martes, 1 de enero de 2013

VII.- SALTÓ LA CHISPA

A lo lejos campos secos, yertos, viejos,
de ojos claros, apacibles y serenos.
Viejas tierras que abortaron sus maldades,
no más que alma, alma adusta, adormecida en agonía silenciosa.

Se apagaron los cantares en la rama de la encina
y aquella agua que bailaba entre cárcavas y barrancos 
se quedó colgada arriba,
en los nidos de la sierra.
Esas voces, voces viejas de la tierra, se acallaron,
sólo el canto de cigarra veraniega rompe el hilo de monótona existencia...
José Fuente, 1974.



Y UN DÍA SALTÓ LA CHISPA



Saltó la chispa porque se rumoreaba que los de Hacienda andaban detrás de los montes comunales del pueblo. Sería por el año 1976. El pueblo tenía la titularidad de los comunales y el Ayuntamiento era el administrador. Parece ser que habían transcurrido varios años sin pagar la contribución de esos montes, de manera que se había ido acumulando una deuda de más de 70.000 ptas. Los rumores arreciaban y decían de todo: - que si no se pagaba, Hacienda o ICONA se quedaba con todo; - se hablaba de ciertos especuladores de un banco en concreto que estaban al acecho para echarles el guante, si el pueblo no respondía.

Bueno, el hecho es que cundió la alarma y, ante la pasividad (algunos acusaban de complicidad) de las autoridades locales, tuvieron que ser los propios vecinos los que se organizaron y cargaron con el muerto. Algunos tomaron la iniciativa, expusieron la situación al pueblo, reunido en concejo, y se acordó repartir la deuda entre todos los vecinos que fueran propietarios de tierras. Los que habían tomado la iniciativa se movieron por las distintas zonas donde vivía la gente que había emigrado y consiguieron recaudar y llegar a tiempo (un día antes de que expirase el plazo) para "cumplir con Hacienda".

Y con esa chispa se encendió el fuego. Habían pasado unos años planos (de encefalograma plano), sin frío ni calor, los últimos 10 años (1965 - 1975, más o menos). En general no se tenía conciencia de lo que estaba pasando, bastante tenía cada cual con atender a sus cosas. Bastante tuvieron durante esos años con el ir y venir en busca del sustento. Ahora ya, una vez que cada uno había pisado tierra firme y ya había terminado de "colocarse", ahora que los sueños reposaban, llegó el momento de pensar y de echar la vista atrás. Y, de repente, se dieron cuenta de que atrás habían dejado un pueblo, una casa, una tierra abandonada... y espabilaron y empezaron a organizarse y a hacer cosas. 
Y lo que se hizo en el pueblo de Valleluengo en aquellos años (1974 - 1985 -aproximadamente-) merece ponerlo en letras mayúsculas, porque rompió la inercia y la apatía secular que anidaba en todos aquellos pueblos desde siempre y porque sirvió de modelo para otros pueblos de la zona.

El pueblo carecía de todos los servicios básicos: agua corriente y alcantarillado, alumbrado público, teléfono público, pavimentación de calles, asfaltado del camino de acceso (desde la carretera). (Por decirlo en román paladino o en castellano antiguo o hablando en plata, hay que decir que se seguía cagando en la cuadra o debajo de la tinada -con las gallinas como invitadas de honor- Las aguas sucias salían de las güeras que aparecían debajo de las puertas grandes y perfumaban el aire y el tollo de las calles...). Y, entonces, el pueblo se cabreó, dio el puñetazo debido encima de la mesa y arreó con todos los trastos. Se movió, se tiró al monte y reclamó lo que consideraba sus legítimos derechos. Conservo 13 actas de otras tantas reuniones de concejos o de las comisiones, que dan fe de la frenética actividad y del empeño que teníamos por conseguir lo que reclamábamos (actas que corresponden a los días 15/08/1979 - 22/08/1979 - 06/09/1979 - 12/10/1979 - 13/10/1979 - 14/10/1979 - 17/08/1980(concejo) - 17/08/1980(comisión) - 18/08/1980(concejo) - 19/08/1980 - 20/08/1980 - 03/09/1980 - 09/09/1980). A continuación transcribo la primera de esas actas, en la que se expone la situación real de entonces (es un fiel reflejo de aquella realidad) y las medidas que se tomaron:

