Ya alegra la campiña
la fresca primavera;
el bosque y la pradera
renuevan su verdor.
(Tomás de IRIARTE)
Vuelve la risa de los campos, la fiesta de las flores. Visten los perales su manto de armiño. Trina el piturrollo y el ruiseñor (uno no puede por menos que escudriñar entre las ramas floridas por ver si aparece el nido del jilguero... -permanece oculto el instinto depredador...-).
Con silbo de las ramas
los árboles vecinos
acompañan los trinos
del dulce ruiseñor
(Idem)
Campanillas y corales y los dientes de león.
Se anuncia primavera en Valleluengo.
Más bulla y más temprana
alumbra ya la aurora;
el sol los campos dora
con otro resplandor
(Idem)
Un cielo bañado en un azul inmcaculado mece los vellones de las nubes blancas al susurro del viento frío del Norte.
Una lección de resistencia.
Entre las ruinas un canto a la esperanza.
El árbol florece, la Naturaleza remonta el vuelo
Escucha cual susurra
el arroyuelo manso;
al sueño y al descanso
convida su rumor.
(Idem)
(Idem)
¡Qué amena está la orilla!
¡Qué clara la corriente!
¿Cuándo exhaló el ambiente
más delicioso olor?
(Idem)
Naturaleza toda,
cobrando nueva vida,
aplaude la venida
de mayo bienhechor.
(Idem)
Y en una lucha de titanes, allá por los Pradones (entre la Casa Mechora y el Puzancón), se abren paso las flores blancas de las peralejas y algún espino albar y rompen la monotonía del invierno triste. Los robles y los fresnos van a la zaga y ensayan ya la sonrisa abierta de las flores.
Primavera - la esperanza - la lucha por la vida - ave fenix que emerge. Alegorías, semejanzas sobre un pueblo - VALLELUENGO - que pervive y resiste con la cabeza bien alta el paso inexorable del tiempo. (¡AÚN NOS QUEDA LA ESPERANZA...!
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CAMARZANA DE TERA
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