lunes, 10 de octubre de 2016

CARBALLEDA 2016


En tierras de Carballeda
oigan lo que está pasando.
En tierras de Carballeda, olé, olé
prenden a los veteranos.


No los prende la Justicia
ni tampoco los Civiles,
que los prenden las mocitas, olé, olé,
con sus diecisiete abriles

Con sus diecisiete abriles,
diecisiete primaveras,
diecisiete mil hechizos, olé, olé,
diecisiete mil cadenas.

Las blancas como jazmines,
como rosas las morenas,
como palomas torcaces, olé, olé,
aquellas que son trigueñas.











Yo quiero ser prisionero,
ser prisionero quisiera.
Yo quiero ser prisionero, olé,olé,
en tierras de Carballeda.

(Ronda o himno  de la Carballeda. Argimiro Crespo)

Canta y baila esta tierra a los sones de la gaita y del tamboril. Suena la gaita en un murmullo de nostalgia y de morriña por la tierra agostada y moribunda. Vibra el aire, embriagado de las cadencias de dulzainas, gaitas y tambores, y transforma las nostalgias en euforia de fiesta y en unas ganas locas  de vivir y de tirar "pa lante".



Añadir leyenda
































Me emociona lo que aún resta de aquellas Carballedas que nos trastocaban los primeros días del curso escolar. Las Carballedas, ¡ay las vísperas!, cuando éramos unos rapaces o cuando ya de mozalbetes osábamos "robar la moza" en los bailes agarrados. La gaita (siempre la gaita!!) y los churros y el aguardiente o las mantecadas de Villardeciervos o de Serafín, el lunes, después de la misa (confesados y comulgados como Dios y los curas mandaban). La comida al pie del río o en los mismos prados... Hubo unos años que se organizaban algunas actividades culturales que estaban muy bien. ¿Qué ha pasado?, ¿por qué razones no han prosperado? No lo sé. Ahora veo que domina el mercado, el paisaje está cubierto por el mercadillo y cada año gira todo el entorno de la fiesta sobre el bullicio de las casetas y de los puestos de venta. ¡Un poco pobre!, lo siento, pero yo lo percibo así.  Sin embargo, trato de extraer lo que aún permanece en el tiempo: la música, los mismos gaiteros (a los que les agradezco en el alma su dedicación y su empeño en la conservación y guarda de esa cultura, que es patrimonio de nuestra tierra), los puestos culinarios, el pulpo, etc.

domingo, 9 de octubre de 2016

RECUERDOS DE AGOSTO

Desde la distancia del tiempo las cosas se ven con otra luz, con otra mirada. Hay mayor objetividad a la hora de analizar los hechos: las actividades realizadas, la participación de la gente, el estado de ánimo, etc. Y, procurando ser objetivo, yo pienso que este año las cosas salieron bien. Hubo un programa completo y se notaba que la gente tenía ganas de fiesta y, sobre todo, hubo más participación que nunca. Por tanto, enhorabuena a todos y mucho ánimo para continuar llevando la fiesta y la alegría a nuestro pueblo. Se lo merece, NOS LO MERECEMOS!!. 

CAMINANDO HASTA LA PEREGRINA

Creo que nos juntamos 23 (bueno, 24, porque Fernando se nos unió pasando el pueblo de Donadillo, él en bicicleta). Arrancamos desde Peque. Los chavales iban a toda máquina y nos llevaban al resto con la lengua fuera.





El remate no podía ser otro que una exquisita arroz a la zamorana. Se lo merecían los sufridos caminantes y los abnegados cocineros, que bordaron el guiso
Un día para el recuerdo

LA ROMERIA DEL ROBLE

Fue una idea feliz y fue una tarde/noche cargada de la euforia desbordante de los niños y niñas del pueblo. Se lo pasaron a lo grande. Los papis y mamis se lo curraron como nunca y lo consiguieron.






Foto: Juan Carlos Prieto



Foto: Juan Carlos Prieto

Y SIGUIÓ LA NOCHE... la magia y el encanto de la noche...



Es el primer año, la primera romería al roble centenario. Es el inicio de una nueva tradición. Aquí comienza el futuro... ¿Sabéis cuántos chavales hubo en Valleluengo a lo largo del mes de agosto? No os lo imagináis... Yo conté 56 (edades entre 0 y 18 años). Más o menos el 25 por ciento de la población total que se concentró durante ese mes en el pueblo. Garantía de supervivencia y de recuperación.

Y EL JAMÓN, ¡QUÉ?...

Foto: Juan Carlos Prieto

Jamón, pero del bueno. Otro día fue el pulpo, un pulpo excelente (lo siento, pero ese día no tenía disponible la cámara de fotos, una lástima). Mil gracias a los/as que organizaron las dos degustaciones y enhorabuena por la maestría de su buen hacer para preparar el pulpo en su punto y saber cortar el jamón en su justa medida ...¡TODO UN ARTE!
Días para recordar y noches para no olvidar. Momentos de convivencia y compañerismo.