lunes, 19 de noviembre de 2012

III.- VALLELUENGO EN LA EMIGRACIÓN. 1 LOS QUE SE FUERON A AMÉRICA. 1.2. BUENOS AIRES




Foto "Memoria Gráfica de la Emigración Española". Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración.
Baúl en casa de Julián Felipe

III.- 1.- LOS QUE SE FUERON A AMÉRICA. 

1.23.- BUENOS AIRES

SITUACIÓN EN ESPAÑA

Hablamos de los años 1920-1950, período al que nos referimos en este capítulo. La situación social y económica en la España de aquellos años no mejora. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1929) no resuelve las situaciones que provocan las revueltas y los disturbios sociales, las injusticias y la explotación que ejerce la burguesía sobre los trabajadores, la absurda y sangrienta guerra de Marruecos, etc., sino que lo agrava todo aún más, recortando libertades y reprimiendo con más dureza las protestas legítimas (ver “ley de fugas”, actuaciones de las organizaciones paramilitares como Falange, etc., y las consiguientes reacciones de los grupos anarquistas…) Después llegó la República (1931-1936), la guerra civil (1936-1939), la dictadura de Franco, con los primeros años de hambre y de miseria, la cartilla de racionamiento, el estraperlo,…hasta 1950. 
“Campesinos de Zorita
iban a los encinares
a coger esas bellotas
que ni los cerdos ya pacen. 
Con tres civiles Juan López 
llegó a las tres de la tarde, 
un tiro arrancó tres ayes.” 
Alberti 1932

Dejamos eso aparte y nos damos una vuelta por Valleluengo. Sigue el mismo panorama que habíamos pintado en el capítulo anterior, para los años 1920. He hojeado algunos libros y me he fijado en algunos relatos de gente que cuenta su historia como emigrante en esos años, dando sus razones: (“… el largo servicio militar… el hambre… la escasez… éramos muchos en casa… la peste (epidemias)… las guerras… los estímulos recibidos desde Argentina… el escaso horizonte que ofrecía el Viejo Continente (Europa)… ”). Todas esas razones las podemos aplicar a la gente que en esos momentos tomaron la opción de embarcarse y que sea lo que Dios quiera, porque para algunos eso era como tirarse de cabeza al pozo de la aventura. Algunos del pueblo se fueron justo en las vísperas del estallido de la guerra, ¿casualidad? o porque veían que la cosa se ponía fea…

ARGENTINA

Más de la mitad de los inmigrantes que llegaron a Argentina a lo largo del siglo XX fueron españoles. Entre 1857 y 1940 más de 2 millones de españoles emigraron a Argentina[1].
Argentina se convirtió en tierra de promisión, en reclamo de la gente que buscaba un futuro más prometedor. No se trataba ahora de la escapada aventurera de aquellos que iban cargados de codicia a “hacer las Américas”, con la frente calenturienta por la “fiebre del oro” y que luego volvían convertidos en “indianos”[2].


Casa de indianos en Colombres (Asturias)
 Los indianos que mostraban orgullosos sus conquistas, todo un alarde de exhibición de riqueza, que provocaban la envidia y la admiración de todos sus conciudadanos (toda la cornisa cantábrica está repleta de muestras de villas, caseríos de colores atrevidos, con las palmeras - que no fallan en ninguna de las villas -, la verja de hierro forjado rodeando el jardín y el peso implacable del tiempo que ha carcomido tanta avaricia).

Los que ahora[3] llaman a la puerta de la comprensión y de la acogida de esta tierra lo hacen con la sencillez y la inocencia del verso del poeta Francisco Trigo para decir: “abridnos la puerta, que sólo pedimos pan…" No hay otras pretensiones. Dice Mª José González Achaval (www.madrinasd.org/blogs/migraciones): “A comienzos del s. XX había casi tantos inmigrantes como nativos argentinos en Buenos Aires. La mayoría eran simples trabajadores campesinos, jornaleros, de escasa preparación, pero con voluntad de encontrar aquí un futuro. No sufrieron la marginalidad por su condición humilde. Los aquí llamados “gallegos”, aún cuando provenían de distintas regiones de España, instalaron pequeños comercios o almacenes, prosperaron y fueron aceptados con simpatía por los argentinos nativos. Tantos españoles poblaban con sus negocios o pequeños hoteles la Av. de Mayo, que ésta se terminó conociendo vulgarmente como la Avenida de los españoles.”
Bos Aires ten unha gaita
sobro do Río da Prata,
que toca o vento do norde
coa súa gris boca mollada.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Aló, na rúa Esmeralda,
basoira que te basoira
polvo d´estantes e caixas.
Ao longo das rúas infindas
os galegos paseiaban
soñando un val imposibel
na verda riba da pampa.
Feredico García Lorca


