domingo, 20 de mayo de 2018

EL PRECIO DE UNA MISA. VALLELUENGO, 1934


Un día Juan, guiado por la curiosidad, se puso a escarbar entre los recuerdos familiares que se amontonaban en aquel viejo baúl. Era la primera vez que le picaba la curiosidad por comprobar lo que se escondía en aquellas carpetas de cartón azul y allí encontró de todo: resguardos o recibos de misas pagadas al cura párroco; letras o cheques; unas escrituras o contrato de compra venta de unas tierras que un bisabuelo suyo había adquirido a una cofradía del pueblo (hablaremos de ello en un próximo capítulo), etc. 
Al principio no le dio mayor importancia, a fin de cuentas no eran más que papeles muertos, que contaban cosas del pasado y nada más. 
Pero resulta que son documentos de los años 30 y de esa época apenas tenemos noticias escritas sobre los acontecimientos y sobre los usos y costumbres del pueblo. Por eso han de tener su interés y con ese motivo los traigo aquí.

(Recibí yo, José García, párroco de Garrapatas y encargado de Valleluengo, de Juan Charro Toledo, vecino del citado pueblo la cantidad de cuatro pesetas, estipendio de la misa de aniversario que apliqué por el alma de su suegro, Diego Charro, fallecido en dicho Valleluengo. Y para el resguardo le doy el presente recibo que firmo en Valleluengo, a veintiséis de abril de mil novecientos treinta y cuatro. Fdo.- José García)


Año 1934. 4 pesetas por una misa. Eso ¿es mucho?, ¿es poco? ¿Qué referencias tenemos sobre otros precios o ganancias de esos tiempos en Valleluengo para que podamos comparar? 
Valleluengo subsistía dentro de los límites de la llamada economía doméstica o de autoconsumo, es decir, que se autoabastecía produciendo prácticamente todo lo que necesitaba. Los escasos ingresos que se podían generar procedían de la venta de algún cebón (cerdo cebado), algún jamón ya curado, castañas, alguna docena de huevos, uno o dos terneros, media docena de corderos y pare usted de contar. Por tanto, el dinero contante y sonante era muy escaso.
Cada casa disponía de su propio horno. El trigo que se recogía se molía en molinos de Rionegro, de Peque o de Otero de Centenos. A veces la harina no llegaba para todo el año, con lo cual, en este caso, había que renunciar al autoconsumo y sacar los "cuartos" de donde no los había para poder ir tirando.
Con los pagos nos pasa otro tanto de lo mismo. Algunas familias empleaban a segadores llegados desde Galicia. Sí sabemos que para ese año (1934) ya la República había dispuesto un salario mínimo para los trabajos del campo, que ascendía a la cantidad de 5,50 pesetas por día trabajado (2,69 ptas para las mujeres). Pero eso no quiere decir que los segadores percibieran ese jornal.

(Recibí yo, José García, párroco de Garrapatas y encargado de Valleluengo, de Eulalia Charro la cantidad de treinta y cinco pesetas, importe de los derechos parroquiales que me corresponden por el entierro, funeral y misas anejas al mismo y responsos anual por su difunto padre, Diego Charro. Y para que lo pueda hacer constar así le doy el presente, que firmo en Valleluengo, a veinticinco de octubre de mil novecientos treinta y tres.. Fdo.- José García.)

Año 1933.- 35 ptas por un funeral. Seguiremos indagando precios y salarios para comparar y poder tener un criterio.
Salarios.- Albañil.-........................... 1,55 ptas / hora 
              - Peón de albañil.-...............1,00  "         "     
              - Fábrica.- .......................... 8,00 ptas / día
              - Maestro.-.........................  8,33 ptas / día
Algunos años más tarde, cuando apareció el fantasma del hambre, con las secuelas del estraperlo, el contrabando y la cartilla de racionamiento (los años que siguieron a la guerra), los precios hacían prácticamente imposible el acceso a los alimentos básicos, sobre todo en las ciudades.
Precios.- - Pan.-................................ 0,70 ptas/kg
               - Aceite.-............................ 2,20 ptas/l
               - Tocino.-........................... 2,75 ptas/kg
               - Patatas.-........................... 0,31 ptas/kg
               - Carne de ternera.-............ 6,28 ptas/kg
Cheques de 500 y de 1000 pesetas enviados por Juan Charro a su esposa, Eulalia Charro, desde Argentina (años 1927 1928)
En medio del mural destaca la foto de Juan Charro.

Juan Charro siguió los pasos de otros hombres y mujeres de Valleluengo, que se embarcaron para tierras argentinas o de Cuba en busca del sustento para ellos y para sus familias. 


Arribó, como lo harían miles de españoles y europeos, en el Puerto Madero de Buenos Aires. Recibido en el Centro de Acogida, donde se hospedó hasta que encontró ocupación. (¡Ojo! Los gastos del hospedaje corrían a cargo del Estado Argentino)
Centro de Acogida del emigrante en Puerto Madero

Uno de los personajes ilustres que pasó por ese Centro de Acogida, también en el año 1933 fue el gran poeta español Federido García Lorca.
Cada vez que ahondamos un poco más en las andanzas de aquellos hombres y mujeres que con esfuerzo y sacrificio clavaron el arado en los surcos y sembraron de esperanzas los vientos  que mueven las aspas de los sueños que nos llevan...crece nuestra admiración y cariño hacia ese pasado nuestro que heredamos como legado. 









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