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viernes, 23 de noviembre de 2012

VALLELUENGO, COLOR DE OTOÑO


Llueve,
 detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Antonio Machado











Lloran las hojas
lágrimas de lluvia,
sangre de lluvia
sobre una tarde de otoño.
Gotean las pardas hojas
de la higuera y de la peral grande,
de los negrillos, el manzano y el nogal.
Arrecia la lluvia
y golpea con saña los cristales,
mi corazón late
y siente el sabor amargo
de la soledad.
Tan solo el viento
(y algún que otro perro suelto)
ocupan las calles,
murmurando (o ladrando)
al silencio que dejó la ausencia.
No da abasto esta lluvia compasiva 
para cerrar el boquete de la herida, la hemorragia
incontenible de los que se fueron.

Es tarde de otoño en Valleluengo.




                                                                                    








                                                     


Desnuda está la tierra,
y el alma aúlla al horizonte pálido
como loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta, en el ocaso?
¡Amargo caminar, porque el camino
pesa en el corazón! ¡El viento helado,
y la noche que llega, y la amargura
de la distancia!... En el camino blanco
algunos yertos árboles negrean;
en los montes lejanos
hay oro y sangre... El sol murió... ¿Qué buscas, 
poeta, en el ocaso?
Antonio Machado














                                                  
                                                 




FOTOS: ESCOLI

jueves, 18 de octubre de 2012

A LA RICA CASTAÑA






    Decían los viejos del lugar, con su pícara y honda sabiduría, que el mes de octubre era el mejor mes del año.
    - ¿Y por qué?
    - Porque se abre la castaña y crece el nabo.

    Bien, pues, hablando de castañas y, recordando el mes de octubre, ese mes envuelto ya en el halo romántico del otoño, con el fantasma de las nieblas mañaneras, el arco iris de colores posado sobre las hojas de los árboles, el refugio amoroso de la lumbre, las castañas asadas en el tostador (un caldero de lata con el culo perforado). Las noches largas, que se acortaban degustando las castañas con la jarra de vino o -eso ya era para nota- con el "moja/moja" de la blanca. Todo eso y mucho más era octubre y todo eso aflora ahora en el recuerdo.


Parque Casas del Hogar (Palencia)

    Y aflora también, porque quedó muy grabado, el trajín de cada día, el dale que dale a la vida para salir adelante como se podía. Era muy poco romántico para las mujeres, por poner sólo un ejemplo, tener que levantarse a primera hora de la mañana, cargar la carreta hasta arriba de abono del corral o de la cuadra, acarrearlo hasta sabe Dios dónde, hasta el Revuelo, mismamente, arramarlo (derramarlo), volver de regreso y llenar de nuevo la carreta, esta vez de paja en la era para echarla de cama para las ovejas en el corral o en la cuadra para las vacas...(aunque esta tarea correspondía más bien a la segunda quincena de septiembre). Ahora, en octubre, irían a sembrar, era la sementera. Un suco (surco) y otro y otro más, siguiendo los pasos lentos y pesados de la pareja de vacas. Arar, sembrar y arar de nuevo para cubrir la semilla esparcida. Una tarea ingrata, dura y, muchas veces, inhumana, tratándose de aquellas pobres y arrastradas mujeres, (pero qué podían hacer las pobres, si se habían quedado ellas solas cargadas con todo el peso de la faena, porque los hombres, ¡ay qué pobres también ellos!, habían tenido que emigrar - generalmente lo hacían desde septiembre hasta la siega de la hierba - Años 1950 a 1975, más o menos).
  Los rapaces también teníamos nuestra ración de ese romanticismo tan particular, que sólo anidaba en la casa de los pobres. Por la mañana bien tempranico, con el morro arrugado, las lagañas pegadas a los ojos y los mocos colgando, cogíamos el caldero o el cesto y nos íbamos a disgusto a recoger las castañas que habían caído esa noche. Empezaban las primeras heladas y las manos se convertían en puros témpanos de hielo, o sea, de carámbano. Los picos de los pellizos se clavaban entre las uñas y eso dolía, ¡coño que si dolía! Podéis probarlo, ya sabes los ingredientes: frío de helada y picos de pellizo entre carne y uña, ¡es una gozada! A las 10 a la escuela y, por la tarde, a partir de la salida de la escuela - a las cinco - de vuelta de nuevo a la tarea. A esas horas habría que varear (golpear las ramas con una vara larga para tirar los pellizos). Con los zapatos de madera (botas con el piso de madera y la cubierta de cuero, atados con correas también de cuero) se pisaba y restregaba sobre el suelo el pellizo para que se abriese. Las castañas se sacaban con la mano y de ahí que los picos, pues lo dicho.