EL VIAJE

Baúl retirado en el trastero de María García (Portaje - Cáceres-)
El viaje lo hacen en barco. Las condiciones resultan penosas, aunque van mejorando con el tiempo. El equipaje lo llevan en grandes baúles (acordaos de los “baúles de la Piqué. "Viajas más que los baúles de la Piqué"[4]”). Son habituales las largas esperas –de varios días- en el puerto, “aguardando” la llegada del barco para embarcar.
A la llegada presentaban los “papeles” necesarios para poder entrar: certificado médico, certificado laboral, certificado de buena conducta, pasaporte… En la oficina de Inmigración quedaba oficialmente registrado y le alojaban en el Hotel del Inmigrante donde se les daba hospedaje y comida durante 5 días. Allí mismo se les ofrecían servicios gratuitos de correo, colocación laboral y cursos de capacitación[5]. Generalmente los que llegaban habían sido “reclamados” por los parientes que ya estaban residiendo allí. El “reclamo” lo hacían a través de una carta (la “carta de llamada” - en España "carta de reclamación" - ), en la que se demostraba que “se tenía un oficio, que no había problemas de salud, que no se era mendicante y que nunca se había tenido problemas con la justicia”.[6]


VALLELUENGO EN BUENOS AIRES


¡Partid, y Dios os guíe!..., pobres desheredados,
para quienes no hay sitio en la hostigada tierra;
partid llenos de aliento en pos de otro horizonte,
pero... volved más tarde al viejo hogar que os llama.
¡Volved!
Rosalía de Castro



Tengo noticia de 21 personas del pueblo que emigraron a Buenos Aires: El ti Isidoro Gallego, el ti Justo Gallego, el ti Bernardo Aparicio, el ti Paulino y el ti Feliciano, Manuel Toledo y sus hijos: -Vicente, Julia y Anita-, Manuel Ferreras, Francisco Toledo, Mariana Ferrero y sus hijos: -Antonio y Manuel-, Avelino Fuente y Consolación Prieto, con su hijo Aureliano, Santos Fuente, Agustín Fuente y Constancia Gallego, con su hijo Martín(7)



El ti Isidoro, el ti Justo y el ti Bernardo siguieron el curso de los versos de Rosalía de Castro y volvieron más tarde al viejo hogar. Los demás se quedaron y se afincaron de por vida en la tierra que les dio acogida al otro lado del mar.



