viernes, 8 de febrero de 2019

SAN BLAS, ¡QUE VIVA SAN BLAS!

Puedo decir que en los últimos años, cuando llega San Blas, me veo siempre envuelto en una especie de maraña de sensaciones varias (supongo que los años no perdonan y las canas tampoco). 
De una parte aparece con nitidez la memoria de la infancia: la algarabía, la alegría estruendosa de los rapaces haciendo de las suyas, aprovechando la licencia  de la fiesta, (los intentos de taponar la salida del  tubo o roncón de la gaita, que tocaba el ti Nofre, por ejemplo. Las mil y una picias o picardías que les hacíamos a las parejas en el baile; el espectáculo de ver a alguno de los mozos forasteros camino de las pozas, como cordero llevado al matadero, por negarse a cumplir con los cánones establecidos...). Ah, y la perra gorda (10 céntimos de peseta), toda una fortuna, que mi abuela nos daba de propina y que la gastábamos en comprar caramelos en los tenderetes que se colocaban en torno a la iglesia o en casa de Serafín.
¡La infancia! Siempre los recuerdos más lejanos afloran con mayor fidelidad en estas ocasiones. Debe ser algo normal.
Y luego esos aires limpios y helados de la sierra, cargados de mensajes de esperanza. Los mismos aires de siempre, que toman carrerilla por La Chana abajo, se cuelan desde la Prazuela y van barriendo o van desperezando las calles del pueblo de la modorra estéril, del letargo invernal... ¡Venga, venga, arriba! Dejemos los bostezos y pongámonos en marcha.
Y digo bien, aires con mensajes de esperanza. Y es que San Blas y las demás fiestas que aparecen en torno a estas fechas, como Las Candelas o La Candelaria, se han instituido para celebrar el triunfo de la luz. Situadas a mitad de camino entre el solsticio de invierno (21 de diciembre) y el equinoccio de primavera (21 de marzo). (Para los celtas, que ocuparon las tierras al norte del Duero hacia Galicia, León y Asturias -por tanto, también Valleluengo- la temporada de invierno empezaba el 1 de noviembre y terminaba el 1 de febrero para dar paso a la primavera...) Los días van creciendo ("Por San Blas, una hora más"). Las noches..., las tinieblas..., los miedos..., se van desvaneciendo. Se impone la luz. Renace la esperanza.
Y eso está también incluido en la maraña de las sensaciones: Sentir que esta fiesta forma parte del rescate, "porque recuperamos tradiciones y recuperar es revivir, es echar a andar de nuevo. Recuperar, revivir, volver a la vida a un pueblo... En San Blas convertimos la esperanza en fiesta..." (San Blas 2018)
A pesar de que la víspera se presentó con cara de no muy buenos amigos, con nieve incluida en el menú del tiempo, no impidió que la gente de los pueblos del entorno acudieran y pudieran disfrutar de la hospitalidad que Valleluengo dispensa cada año a todos los que tengan a bien acercarse  a celebrar la fiesta con nosotros.
El ti Jesús, el Chino - de Rionegro -, se me enfada cada año porque "le saco en la foto". Quiero hacerle un homenaje y brindar por él. Ya son muchos años y ya son muchos san blases, pero es mayor el tesón y la energía de este hombre que, si por él fuera, "venía andando, como lo hizo desde que era un rapá..." (son palabras de él). Gracias, ti Jesús, y que sea por muchos años.

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La tradición manda y, por tanto, es menester rendir los honores debidos al Santo Patrón.
Es posible que sea éste el primer repique de campanas del año. Y es posible que las campanas se hayan convertido ya en los testigos más fieles y leales del transcurrir de la vida del pueblo. En estos momentos acompañan el paso sosegado de la procesión.

(En el video, el recorrido completo de la Procesión)
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Y, del mismo modo, en pos de la tradición, rescatamos las mejores costumbres, que nos llevan a brindar por la vida y por la unión entre todos.
Convivencia, armonía, sintonía y buen rollo... No hay fronteras ni lindes ni rayas...Sólo la alegría de sentirnos juntos un año más.
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Un arroz con bogavante. De chuparte los dedos...
¿Tradiciones?...Pues claro. De eso hablamos. Así que hubo la cena de la víspera y la comida del santo y la cena de nuevo y, por si fuera poco, también se celebró San Blasico. (En las bodas era costumbre celebrar la víspera, el día de la boda y el siguiente de la tornaboda...)



El remate final. Los fuegos artificiales.


EN NOMBRE DE LA ASOCIACIÓN "AMIGOS DE SAN BLAS" AGRADECEMOS A TODAS LAS PERSONAS QUE NOS ACOMPAÑARON Y QUE CELEBRARON CON NOSOTROS ESTE DÍA DE FIESTA Y DE ALEGRÍA COMPARTIDA. 

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