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viernes, 12 de diciembre de 2014

EL INVIERNO ASOMA LA PATITA... (EN VALLELUENGO)

ROMPE EL ALBA ESCARCHADA
SOBRE LA BLANCURA HELADA DE LOS PRADOS,
LA TARJETA DE VISITA DEL INVIERNO.
HA LLEGADO, HA ENTRADO POR LA PUERTA GRANDE
EL INVIERNO EN VALLELUENGO.

.

Unos días en el pueblo. Paz y tranquilidad. Amaneceres bajo cero y mañanas empapadas en sol.



Hace frío y la primera tarea del día ha de ser encender una buena lumbrada, así que manos a la obra. Mientras se aviva el fuego afloran los recuerdos de aquellos fríos, con aquellas escarchas alumbradas con chupiteles en los aleros de los tejados. Entonces casi siempre era la madre la que se encargaba.  Ella era la primera en tirarse de la cama. Encendía el fuego para que la casa estuviese caliente para cuando se levantasen los hijos. Amor y entrega de madre. Desde los tiempos más remotos fue la mujer la encargada de mantener vivo el fuego, el calor del hogar, el fuego sagrado de los dioses. (Homenaje agradecido y cariñoso a esas mujeres abnegadas).
Empezamos el día. El pan torrado, puede que con un toque de mantequilla y mermelada (antes -en los tiempos de los chupiteles-, pudiera ser con manteca del cerdo o...¿por qué no?, empapado con unas gotas de aguardiente...¡ay, quién pudiera regresar a aquellos         placeres ahora                                                              prohibidos!)


Frío en las primeras horas del día, pero después la mañana queda diáfana, anegada en luz y en sol, un sol benigno, un sol bendito que anima a caminar, a solazar el alma, pisando los carámbanos de los caminos, respirando hondo el aire puro de los pinos, los robles o las encinas, la carqueisa y la urz... (que, aunque menos, conservan aún restos del aroma que desprendían en la primavera y el verano).












INHÓSPITAS LAS CALLES, HOSCAS Y FRÍAS.
DOBLEGADOS LOS FRESNOS, SOPLA EL VIENTO
QUE BARRE LAS ÚLTIMAS HOJAS DEL OTOÑO.
GOLPEA LAS ALDABAS DE LAS PUERTAS
YA CERRADAS A CAL Y CANTO.

NADIE ACUDE A LA LLAMADA










Languidece la tarde. Sangre roja sobre el cielo de la Chana. No hay alarma sino promesa cierta de sol radiante para mañana.










Cae el telón de la noche, una noche de luna -fase de luna llena- (luna lunera, cascabelera...), una noche luminosa.


Cae la noche sobre las calles desiertas, a la espera de nuevo del bullicio, del griterío de los rapacicos, que alegran y llenan con sus risas los días y las vidas de los que sentimos y amamos el pueblo. A la espera de las tertulias de los vecinos que toman el fresco cada noche a la puerta de sus casas.

Cae la noche, pero sobre el cielo granado en oro de la Chana se vislumbra un sol radiante y luminoso, que promete el resurgir de nuevo del bullicio y de los gritos, de las tertulias al fresco y de los paseos que mitigan y reposan las cenas más copiosas y pesadas de la cuenta. Mientras tanto, nos queda la paz, la tranquilidad y el silencio forzado.




LAS FOTOS FUERON HECHAS EL DÍA 5/12/2014

sábado, 15 de noviembre de 2014

SAN MARTINO 2014

San Martino, con lluvia y con frío. Once de noviembre, una fecha marcada en el calendario del pueblo y de los demás pueblos de la "contorna". Una fecha esperada, y con razón. Hacía tiempo que la despensa había quedado sin existencias y las tripas semivacías reclamaban con urgencia  nuevos repuestos. Los cebones hocicaban entre su propio estiércol, allá en la cortea (pocilga), mientras esperaban impacientes su ración de berzas y remolachas medio cocidas, sazonadas con una lata de harina de centeno, un verdadero festín.
Eran sus últimos días y deberían acumular méritos y "arrobas" (1 arroba = 11,50 kgs. Un buen cebón = 20 arrobas) para alcanzar la "gloria" de verse coronados en su momento sobre los varales y el humo de la cocina. El otoño era dueño y señor y  marcaba el norte de los días y de las noches.
El otoño, encumbrado sobre las copas de los fresnos, les despojaba de las últimas hojas amarillas. Los prados, con los colores ocres y pardos. Los pellizos, vacíos de castañas, y los ánimos, subidos de tono, porque todo eso se interpretaba bajo el signo de LAS MATANZAS.


(-¿Cuándo matamos los cochinos? - preguntaban los rapaces impacientes a sus padres -  Cuando se caigan todas las hojas de los fresnos... respondían los padres convencidos...).
 Y así llegó San Martino: con la despensa vacía, los cochinos dispuestos, resignados y con las arrobas bien prietas y las hojas de los fresnos alfombrando la hierba de los prados. Todo a punto. (Señorita, que mañana no vengo a la escuela, porque voy a la matanza de mi tía...)

