña y una alacena en la parte trasera, con un vasar incorporado. Debajo del vasar dos barrilas de barro y un cántaro de agua. La cazuela grande de barro, la de pereruela o pirigüela, la sartén con patas y el pote que, cuando no están de servicio, estarán arrinconados debajo de la mesa, al lado de la alacena. La leña y las estrebes o trébede, que dirán los señoritos, debajo del escaño..." ("ENTRE LAS DOS ORILLAS")


LA CALDERA DE COBRE.- Este era otro de los elementos estrella en la cocina. Ya de víspera, cuando la madre o la abuela se disponía a limpiarla, subían desde el fondo los aromas de la fiesta y es que hablar de caldera de cobre es hablar de pulpo, es mentar ese plato típico de la Navidad o de Semana Santa, es llenarse la boca de los jugos y sabores de lo más rico y sabroso... (no sigo, porque se me hace la boca agua...)

EL FUELLE.- Cuando no había "madrina" suficiente, para eso estaba el fuelle. (Madrina = Cuando alguien soplaba -con la boca, claro- y no conseguía avivar el fuego, se decía que no tenía "madrina" = fuerza).

LECHERA
CUECELECHES
SALVAMANTELES


ACEITERA
CAFETERA


HAN COLABORADO IGNACIO Y SANTOS.

sábado, 6 de abril de 2013

APEROS DE LABRANZA II


Que pise firme el caballo,
y trille espigas el callo,
y sangre granos de tallo.
Y tú, de pie, oh maravilla,
con las riendas de la trilla.
Trilladoras, a la trilla,
en carros de emperadoras,
vencedoras,
sobre tablas crujidoras.
A la trilla, trilladoras,
que el alba amarilla brilla,
y las estrellas rastrilla,
y es amarilla Castilla.
A la trilla.


                                                                                       Canción de trilla   (GERARDO DIEGO)


PARA SEMBRAR Y PLANTAR.- 

AZADAS



 Para escarbar o bullir los ajos (En marzo se bulle
 el ajo y en abril se vuelve a bullir o en marzo se
 bulle el ajo y en abril déjalo dormir)


                                            Azada media luna

                                             Azada con PETO (PICO)

                                               Zacho

AZADONES (En el pueblo el ZADÓN).- Una herramienta seria y no apta para manos delicadas. Se utilizaba para cortar la leña, arrancar cepas...
PICO O ESPIGOCHA.- Trabajar a pico y pala..., pues ése es el PICO (tampoco lo recomiendo para manos inocentes...)


PARA COSECHAR.- EN LA SIEGA

("...Unas jornadas agotadoras, bajo un sol mesetario, de plomo derretido sobre las espaldas encorvadas, el sudor goteando y empapando la piel apergaminada debajo del sombrero de paja... El cansancio en los huesos, derrengados, deslomados, caían los cuerpos como fardos sobre la manta tendida a la sombra de las encinas a la hora de la siesta..." "Entre las dos orillas" - José Fuente)

EL GUADAÑO (GUADAÑA).- La siega de la hierba. Mes de junio. Los hombres madrugaban y caminaban a trompicones, de mala gana, hasta la Veiga o los Praos. Sabían lo que les esperaba a lo largo de la jornada. A veces el dolor de cadriles (riñones) llegaba a ser insoportable. Trabajo duro y esclavo.


LA CUERNA.- En otros lugares se llamará cuerno porque es precisamente un cuerno de vaca. Se colgaba del cinto y dentro estaba la piedra de afilar el guadaño (la piedra con agua).


EL MARTILLO Y LA BIGORNIA.- El guadaño se AFILABA con la piedra (ya está dicho), pero eso no bastaba para que estuviera en la mejores condiciones de cortar. Era necesario PICARLO y ésa era una tarea delicada que no todos la hacían convenientemente. Se colocaba la HOJA del guadaño sobre la cabeza de la bigornia (especie de pequeño yunque, que se clavaba en el suelo de tierra) y con el filo del martillo se golpeaba para rematar mellas y muecas.


LAS HOCES.-

 ("...Los días empezaban al rasgar el alba y se alargaban como surcos infinitos que las hoces no podían abarcar, hasta que el cielo se encerraba en estrellas..." "Entre las dos orillas")

HOZ DE PICA.- Era una hoz de menor tamaño, con el corte de sierra. Se utilizaba para segar hierba o FERRAÑA (el centeno verde que se segaba para forraje para las vacas).



