sábado, 19 de marzo de 2016

AQUELLOS AÑOS MOZOS



Hace un tiempo escribí algo sobre las bodegas y el vino de Valleluengo en este blog. Copio ahora algunos párrafos de lo que dije entonces, con el único objeto de acompañar unos versos que se me han ocurrido al azar y que, a mi modo de ver, retratan de alguna manera la vida -cómo se respiraba la vida- en aquellos años lejanos.

ESCRIBÍA ENTONCES

 ...Eran vinos de andar por casa. Vinos que se bebían como el agua, pero que, a pesar de todo, tenían la fuerza suficiente (o al menos la voluntad) de resucitar el ánimo y, en más de una ocasión, por qué no decirlo, avivaban más que el ánimo y de eso puedo dar fe...

...En la bodega, debajo de la cuba, siempre estaba dispuesto el vaso de cristal, un vaso de cuartillo, del mismo color que el vino, (porque nunca había catado ni el agua ni el estropajo). Antes de llenar la jarra, con la que se llenaría a continuación la garrafa, se escanciaba el vino en el vaso y se saboreaba como si de un ritual a Baco, dios del vino, se tratara...



...Mis recuerdos me llevan a cuando Jesús el Cojo o Celestino (a los que recuerdo con cariño) nos pedían a los rapaces que encontraban por el camino que les acompañásemos a buscar el vino a la bodega. Solían llevar unas farraspicas [1] de bacalao seco, sin desalar, en el bolsillo, y nos las repartían. Cualquiera se puede imaginar cómo entraba aquel vino y, el bueno de Jesús y de Celestino, que nunca decían que no a casi nada, pues dame otro vaso y otro y… ¿cómo bajábamos la cuesta de la Chana?… como volanderas[2]...

Y ESTOS SON LOS VERSOS




La bodega

Por una cuesta empinada,
 vista al frente, el paso firme,
remontábamos la Chana
y, a la bodega, ¡jolines!

El vino fresco salía
y fresco entraba pa dentro,
y, a gatas, ¡ay madre mía!,
estrellado el firmamento.

El vaso lleno hasta arriba,
empina el vaso hasta abajo,
que al tieso mozo, ¡ay demina!,
derriba de un solo tajo.

La Chana abajo rodando,
ji,ji,ji, llegan los mozos,
ja,ja,ja, bajan cantando,
¡ay qué risas, qué alborozo!

Ya las comadres retalan
por las plazas y en la fuente:
bla, bla, bla, ¡ay virgen santa!,
que los mozos se divierten.

Bífidas lenguas pregonan
que los mozos se emborrachan,
y las mozas se enamoran,
se enamoran las muchachas.

Retalen lo que retalen,
viejas comadres, yo paso,
me quedo con los detalles
de los mozos… ¡qué carajo!

A la sombra de los prados
duermen la mona, ¡tadicos!,
¡cómo un vino tan aguado
causó ese efecto maldito!
  
Siempre nos quedan las mozas,
las mozas enamoradas,
vino y bodega, echa otra
y otra más para mi amada.




[1] Trozos en láminas
[2] Mariposas
Retalar (relatar). Aquí, criticar.
Tadico. Pobrecico.

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