"Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte.
la de la vida"
(Miguel Hernández. J,M, Serrat))
sangrando por la herida.
Delante está el camino
en continuo desafío con la vida.
Dejaste abierta la puerta
de los sueños y se colaron
en la noche callada las negras sombras.
El silencio y la soledad bastaron.
"Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte."
Bastaron el silencio y la soledad
para romper la magia de los sueños,
para aniquilar la pizca de esperanza,
para dejar mi alma sin consuelo.
Quién repone ahora los daños causados,
quién se hará cargo y levantará la mano,
quién querrá compadecerse,
quién llorará conmigo tanto agravio.
"Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor"
Allá, de madrugada, la pesadilla
perdió fuerza y sucumbió sobre el lecho
árido y estéril de los páramos
sedientos, agotados y maltrechos.
Y es preciso arañar la poca
fuerza que nos quede. Escarbar
con los dientes, si es preciso,
para recuperar el ritmo, respirar.
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