domingo, 29 de julio de 2012

VALLELUENGO EN LA RADIO


La excusa fue la boda, pero Carlos Pedrero, el corresponsal de Radio Zamora, de la Cadena SER, no se lo pensó dos veces y allí que se presentó, en el bar, micrófono en ristre y dijo sin más: vamos a hablar de Valleluengo.
No es la primera vez que Carlos habla de y sobre Valleluengo. Conoce su historia como cualquiera del pueblo. La conoce, la ha vivido y se ha interesado en muchas ocasiones por las cosas que nos ocurren. La primera vez fue en el año 1981, cuando lo de la manifestación. El estuvo entonces con la radio, la televisión regional y con el "Norte de Castilla". Después ha habido otros momentos, de manera que lo podemos considerar como uno más del pueblo. Desde aquí le damos las gracias.
Bueno, pues hablemos del pueblo en la radio para que todo el mundo se entere de que esto sigue vivo, que sigue palpitando la vida y que la gente disfruta y agradece esta tranquilidad, que no tiene precio, este remanso de paz. Cada uno va desgranando los motivos que le mueven para preferir la vida del pueblo sobre otras opciones de vacaciones. Y con los motivos y alabanzas van saliendo también datos que dan paso al optimismo, -  no a la euforia, sólo a un optimismo moderado - Y es que podemos hablar de que un 70 % de la gente que está fuera vienen al pueblo, al menos una vez al año. En días punta del mes de agosto nos juntamos en torno a las 350 personas, que es multiplicar por 32 la población que vive habitualmente a lo largo de todo el año. Si hacemos un recuento de las personas que emigraron a partir de los años 60, sumando el grupo familiar de cada uno de ellos (parejas - hijos - nietos), podremos estar hablando de más de 500 personas que están vinculadas por razones de parentesco con Valleluengo. Bueno, pues de esas cifras nos sale ese 70 %, tres cuartas partes de todas esas personas, que mantienen su fidelidad para con el pueblo. (Yo, sin embargo, quiero ser más ambicioso y porque sé que se lo merecen en justicia - aparte de que van a leer esto y, si no lo hago, me pueden echar la bronca -, cuento también a todos aquellos que viven al otro lado del Charco, que son hijos y nietos de quienes emigraron a Buenos Aires en los años 40/50. Entonces tendremos que añadir, al menos, otras 100 personas, eso tirando por abajo).
En las fotos falta Pablo, el hijo de Noemí y de Alfonso. El fallo ha sido mío, pido disculpas. Tengo que decir, sin embargo, que el chaval habló como un hombre, tranquilo, sin nervios y entonó perfectamente con todo lo que habían comentado los anteriores: que él aquí se lo pasaba muy bien, amigos, bicicleta, calles sin peligros de coches... ¡Muy bien, Pablo!










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