    Valleluengo está rodeado de castaños. No parece un pueblo asentado en plena comarca de La Carballeda, precisamente porque los castaños son más propios de Sanabria. Dicen en el pueblo que fue un cura, yo no sé si sería D. Toribio o quizás el anterior a él, D, Eulogio, (los dos, anteriores a los años 50). Digo que uno de los dos procedía de un pueblo de Sanabria y fue el que introdujo estas plantas en el pueblo. Convenció a la gente para que las plantara porque eso supondría un pequeño ingreso con la venta de las castañas y también porque la madera se podría aprovechar y era muy apreciada. Los pueblos de alrededor no tienen castaños y eso originaba ciertas desavenencias y algún conflicto que otro. Los de Santa Eulalia, entonces Garrapatas, asomaban el morro por los castaños de La Raya y en más de una ocasión se encontraron con alguna piedra suelta que los rapaces, escondidos en el Barranco, les soltábamos como "bienvenida". Lo mismo les sucedía a los de Rionegro con los castaños de las Viñas, al lado de la carretera. Pues, claro, lo que decía la gente: el que quiera castañas, que plante  castaños.
Castañera en la C/ Mayor de Palencia

Escultura en los soportales de la C/ Mayor de Palencia

Destaco el rasgo de "ciego" del autor de la escultura.

domingo, 18 de marzo de 2012

HOMENAJE A MI PUEBLO




Valle largo, longo, luengo,
los fresnos cubren tus sombras[1]
y los prados van tejiendo
de terciopelo una alfombra.

Manan las fuentes calladas,
goteando los recuerdos.
 Pasan las aguas pausadas,
de añoranzas y requiebros.[2]

El pueblo de Valleluengo,
un pueblo honrado y unido,
flor de otoño cara al viento,[3]
y el aliento ¿ya perdido?[4]

Queda la memoria viva,
que es patrimonio la historia,
que la gente no se olvida,
que está cargada la alforja.[5]

Saludan las chimeneas
con olores de matanza,
la madre al fuego remienda
la vida con mimo…y canta.

Campos sembrados de pan,
 hoja de arriba y de abajo,[6]
campos que destilan paz
con fatigas, con trabajo.

La frente perlada en soles,
el trigo es oro en la era.
Van macerando en sudores[7]
las gentes en esta tierra.

San Blas y Santa Marina,[8]
Corpus de olor a sanjuanes,[9]
fiestas de gaita y mantilla,[10]
que corra el vino a raudales.

Hay un silencio que oprime[11]
la tierra desheredada,
nadie se atreve y redime
tantas afrentas causadas.[12]

Izan banderas de fiesta[13]
las gentes que se resisten,
levantan la voz de alerta,
no se aflojan, no se rinden.

Valleluengo por entero,[14]
Valleluengo, pueblo unido,
tus recuerdos, como el viento,
se deshacen en suspiros.

Nadie en su sano juicio
se oculta ni se avergüenza
de haber dormido en el bricio,[15]
de haber mamado la teta.

No es de gente bien nacida,
quienes de alguna manera,
de sus raíces se olvidan,
dejando el árbol que muera.