Mariana Ferrero.- Hermana de Antonio Ferrero (padre de Santiago, Antonia, Generosa, Federico, Natalia, Modesto). Se casó con alguien del pueblo, de apellido Ferreras (no es seguro). Se fue ella sola a Buenos Aires y, una vez que se instaló allí, volvió en busca de sus hijos (en torno a 1925-1930)[8]
Paulino y Feliciano Colino.- Hermanos del ti José (marido de la ti Petronila), de la ti María (madre de Ernesto, Adoración, Petronila y Juliana) y de la ti Consuelo (madre de Gregoria, Remedios, Fidela, Carmen, José, Quico y Clemente). Algunos de sus hijos se llaman también Feliciano y Paulino[9]
Manuel Toledo.- Hijo del ti Vicente. (Vicente-hijo volvería al pueblo a finales de los años 50 para vender las propiedades -casa y tierras-). Anita es de la edad de Herminia Santiago, de la que dice que guarda un recuerdo entrañable.
Francisco Toledo Ferrero.- Hermano de la ti Obdulia (madre de Herminia, Toribio, Guadalupe, Cesárea y Magdalena). Se casó con una señora de Olleros[10]
Manuel Ferreras.- Hermano de Isabel, Consuelo y de Tomás Ferreras. (Conservo un vago recuerdo de cuando vino de visita al pueblo, mediados de los años 50. Debió de ser en fechas cercanas a las matanzas porque los mozos cantaban, celebrando la ocasión, al son de la canción “Ondiñas veñen, ondiñas veñen e van…”: “Mata el porquiño, / mata el porquiño, / mata el porquiño, Sabel. / El porquiño no lo mato / hasta que venga Manuel.”
Avelino Fuente Fuente.- Hijo de la ti Obdulia y del ti Martino (padres de Tomasa, Avelino, Santos, Genoveva, Agustín, Celestino, Ascensión). Estuvo en Cuba con Benigno Gallego (ver capítulo anterior). Regresó al pueblo, se casó, nació su hijo Aureliano y emigró a Buenos Aires. Después volvió en busca de su mujer y de su hijo.
Consolación Prieto.- Hermana de la ti Concepción, de Laura y de Rogelio. Casó con Avelino.
A mediados de los años 60 vinieron de nuevo al pueblo. (Llegaron a Madrid y preguntaron a un soldado dónde quedaba la estación de autobuses. El soldado fue amable y les informó debidamente. Pero, Avelino siguió preguntando, ¿y vos de dónde sos? – Yo soy gallego, pero vivo en un pueblo de Guipúzcoa, que se llama Oñate – ¡La pucha!, y allí vive mi hermano, que se llama Ascensión – Pues da la casualidad de que yo soy muy amigo de sus hijos… ¡Vaya por Dios, hombre!)
Aureliano Fuente Prieto.- 
Aureliano en Valleluengo (año 2002)
Hijo de Avelino y de Consolación. Se fue con sus padres cuando ya contaba con 9 ó 10 años. 
(El mismo me ha contado en más de una ocasión que era un trasto, muy travieso. Apenas empezó a dar los primeros pasos y un buen día le dio el gran susto a su madre. – ¡Dios mío!, ¿dónde se habrá metido el rapacico? Lo buscaron por todos los rincones y al final lo fueron a encontrar a media escalera subiendo a la torre de la iglesia, gateando, claro).
 Volvió al pueblo en el año 1963, él solo y en el año 2002, acompañado de Pilar, su mujer.
- José Fuente Prieto.- Es hermano de Aureliano. Un soltero de oro (aviso). Vino al pueblo en el año 1986.
- Omar y Daniel Fuente.- Hijos de Aureliano y de Pilar. Daniel vino dos veces al pueblo. Omar aún no lo ha hecho, pero lo hará.
Santos, la abuela Obdulia y Celestino,
antes de embarcar en Vigo,año 1955
Santos Fuente Fuente.- Hermano de Avelino. Se fue con 18 años. Llega a Buenos Aires y se emplea en el reparto y venta de la prensa. Allí se casa con la italiana más guapa de Argentina, con Beatriz Sartore. Vuelve de vacaciones al pueblo en el año 1955 (año arriba, año abajo). Le recuerdo en la distancia: cara agitanada, bigote, las arrugas en la cara, los ojos vivarachos, las bromas que le gastaba a su hermano Celestino…

- Haidé, Hugo y Ana María Fuente Sartore.- Hijos de Santos y de Beatriz. Carlitos Balaguer y Tito Meschini.- Maridos respectivamente de Haidé y de Ana María. Stella y Fabián (hijos de Haidé), Yeshica, Gisela, Matías y Pablo (hijos de Ana María). Matías o Tamura vino al pueblo y se enamoró hasta de las piedras. Pablo vino también en las Navidades pasadas y, aunque lo suyo era el fútbol, buscó también aquí el rastro de sus raíces.
Agustín Fuente Fuente.- Hermano de Avelino y de Santos. Emigró en el año 1946. Antes había sido concejal y alcalde. Fumaba como una curacha y, por ese motivo se ganó el mote cariñoso de “Curacha”. (Angel, el hijo menor, cuenta aquí con detalle su historia de emigrante).
Constancia Gallego.- Hermana de Enrique, Rafael, Primitivo, Amparo y Evangelina. Casó con Agustín.
Martín Fuente Gallego.- Hijo de Agustín y de Constancia. Sus padres le llevaron con ellos cuando apenas contaba con cuatro meses y medio. Vino al pueblo con José Fuente Prieto en el año 1986.
Agustín y Constancia vinieron al pueblo en el año 1993. 47 años sin regresar. Tanto tiempo fuera que al llegar aquí miraban con perplejidad y asombro lo que veían a su alrededor, no coincidían las imágenes que aún conservaban con nitidez, grabadas en la retina, de los paisajes del pueblo en los años 40 y lo que ahora tenían delante de sus ojos. – (Llevame hasta la Duerna, me dijo un día Agustín – Ya estamos en la Duerna, esa es la fuente –  ¡Y nooo…!, ¡cómo no voy yo a conocer la Duerna, si vine muchas veces con el ganao…y esto no es… vos me querés engañar…)
Enrique, Carlitos, Ricardo y Angel Fuente Gallego.- Hijos de Agustín y de Constancia. Ricardo (otro soltero de oro) y Angel vinieron al pueblo el mismo año que sus padres.

