No fue una boda cualquiera, una de tantas, fue una boda especial. Y así se vivió: como un acontecimiento que no dejó a nadie indiferente. No fue especial porque se casara alguien importante, ni siquiera lo fue porque se casasen Esther y Erik, no ¡qué va! Es que en Valleluengo se había ya perdido la memoria de esta clase de eventos. Hacía más de 40 años que se habían casado Anselma y Tomás, los últimos en hacerlo en el pueblo. Por eso, porque ya habíamos perdido la esperanza de que noticias como ésta volvieran a remozar la vida del pueblo, porque las calles se llenaron de nuevo de fiesta y las gaitas nos hicieron vibrar los recuerdos y fueran capaces de volvernos a emocionar - que es como volver a cargar las pilas de nuevas ilusiones - Precisamente por eso, ésta no fue una boda cualquiera, fue una boda especial.
Las fotos dan cuenta de la celebración de la boda, que los padres y los novios intentaron adaptar a las formas y costumbres de los viejos tiempos: gaitas - danzas - trajes típicos - canciones de boda... Para ello contaron con un grupo folclórico de San Pedro de Ceque, llamado "La Rueca" que, además, cantaron la misa con ritmos y músicas de jotas castellanas.
Enhorabuena y felicidades a los novios. Que cunda el ejemplo. Habrá otras parejas que lo seguirán haciendo y nos seguirán dando alegrías como ésta. Merece la pena y Valleluengo siempre sabe agradecer esos gestos.
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Último retoque a la corbata del padre del novio |
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Esperando la salida del novio (se abre la puerta de la casa de sus abuelos) |
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Sale el novio, acompañado de la madrina |
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Comparece la novia, guapa y radiante |
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El encuentro inesperado (pero no desesperado) |
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Escuchan con devoción las canciones de bienvenida a la puerta de la iglesia |
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Emocionada la madre de la novia y el padre del novio |
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El grupo "La Rueca", dentro de la iglesia |
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¡Ya se han casao...! tachán...tachan... (Ahora ya podéis...) |
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Agasajo por parte de los amigos y amigas |
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