 Cada año, al amanecer del día 11 de noviembre, aparejaban el burro - (para esta ocasión tendría que ser con las alforjas nuevas, que lucían moños o penachos y borlas de lanas de colorines) - tiraban por el camino de San Mamés a Santa Eulalia y de aquí hasta Mombuey. Era la feria del ajo y era también una de las ocasiones para "mercar" la pareja de cochinos que habrían de  cebar para el año siguiente. (Cuentan las viejas crónicas que fue en en uno de los San Martinos cuando uno del pueblo -no diré su nombre- se dirigía a la feria con el ánimo alegre, dispuesto a pasar una jornada placentera y sabrosa... -el/los cuartillos de vino, el rabico de pulpo... etc.- Todo iba a pedir de boca, pero fue llegar, más o menos, a la altura de la Venta la ti Cándida cuando, he aquí que el burro se quedó como clavado en el suelo.
El hombre no hacía vida de él y por más que le arreaba con el palo, por más juramentos y pestes que echaba, no conseguía que el burro se aviniera a razones. En éstas andaba, desesperado -con la esperanza perdida - adiós pulpo y adiós vino-,  cuando un paisano que acarreaba una carga de guindillas para la feria le dio alcance. El guindillero se interesó por lo que le ocurría  y le aconsejó un remedio que le resultaría infalible.
- Hágame caso, buen hombre, coja esta guindilla y unte con ella el culo del jumento, que ya verá usté.
Así lo hizo nuestro buen paisano. Tan pronto como le aplicó el remedio, el burro partió como un rayo, echando humo y fuego, dando rebuznos de socorro y coces al viento.
- Y ahora ¿qué hago yo, si no voy a poder darle alcance? - se quejó angustiado nuestro ilustre  paisano
- Pues haga usté lo propio - le contestó el de las guindillas.
No hubo más que aplicarse de la misma guisa el ungüento y arrancó como una centella, de tal manera que no sólo le dio alcance al burro de fuego, sino que le pasó y en el momento de adelantarle le dijo bufando: en ca la Rapina te espero...)


Parece que pesa el santo...(véase al devoto porteador de la izquierda)


Deslavada, desvaída e insulsa la feria de este año. El tiempo lo hizo todo. Pocos puestos de venta y un ambiente pobre.
¡Pobre!... Más pobre aún la procesión. ¡Vamos, hombre! No llegaban a las dos docenas los "procesionarios" = (los que iban en la procesión, se entiende)  (IVA incluido. IVA = el cura, los monaguillos, las autoridades, el gaitero con el del tambotil y la pareja de la guardia civil)



El cielo plomizo, amenazando lluvia.

jueves, 25 de septiembre de 2014

CARBALLEDA 2014



En tierras de Carballeda
oigan lo que está pasando.
Prenden a los veteranos.
No los prende la Justicia
ni tampoco los civiles,
que los prenden las mocitas
con sus diecisiete abriles,
diecisiete primaveras,
diecisiete mil hechizos
.....................................
Yo quiero ser prisionero,
ser prisionero quisiera
en tierras de Carballeda
olé, olé...

Prisioneros de la fiesta, enganchados sin remedio a esta tierra nuestra. Ahí estuvimos como clavos, disfrutando y añorando (- siempre añorando - aquellas otras Carballedas: las de la Novena, las de la merienda a las orillas del río, las del cuartillo de vino y el rabico de pulpo, las de las mantecadas o los churros acompañados del correspondiente trago de aguardiente el lunes después de las confesiones)

Un año más, una Carballeda más.

La de este año un tanto deslucida por el tiempo, con menos gente. Pero, aún así, no deslució el humor y la sana comparsa, el encuentro con viejos amigos y conocidos. Había ganas de fiesta. Se notaba y se sacaba a relucir.





  Esas ganas de fiesta se lucieron en los trajes típicos de la zona a la hora de la Ofrenda Floral.



En los bailes y jotas, animados por los dulzaineros de San Pedro de Ceque




 Lució el pulpo y las pulpeiras en todo su esplendor





Lució Mito su cara de satisfacción después de haberse dado un homenaje merecido con la media ración (o la ración entera, ¡qué más da!) en el puesto de "Los Gallegos".

Lucieron ellos los ratos amigables y saludables de la ronda de vinos vespertinos (un servidor está incluido). Brindamos porque se repita muchos años. De momento ¡doynunaño!




Lució la procesión alrededor del santuario, precedida por el conjunto folklórico de Lubián, con sus atuendos típicos, acompañados de gaitas y tambores.




 Y los que no fueron, porque los años pesan, lucieron también el buen talante y conformidad. Recordaban, rememoraban la nostalgia de antiguas anécdotas... -"Íbamos por el Rebollal...¡Ay de mí, qué tiempos aquellos!..."


El video contiene la "Ronda de la Carballeda" (En tierras de Carballeda, oigan lo que está pasando). Confieso que he estado "chumiscando" mientras la escuchaba. Alguna lagrimica se escurría por la mejilla sin quererlo... "anegando un mar desbordado de penas..."

¡¡SALUD Y DOYNUNAÑO PARA TODOS/AS!!