[1] Desgracias, males, malos presagios.
[2] Lisonjas, piropos, galanterías
[3] Flor de vida corta, endeble, frágil. Cara al viento: expuesta a los peligros, a la intemperie, desvalida.
[4] El aliento: la esperanza
[5] Referida a la memoria, cargada de recuerdos. Recuerdos que se van desgranando en las estrofas siguientes.
[6] En el pueblo el campo, para su cultivo, se dividía en dos zonas u hojas separadas por el valle de Bajo los Quiñones y Valdiguicia. La Hoja de Arriba era la que quedaba hacia Santa Eulalia y Peque y la de Abajo hacia La Milla y Rionegro.
[7] El trigo es oro en la era.- La cosecha del trigo suponía  el sustento de todo el año. Quien más quien menos venía a recoger entre seis y diez cargas (1 carga = 12 heminas. 1 hemina = 11 kgs). Van madurando, tomando conciencia de la situación, van forjando su personalidad.
[8] Fiestas patronales del pueblo
[9] El día del Corpus se engalanaban las calles por las que pasaba la procesión. Se cubría el suelo de ramas y flores de los sanjuanes (cantueso, de olor similar a la lavanda o al espliego) y el fenoyo (hinojo). Las paredes se tapaban con ramas de fresno o de álamos.
[10] Todas las fiestas del pueblo estaban amenizadas por el sonido de la gaita. Llamaban al ti Nofre, de Otero o al ti Francisco, de Valdesantamaría. Las mujeres lucían los rodaos y los mantones de Manila.
[11] Referido a la soledad y al semiabandono actual del pueblo.
[12] Tantos olvidos y desprecios por parte de las instituciones.
[13] Porque todavía hay una luz de esperanza. Ahí están los jóvenes, que se les ve con ganas, (yo lo veo en el facebook).
[14] La totalidad del pueblo: el territorio, los recuerdos, la historia, la gente, los que están dentro y los que se fueron, los que vuelven de vez en cuando, los que ya se han olvidado, los que quisieran volver…
[15] Nombre que en el pueblo se daba a la cuna. Con esta expresión “haber dormido en el bricio” me refiero al hecho de proceder, de ser de pueblo. “Y a mucha honra”, se suele decir. Con el mismo sentido empleo "el haber mamado la teta". La gente repipi o pija, los señoritingos hablan más finolis y ellos dirán "dar el pecho". En Valleluengo siempre ha sido teta y así seguirá siendo.

domingo, 26 de febrero de 2012

FUENTE DE LA DUERNA


Fuente de la Duerna, 
un remanso de paz.

Poso mis ojos cansados
sobre el cristal de tus aguas
y respiro a bocanadas
la fragancia del sosiego.

Bebo el agua
en la cuenca humilde
de mis manos
                    y se desgranan las fatigas
                    como espigas
                    henchidas de trigo,
                    (bajo la caricia de los trillos).

Calmo mi sed
anegando la memoria
con recuerdosque  manan de tu lecho

                    y me siento transformado,
                    navegando a la deriva
                    por los mares de los sueños.




viernes, 2 de diciembre de 2011

NOCHE DE SILENCIO EN VALLELUENGO





















   
Silencio
…bajo la luna de plata…

Silencio
…en una noche estrellada…

Silencio
…concierto al compás de las ranas…

Silencio
…tan sólo los perros ladran…

Silencio
…el pueblo se duerme en calma…
Silencio
...acunado en la... ESPERANZA…

viernes, 25 de noviembre de 2011

EL RÍO NEGRO



FLUYE TRANQUILO Y SERENO,
EN SILENCIO,
EL RÍO NEGRO,
Y GUARDA CELOSO
EN SUS AGUAS
LOS SECRETOS
DE OTROS TIEMPOS.

BAJA EN SUAVES SUSURROS,
A LA SOMBRA DE LAS ALAMEDAS,
DE LOS FRESNOS,
LOS HUMEROS
Y LOS CHOPOS.

¡CUÁNTA VIDA,
CUÁNTA SAVIA EN SUS ORILLAS!,
CON LAS VACAS PASTANDO
MANSAMENTE LOS JUNCALES
Y LOS MOZOS Y LAS MOZAS YA LOZANAS
RETOZANDO EN LA CORRIENTE
DE SUS AGUAS CRISTALINAS.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

VALDIGUICIA



Corre el agua cantarina.
- ¿Dónde su manto de armiño?
Corre el agua cristalina.
- ¿Dónde las risas y trinos?
Corre el agua cantarina.
- ¿Dónde el bullicio y los niños?
Corre el agua cristalina.
-Valdiguicia va hacia el río
y se sumerge en el Pilo.
Corre el agua cantarina.
-Con un silencio perdido
en la añoranza, en baldío.
Corre el agua cristalina.
- ¿Dónde se fueron tus gentes?
- ¿Por qué no cantan las fuentes?