HOCES Y DEDILES.- Los dediles eran de cuero o de madera. Se clocaban en los dedos de la mano izquierda para protegerlos de los posibles cortes de la hoz. (Solían ser de cuero duro o de madera).






EN LA TRILLA.- 

("...En el acarreo o en la trilla era distinto, porque al menos se podía aprovechar el viaje en la carreta o encima del trillo para echar una cabezada o incluso roncar a pierna suelta a la sombra acogedora de la meda..." "Entre las dos orillas").

EL FURCÓN (HORCÓN = HORCA).- TURNADERA (TORNADERA) u horca de hierro de tres dientes cortos y de mango largo que se utilizaba para cargar los manojos de centeno o de trigo en la carreta, en el acarreo.


TRILLO.- En el agujero (ver fotografía) iba el PIÓN (barra de hierro en la que se encajaba el TIRANTE  -palo largo similar al de los arados-). Sobre el trillo se colocaba la silla o taburete en el que se sentaba amodorrado el trillador o trilladora, que también podría viajar de pie. Al lado, la pala para recoger las BUESTAS (BOÑIGAS = cagadas de las vacas) o, en caso de que la pareja fueran caballerías, en lugar de pala sería un cesto o una herrada o caldero viejo para recoger los CAGAJONES. Por la parte inferior el trillo llevaba encajadas las piedras -como esquirlas-, que eran las que cortaban y trituraban la paja.



ACHANADERO.- (RASTRILLO).- Para ACHANAR (ARRASTRAR) la paja o la hierba y de esa manera aprovechar hasta la última brizna. Los había de madera y, más tarde, llegaron los de hierro.



 TURNADERAS DE MADERA.- De dos ganchos (fabricadas en casa) y de tres o cuatro (compradas). Servían para remover o DAR LA VUELTA a la trilla.


BIENDOS Y BIENDAS (BIELDOS Y BIELDAS).- Con el biendo se LIMPIABA (AVENTABA = se  echaba al viento para que se separara el grano de la paja) la PARVA (la trilla ya amontonada).

("... Pero esa tarde de domingo ni hubo baño en el río ni correrías por entre los castaños o los robles, buscando los nidos de las rollas ni tampoco jugaron al escondite. Esa tarde se llenó el aire de la muña, del polvillo que salía de la parva venteada y del montón de trigo que las palas de madera aventaban y, en palabras del poeta L. López de Anglada, "Un trajinar de bieldos y costales / colmaba de alegrías cereales / el trigo que los peces levantaban". "Entre las dos orillas").



LA PALA DE MADERA.- Una vez separado el grano, se formaba el MUELO (montón de grano). Para amontonarlo se lanzaba al aire con la pala de madera con el fin de limpiarlo del polvo.



 CERANDA O CRIBA.- El grano debería quedar limpio de polvo y paja y la última vuelta de limpieza se la daba la ceranda. Además del polvo se separaban también otros restos - los GARBANZONES - (nudos de la paja, tanto del centeno como del trigo, que eran más pesados y no se los llevaba el aire a la hora de LIMPIAR la PARVA). Generalmente el montón de garbanzones era lo último que desaparecía de la era. El burro y las gallinas los aprovechan.






LA HIMINA (HEMINA).- Terminada la faena se medía la cosecha recogida. Las heminas tenían formas diferentes, pero la capacidad era la misma, en torno a los 14 kgs.



("...Los veranos, uno tras otro, curtían la piel y el alma de las gentes, colmaban los días y las noches de faena y a Francisco le llenaba los baches de las depresiones en que se metía malamente cuando no tenía nada que hacer. Cuando se acabaron los veranos y desaparecieron los campos de trigo y de centeno, cuando quedaron baldías las vegas y los prados, cuando las aves buscaron otros refugios y otras ramas donde construir sus nidos, cuando las carretas se quedaron aparcadas, carcomidas, y en las eras no quedaron ni rastros de las medas o de trillas, el recuerdo de "La era abandonada", de López de Anglada, clama en la nostalgia de un pasado duro e ingrato y, a pesar de todo, un pasado añorado y querido:
"Por estas eras desfiló el verano
y el duro sol de agosto, cuando era
la tierra como un ascua y una hoguera
viva de luz el campo castellano.
Y, en el circo gozoso de la trilla
sobre la seca parva era Castilla
un campo de oro donde el sol reinaba"   "Entre las dos orillas")


COLABORARON EN LA OBTENCIÓN DE 
LAS FOTOGRAFÍAS IGNACIO Y SANTOS.