"En Valleluengo, a 15 de agosto de 1979. Reunidos en concejo abierto, siendo las 11,30 h., los vecinos del pueblo, previamente citados, todos mayores de edad, propietarios de viviendas ubicadas en dicha localidad, tratan sobre los problemas que atañen al pueblo y que se relacionan con la falta de servicios públicos.
Se abre la sesión informando al pueblo del resultado de la entrevista que el pasado día 13 de agosto había mantenido una comisión del pueblo con el presidente de la Diputación. Dicha comisión estaba formada por: D.Máximo Mateos Llamas, alcalde presidente del Ayuntamiento; D. Santiago Pérez Pérez, secretario del Ayuntamiento; D. Bernardino Junquera, D. Ignacio Fuente, D. Ramiro Ferrero y D. José Fuente, como representantes del pueblo. La entrevista giró en torno a la problemática del pueblo respecto a la falta de servicios públicos. Se manifestó al Sr. Presidente el descontento y protesta del pueblo ante la Corporación Provincial, al no haber ni siquiera intentado poner remedio a los problemas que, desde hace tres años, se vienen planteando ante la Diputación. El Sr. Presidente no dio respuestas concretas. Se refirió al abastecimiento de aguas, diciendo que intentarían acogernos en alguno de los planes (Oeste - Campos - Base) que integraban los Planes Provinciales de este año. Prometió que el camino de acceso al pueblo podría pavimentarse a partir de enero.
El pueblo no quedó satisfecho...y como resultado se propuso tomar una serie de medidas concretas y más drásticas, con el fin de mover a la Diputación a que, de una vez por todas, hiciese caso a nuestras justas reivindicaciones. En ese sentido hubo varias propuestas de acción: - 1 Manifestación en Rionegro, haciendo entrega en el Ayuntamiento de un escrito dirigido a la Diputación y otro al mismo Ayuntamiento. 2 Campaña de prensa y radio. 3 Sentada en el Ayuntamiento. 4 Corte de la carretera Benavente - Orense. Se aprobaron por mayoría las dos primeras propuestas.
El último punto planteado fue la propuesta de constitución de una comisión representativa del pueblo, integrada por vecinos que viven habitualmente en el pueblo y por personas que viven fuera. Esta comisión tendrá como objetivo gestionar todos los trámites referentes a las obras y servicios del pueblo. Se aprobó la propuesta y se nombraron por votación los miembros de esa comisión, formada por D. Ismael Alonso Vara (alcalde pedáneo), como presidente; José Fuente, como secretario y ambos como representantes de la gente que vivía en el pueblo; D. Bernardino Junquera, representante en la zona de Bilbao; Dª Ana María Gallego, en la zona de Vitoria/Guipúzcoa; D. Ismael Bernardo, zona de Valladolid....
Se levanta la sesión recordando a los presentes la necesidad de mantener la unidad de todos y animando a la participación en la manifestación..."


A lo largo de esos años - sobre todo, 1979 y 1980 - hubo un trasiego continuo de las respectivas comisiones que se nombraban en los concejos para dar la vara ante las autoridades (Ayuntamiento - Diputación - Gobierno Civil - Sede de la UCD -el partido de Suárez, que eran los que mandaban entonces y, a su vez, eran los que mangoneaban estos temas desde Zamora-). (La contestación que nos dio en una de las entrevistas el gobernador nos dejó de piedra. El era D. Joaquín Argote, un paisano gordo, muy gordo, mofletudo y tripudo. Nada más exponerle los motivos de la reunión nos echó encima un jarro de agua fría, nos despachó diciendo que en la alta Sanabria había pueblos en los que la gente tenía que acarrear el agua en burros desde varios kms y que eso mismo ocurría en el Africa Subsahariana y que, por tanto, él no entendía el motivo de la urgencia con la que nosotros reclamábamos su intervención. Después se siguió despachando a gusto y soltó prendas como ésta: "Mucho ojo con los especuladores de ideas, los que meten en la cabeza de esas pobres gentes de los pueblos sueños imposibles. Las cosas siempre llevan su cauce normal y no hay por qué provocar las soluciones usando la fuerza, las algaradas...esos que juegan a engatusar a los pueblos para que se levanten y protesten contra las autoridades legítimas y democráticas...esos son los que tendrán que reflexionar y ver qué es lo que están haciendo..." Nadie dijo nada, sólo el secretario abrió la boca: "Vuecencia tiene razón, nosotros estaremos a lo que se nos mande..." (literal).)

LA MANIFESTACIÓN



Fue una demostración de fuerza y de unidad (de unidad relativa, porque siempre los habrá -y siempre serán los mismos - los que lleven el oficio de poner las chinitas en los pies...Yo no digo nada, vaya por delante mi máximo respeto hacia todos). Allí estaban la mayoría de los hombres y mujeres, viejos, jóvenes y menos jóvenes. A las 8 de la tarde de un día de agosto del año 1979. Algo inaudito, lo nunca visto en la comarca (y los medios de comunicación dijeron que tampoco en la provincia). La gente de Rionegro "achismaban" curiosos y sorprendidos tras la puerta y pegaban el portazo ante la avalancha de las voces "no nos mires, únete". Nos esperaba la policía de tráfico, que nos acompañó a lo largo del tramo de carretera hasta la plaza frente al santuario. Ahí se leyó el escrito de reclamaciones que se entregaría al Ayuntamiento para que lo enviase a la Diputación. Nos dirigimos al Ayuntamiento para hacer entrega al señor alcalde de ese escrito. Alguien trepó hasta el balcón y extendió sobre él una de las pancartas: "Pedimos justicia, los mismos derechos, los mismos servicios".
Y fue una demostración de compromiso y de comportamiento ciudadano (se habían pedido los permisos necesarios y alguien nos había informado que en el cruce del Empalme había una docena de jeeps de la guardia civil a la espera...). Allí estaban unidos como una piña la inmensa mayoría de los hombres y mujeres del pueblo, (la mayoría arrancaron andando desde el pueblo, todos juntos). Eran viejos y jóvenes, los padres y los hijos. Eran personas que habían forjado su carácter inconformista sobre los yunques insolentes e insensibles de las fábricas, con la voluntad curtida y tostada al retesteiro del sol que azotaba los tejados de los edificios en construcción, fajados en la disciplina implacable que marcaba el despertador cada mañana y en los ritmos trepidantes, monótonos y fríos de la cadena de montaje. Así que, no se la iban a dar con queso.

En Zamora se lo tomaron medio en broma, pensaron que sería una tormenta pasajera de verano. Pero se la tuvieron que envainar, porque la cosa se mantuvo y después vendría el agua y otras reivindicaciones y otras iniciativas como el bar o el coto o la concentración...Pero, vamos a ir poco a poco. Para otro día más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario