viernes, 11 de enero de 2013

IX.- LAS FIESTAS

Representación de la obra "Mi pueblo no muere" (año 1979)
A comienzos de los años 70 se empezó a celebrar el "Día del Emigrante". Valleluengo fue el primero en hacerlo. Continuarían otros pueblos, como Villanueva de Valrojo, Fresno, etc. Una fiesta por todo lo alto. Una fiesta amenizada por las mejores orquestas (la recaudación que se obtenía del bar lo permitía con creces), con un programa cargado de actividades, dirigido a todos los públicos. Fiestas llenas de diversión, pero también que trascendían la diversión del momento y  buscaban algo más. 
Chocolatada, a la puerta de Rogelio
Fueron fiestas llenas de contenido. Encajadas en aquella época, en el contexto de aquellos años, las fiestas eran una forma de acercamiento entre los que se habían ido y los que quedaban aún en el pueblo. Eran un llamamiento a todos los pueblos del entorno (que pasaban por el mismo túnel de dificultades y de abandonos) a la unidad. Se buscaban vías de convivencia entre todos, esa era la base. Y, luego, aprovechábamos la ocasión - ¡faltaría más! - para reclamar lo nuestro. Esa era una puntada más y eso nos unía más. Todas las cosas que veníamos reclamando para el pueblo y todas las cosas que planteábamos para la comarca (la comarca de La Carballeda) estaban presentes en el programa de cada fiesta (ver como muestra el próximo capítulo).

Las mozas invitan a primeras horas de la mañana.
 Después del chocolate venía la alborada,
 recorriendo con la gaita y las gargantas "afinadas"
 las calles del pueblo: "Levántate morenita..."
(En cualquier caso, no me digas que con estas mozas
tan airosas hacía falta hacer publicidad de las fiestas...)

LA ORGANIZACIÓN

Pienso que ahí estuvo la clave del éxito. Eso y la implicación de la gente (de la mayoría de la gente...). Cuando aparecían las vacaciones de agosto el programa de las fiestas ya estaba aderezado, precocinado y consensuado. Antes de agosto nos habíamos movido (¡lo que hubieran hecho entonces todo esto de las redes, del facebook, etc!), había ya orquesta contratada, gaitero, responsables de organizar esto o lo otro, las fechas, prácticamente todo. La labor que hicieron las personas (los enlaces, que casi siempre eran las mismas), que coordinaban cada una de las zonas donde vivía la gente del pueblo, fue fundamental.

Estilo no les falta. ¡Si se enteran Los Beatles...!
Una vez en el pueblo (los primeros días de agosto, a veces a finales de julio, con la gente que hubiera. Daos cuenta de que la fiesta se hacía siempre en torno al día 10/12) nos juntábamos para una primera reunión y se hacía una puesta en común de lo que se había preparado, se repartían las actividades por comisiones y responsables y se ponía todo en marcha. No faltaban los encargados de repartir los programas de fiesta por todos los pueblos, panfletos, carteles, etc. Se anunciaban en la radio y en la prensa, invitando a todo el mundo. 

EL PROGRAMA


El último burro..., pero llegó...,
  de eso se trataba.
En el programa se incluían actividades para todos: gaita y tamboril para la alborada y las jotas (recuperar raíces y conectar y ganar a nuestros viejos), juegos infantiles, bailes y verbenas..., juegos populares (el marro, la calva, los bolos...), juegos de mesa, concursos de cartas, el fútbol (solteros contra casados), carreras pedestres (en calzoncillos a las 10 de la noche por las calles del pueblo, ante el estupor y el "deleite" de la gente que tomaba el fresco a la puerta de su casa), carreras de burros (yo tuve el honor de llegar el último una vez que participé, pero que conste que la culpa no fue mía, fue del burro)..., concursos gastronómicos, teatro en vivo y en directo (próximo capítulo)...


Diversión y mucha, ahí están las caras.
Los mozos por los suelos...debió de ser
por el chocolate...
Un programa variado, que exigía mucho esfuerzo y la colaboración de todos. Ahí estaba el secreto del éxito: en la colaboración de la mayoría. 

Y aprovechábamos las fiestas para reclamar. No dábamos puntada sin hilo. Eran el mejor escaparate para mostrar y denunciar lo que nos estaba ocurriendo. Tengo delante una octavilla con el programa de las fiestas del año 1980 (que las repartíamos por todos los pueblos y termina recordando las reivindicaciones con las que dábamos la matraca todos los días de agosto y durante todos los agostos: (1º Puesto de trabajo en nuestra tierra. 2º Industrias derivadas del campo. 3º Reforma Agraria. 4º Inversión obligatoria de Bancos y Cajas en el desarrollo del campo. 5º Fuera caciques e intermediarios. Precios justos.). 
Pegatina que el GTE (Grupo de Trabajadores Emigrantes en el País Vasco), sacó en el año 1976.
 (Este Grupo  se constituyó en Oñate (1974) y se extendió por otras localidades, sobre todo de Guipúzcoa
(Mondragón, Aretxabaleta, Vergara) y Vitoria. 




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