Lentamente va cayendo la tarde
y el sol se emboza en su manto
de grana y oro.
Llamaradas de fuego
sobre el alto de la Chana.
Suavemente se va cerrando el telón
que arrastra la sombra de la noche.
Vuelve el silencio.
En el vientre de la
chimenea
chisporrotean
los troncos de encina
- como un rugido gaseoso en las tripas -
Lenguas viperinas abrazan
voluptuosas los leños,
los acarician y lamen con pasión
para devorarlos,
cual la amantis religiosa
con su fiel amante.
La noche envuelta en silencio,
paz y sosiego.
Sólo el silencio,
sólo la noche.
Es el turno de los sueños.
Es el turno de los sueños.
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