viernes, 20 de septiembre de 2013

LA CARBALLEDA



Un tiempo espléndido, cargado de sol y, siempre que el tiempo acompaña, se nota, claro que se nota. Hay más gente, más bullicio, más diversión, más fiesta. Llegó la Carballeda y dejó ese regusto de la fiesta tradicional, la fiesta de siempre, la que lleva el renombre de toda la comarca, la que se recuerda con nostalgia desde siempre. La gaita, las gaitas y dulzainas (reconocimientos para los gaiteros, tamborileros y dulzaineros que empeñan sus horas libres para conservar ese patrimonio tan querido). El pulpo, las pulpeiras, churros y mantecadas, la gastronomía que no se pierde, y las almendras garrapiñadas, las avellanas. Ya no están "los de Peque" (Julio y Evaristo), ni el Gato, ni los de Fresno ni la Rapina... ni Serafín con los churros... Faltan los burros que estaban a la venta en la plaza de su mismo nombre y las vacas o los cantiagos de madera de pino que traían los de Nogarejas y Castrocontrigo para venderlos el sábado de Carballeda en la plaza de Tres Barrios. Han cambiado las formas y los contenidos, pero no los aires. El ambiente festivo se mantiene.

Se había recogido la cosecha, se habían sembrado los nabos. Estaban ahora en plena faena del abonado de las tierras. Era una tarea dura: cargar el abono, llevarlo en la carreta, descargarlo y "arramarlo" -esparcirlo por la tierra-. La Carballeda estaba en medio, entre la recogida de la cosecha y la sementera, entre el final y el comienzo de un nuevo ciclo.





 Imagen de la Carballeda del año 1913, (propiedad de Elida).
En la leyenda del pie se lee:"Verdadera Imagen de  "NTRA.SRA. de la Carballeda, que se venera en su célebre santuario en Rionegro del Puente, obispado de Astorga, provincia de Zamora.
Los Ilmos. Sres. Obispos de Zamora, León, Orense, Valladolid, Tuy, Huesca, Astorga y otros han concedido muchas indulgencias a los devotos de esta santa imagen.- Su Abad Administrador, lo es el Sr. Lic. D. Lorenzo Martínez, Párroco de Peque.- Año de 1913."





El sábado-noche la gente (los más atrevidos y también, por ello, los más auténticos), conservan la costumbre o la recrean, de lucir los trajes típicos de la zona.



Exhiben los gaiteros la gracia y el embrujo de muñeiras y alboradas. El sonido meloso de las gaitas, que acompañan los bailes de jotas espontáneas en las plazas y que acompañan también el paso lento de la procesión alrededor del santuario. Tocan también el himno nacional, al lado de las autoridades, (que aún la religión y la patria siguen "firmes" en la unidad de destino, en estas tierras nuestras...)

Antes era Emilio uno de los que se apostaba a la orilla de la carretera y vendía los cestos y las talegas. Otros le han sustituido.



Los puestos de almendras siguen como siempre, la misma elaboración, las mismas bolsas, el mismo sabor y la misma costumbre de comprarlas para llevarlas como recuerdo a los que no han tenido la suerte de venir a la fiesta.


  El mercadillo ha sustituido al mercado tradicional de burros, vacas, cerdos o madera.





Y no ha de faltar el pulpo, los pinchos morunos, torreznos o el churrasco





 Se agolpan los fieles bajo las andas de la imagen, ansiosos y ansiosas por tocar el manto o para portar el brazo de las andas. (Antes, no hace tanto, uno de los curas acompañantes recogía los billetes de esos fieles, que era como el precio que había que pagar para tener derecho a llevar las andas sobre su hombro. Esta vez no lo he visto. Algo hemos avanzado). Mi respeto total a todos los que mantienen esas creencias y esos sentimientos, es decir, a las gentes sencillas del pueblo. Seré menos clemente con quienes se han aprovechado -o con quienes lo siguen haciendo- y han manipulado esas creencias y esas emociones. 








1 comentario:

  1. Que bueno Jose. Por un momento, he revivido aquella ultima carballeda. Me queda ya tan lejos. Añoranza del pueblico. Estoy ansioso por leer tu libro, es lo que tiene la reclusion voluntaria en las islas.
    un abrazo para tod@s. Esperemos veros pronto.

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