martes, 5 de enero de 2016

A PEDIR EL AGUINALDO


Hoy es víspera de Reyes, 
primera fiesta del año.
 ¡Cuántas damas y doncellas
 al rey piden aguinaldo! 
Nosotros también pedimos
 licencia para cantarlo.
 No le pedimos el burro 
ni tampoco el buey ni el carro,
 que le pedimos el rey
 de lo que fuese gustado:
 naranjas, higos o nueces…
(Gracias a la memoria de Nieves)

Llegábamos conteniendo el aliento hasta la puerta de la casa del padrino o de la madrina. Era importante que no se dieran cuenta de nuestra llegada. Jugábamos con el factor sorpresa. Ya era noche cerrada, puede que hasta hubiéramos salido ya del rosario, con lo que sería mucho más fácil pasar desapercibidos.
 (Fuera de la iglesia era ya noche cerrada y las calles no contaban aún con alumbrado público. Nadie se atrevía y menos aún los muchachos a dirigirse solos a casa. Las mujeres caminaban tapadas hasta la cabeza con un mantón negro. Rosalía llevaba de la mano a Benitín y a Alfredo; alguna vez ocurrió que llevaba a uno al cuello, otro de la mano y un tercero madurando en el limbo del vientre. Al llegar a casa todos se refugiaban alrededor de la lumbre y ninguno se prestaba a salir al corral en busca de  leña o para realizar cualquier faena; permanecían apelotonados, medio agarrotados, allí, en la cocina. Cualquier movimiento extraño: el viento que entraba por la chimenea; alguna oveja que aprovechaba que se hubiera dejado abierta la puerta para que saliera el humo y se colaba en la cocina como Pedro por su casa; alguien que llamaba a la puerta de la calle para avisar, porque se le había olvidado hacerlo antes, de que mañana le tocaba a Rosalía ir con el ganado o con la vacada; los maullidos desesperados de la gata cuando tenía sus historias con el gato del vecino. Cualquier ruido no esperado ponía en tensión los nervios y desataba la imaginación de aquellos muchachos que verían fantasmas, condenados, ánimas en pena, por todos los rincones de la casa. Todo aquello alimentaba sus sueños y fue formando parte del tejido con el que se confeccionó su carácter.) (ENTRE LAS DOS ORILLAS, Cap. IX, Noche de Ánimas)

Cantábamos a voz en grito para darle más credibilidad a nuestros deseos. Además de esta de "Hoy es víspera de Reyes", me acuerdo del comienzo de otra, pero sólo del comienzo: "Dame el rey, padrino/ si me lo queréis dar..." (Pido que alguien la complete)
El padrino o la madrina se ablandaban y correspondían a las peticiones de sus ahijados: una sarta de chorizo, una naranja y puede que algún caramelo de los de perragorda.

 Llegábamos de vuelta a casa más contentos que unas castañuelas. 




No se había inventado todavía la SOCIEDAD DE CONSUMO.

Y éste será mi aguinaldo particular, un racimo de nostalgias. Algunas fotos de ésas que aparecen rebuscando en los baúles. Claro que no tienen relación con aguinaldos ni con reyes... (bueno, ahora que me fijo en alguna en concreto sí que hay una relación directa...en una de ellas aparece mi padrino...). No han de tener relación, pero sí tienen que ver con aquellos tiempos en blanco y negro. (AHORA ES OBLIGATORIO QUE CADA UNO RECONOZCA A CADA CUAL EN LAS FOTOS. TODO UN RETO)

domingo, 3 de enero de 2016

EL BOTILLO, EL REY DE LA FIESTA

Botillo con berzas o con garbanzos. Plato único, pero contundente. Era la comida preferida para los días de Navidad - Año Nuevo y Reyes. No fallaba cada año. Era una tradición que venía heredada desde tiempos inmemoriales. Primero la cazuela de berzas o de garbanzos; cada cual, cuchara en ristre y... al que más podía. Allí, como si lo viera, la mesa en mitad del corro y un ejército de manos o de cucharas pugnando por cada bocado... Después el cacho de botillo -(con la piel incluida... - ¿echársela al gato...?, pero qué dices...), digo que el cacho de botillo encima del catramuello (trozo grande) de pan y aviado quedaba uno.

Dentro de la colección de chacina que colgaba de los palos de la cocina para su curación al humo, no podían faltar los botillos o pastores (que también se les llamaba de ese modo - pastores -).

En la parte más gruesa de la tripa el culo se embutían los ingredientes: huesos de la cabeza, puntas de las costillas, trozos de curachas (panceta), rabo, espinazo.


Un manjar de dioses. No es de extrañar que se reservasen precisamente para los días más señalados de las fiestas navideñas.


Los orígenes históricos del botillo son discutidos - (ver página de Bedri. www.bedri.es/). Puede que el origen proceda de los romanos y que de éstos pasara al mundo medieval, convirtiéndose en un manjar de abades, obispos y reyes. Hay quienes afirman que fueron los monjes de Carracedo los que lo inventaron.

En cualquier caso, al igual que en Valleluengo, el pastor era considerado "plato de fiesta". También la tradición de las tierras del Bierzo (la patria de adopción de este embutido) manda que "el primer botillo se comía el día de Nochebuena y que el resto se comían bien los domingos o en las fiestas de los patronos de cada pueblo, siendo el último del año el botillo que se comía en el "Entroido" o Carnaval. No podía faltar en las celebraciones religiosas o en las bodas." (www.bedri.es). (En Valleluengo la pieza que se dejaba para el Carnaval o "Antruejo" era el rabo del cerdo).





"Se o porco voara, non habería
ave có igualara" (Dicho gallego)





Julio Camba era un escritor gallego y cuenta la siguiente anécdota:
- ¿Qué ave te gusta más?, vamos a ver - le preguntaba una vez a un campesino gallego - ¿el pollo?, ¿la perdiz?, ¿el pichón?... Tú piénsalo bien y dilo sin miedo.
- ¿El pollo, dice usted? - preguntó.
- No. Yo no digo nada. Tú eres quien tienes que decir.
- El pollo no está mal - exclamó el campesino - pero la perdiz...
- ¿Qué?, ¿prefieres la perdiz?
- La perdiz tampoco está mal. Sin embargo...
- ¡Vamos!, te gusta más el pichón, ¿eh?
- Verá usted... verá usted. Un pichón tierno y gordito es cosa de chuparse los dedos, no cabe duda, pero...¡¡ SE O PORCO VOARA...!! (si el cerdo volara...)


BUENO, PUES QUE VOS APROVECHE.

jueves, 31 de diciembre de 2015

CAMPANADAS A MEDIA NOCHE

Esta noche, a las 12 en punto de la noche, repicarán de nuevo las campanas en Valleluengo. Sonarán campanas de gloria, campanas de fiesta. Y el pueblo cobrará vida, porque, si las campanas repican, es que el pueblo sigue vivo.
Y habrá repique de campanas porque Fernando (el hijo de Evangelina y de Valentín) se ha comprometido y repetirá el ritual de los dos últimos años (- Esas cosas no se tienen que perder y yo, mientras pueda...) Gracias, Fernando.

"AMIGOS DE SAN BLAS" OS DESEA A TODOS/AS UNAS FELICES FIESTAS.
Felices días, pero sin que nadie se pase, que ha de quedar cuerda y ganas para encarar el nuevo año. Tenemos algunas cosas ya previstas y en marcha para los próximos meses. Id tomando nota de la primera: Un San Blas (6 y 7 de febrero) por todo lo alto, con matanza incorporada. Ahí es nada. En breve daremos más detalles sobre el programa. 




viernes, 18 de diciembre de 2015

ALGUNAS MEJORAS

Volverán los tiempos de las rosas,
 mes de abril henchido en primaveras,
margaritas, campanillas y azaleas,
volverán a bailar las mariposas.
Valdiguicia, el Puzancón en madreselvas,
brotes verdes germinando la Ribera.
Foto: Tito Meschini (Buenos Aires)
(HE DE INSISTIR EN QUE LAS FOTOS HAY QUE VERLAS EN PANTALLA COMPLETA. PINCHAR EN LA PRIMERA Y VAN SALIENDO TODAS, UNA DETRAS DE OTRA...)



Estos días se respiraba más silencio, más soledad, en el pueblo. Como en años anteriores, a partir del puente de la Constitución se han quedado  sólo quienes residen allí durante todo el año, 10 personas en estos momentos. Las calles más vacías, la noche más noche aún, una noche negra como "la boca del lobo", envuelta en una niebla espesa y meona y en un cierto halo de misterio que, sin llegar a sentir el miedo, te invita a ponerte al recaudo siempre agradecido de la lumbre. Algún que otro ladrido de los perros te da cuenta de la existencia de vida y, aunque los ladridos sean persistentes a las tantas de la noche, quebrándote la tranquilidad del sueño, casi que se agradecen, por sentirse uno protegido o, al menos, acompañado.
¡Qué sería de la vida sin rosas!
Una senda sin ritmo ni sangre,
un abismo sin noche ni día.
Ellas prestan al alma sus alas,
que sin ellas el alma moría.
sin estrellas, sin fe, sin las claras
ilusiones que el alma quería.
(Federido García Lorca)
Pero la vida sigue y, cuando a media mañana la niebla remonta más allá del Rebollal, las cosas se ven de otra manera. "Mañana de niebla, tarde de paseo"; una tarde de sol que anima y confunde hasta la propia naturaleza: florecen las rosas como en pleno mes de abril, liban las abejas y las avispas sobre la flor del romero y sabe a primavera la cabezadica al "abrigao" placentero de aquel rincón  que se aloja entre la pared de tapia y el pajar.


HABLAMOS DE REFORMAS

Limpieza de las Pozas de riego.- 













Es algo que se venía pidiendo desde hace años y este año, allá por septiembre, entraron las máquinas.
Efectivamente, ahora quedan las pozas como desnudas, desangeladas, más feas, si cabe. Se han plantado algunos árboles y habrá que buscar la forma de cubrir el entorno de más vegetación: plantas, arbustos, parterres de flores... Dependerá de la imaginación y de la buena voluntad de todos/as.












La reforma del bar.-

Nueva construcción

Otro paso más y una razón más para el optimismo. Avanzamos, luego estamos en la buena senda. Ha habido participación y ganas. Ha habido perseverancia y el resultado está ahí: el techo del bar construido con el mismo estilo que el de la cocina/comedor. ¡Menuda diferencia con el que tenía antes!




La barra. Falta por colocar la encimera.
Ventanas nuevas
Como un niño con zapatos nuevos, estrena canalones.

El carballo de Retaduña.-



¿Qué le pasa a nuestro árbol por antonomasia, a nuestra insignia, nuestro símbolo del pueblo, nuestro roble más mimado? Y qué le va a pasar que no sea fruto de los años, los achaques propios de los robles centenarios. Nuestro buque-insignia va perdiendo fuerzas y va perdiendo ramas, como el hombre o la mujer ya achacoso/a que pierde los dientes, que un buen día se le caen y el pobre hombre o la pobre mujer no se da cuenta de ello. Esta vez han sido tres ramas de una tacada, una de ellas la más larga y resistente. Allí le quedan las cicatrices marcadas sobre la corteza del tronco, como tres condecoraciones de guerra en la lucha por la vida.