NOTA.- Me he extendido más con las familias de Avelino/Consolación, Santos/Beatriz y Agustín/Constancia, no porque sean mis tíos, sino porque tengo más información. Prometo que incluiré aquí toda la información que consiga sobre el resto de las personas.
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LA MEMORIA DEL PUEBLO


Los que se fueron llevaron consigo la memoria del pueblo y esa memoria echó raíces en sus hijos y en sus nietos. Yo percibo cada vez que me comunico con los primos de allá la vibración de una añoranza, la nostalgia de la ausencia, como un desgarro en el alma. Sentimientos transmitidos y que permanecen porque fueron hondos, fueron de verdad. Ellos sienten a Valleluengo como algo suyo, personal, que les pertenece.

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Para josé fuente ferrero

Como estás José, tanto tiempo?


 Estuve ojeando un poco el blog,que por cierto es muy interesante, y no sé si será mucho el aporte mío, teniendo en cuenta que vos bien sabes, José, que  soy el menor de los cinco hermanos y, no estando mis padres ni Martín, debo recurrir a la memoria.
Fines de 1800 (creo que 1887) regresa a España mi abuelo materno (Isidoro Gallego), luego de haber vivido en la capital de Buenos Aires unos pocos años, enviudó y no tuvo hijos. Aquí trabajó para una familia pudiente, aunque no sé bien de qué. En España se casa nuevamente y creo tiene seis hijos de los cuales mi madre Constancia es la mayor.
  29 de Diciembre de 1945 (no sé si le erro por uno,  o 1946) nace Martín, y con cuatro meses y medio lo traen mis padres, partiendo del Puerto de Cádiz el 17 de mayo de 1946 y llegan a Buenos Aires el 17 de junio, exactamente un mes embarcados en el vapor "Cabo de Hornos" que, por cierto, siempre contaba mi padre que era el último viaje del barco.
  Aquí los esperaba el tío Santos, que había llegado de España a los 18 años y el tío Avelino, que vino mucho después solo, habiendo dejado a la tía Consolación y a su hijo mayor, Aureliano, en España, con la finalidad de afianzarse en esta tierra para luego volver a buscarlos. Mis padres llegaban con 25 mamá y 30 papá, bastante jóvenes, por cierto.
  Para esos tiempos el tío Santos ya trabajaba en la distribución de diarios (periódicos) en una amplia zona de Buenos Aires y, por lo tanto, el tío Avelino ya estaba integrado con él  y mi padre se puede decir que ya llegaba con trabajo apenas bajó del barco. El manejo de la distribución y venta de diarios siempre estuvo muy ligado a los españoles, igual que la gastronomía y los bares, que de hecho lo siguen haciendo los hijos y nietos hoy en día.
  La emigración en algún punto "duele", y lo digo con el recuerdo de haber escuchado a mis padres vivir muy pendientes primero de sus padres y luego de sus hermanos, teniendo en cuenta que la única forma de comunicarse con ellos era por medio de las cartas, que los primeros años estimo que viajarían en barco y después en avión, y con la incertidumbre de no saber cuándo podrían volver a verlos. Recuerdo a mi padre que siempre decía que el día anterior a mi nacimiento (26 de octubre) había fallecido mi abuela, su madre, y él se enteró obviamente mucho después. Mis padres siempre añoraron su tierra, y eso se notaba en los comentarios de su "Valleluengo querido". Puedo asegurar que yo ya conocía el pueblo de tantos detalles que ellos nos contaban.
  Y la vuelta fue el 11 de junio de 1993, recuerdo como si fuera hoy la llegada al pueblo y los fuegos artificiales del primo Ignacio, eran muchos años. Era una mezcla de alegría y dolor, mis padres sabían que venían por un tiempo para volver a despedirse de sus hermanos y su tierra. Cuando estuvo la oportunidad de volver en el 97 mi padre prefirió no viajar, él dijo que  se había  despedido de su hermano con tanto dolor que no podría volver a soportarlo, por esto y otras cosas yo fui testigo de que la emigración duele.
  Como dice en su canción el argentino León Gieco,"desahusiado es el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente". Ellos, como tantos, tuvieron que ir a buscar lo que  su tierra en ese momento no pudo darles, algunos por un tiempo y otros para siempre.

  A propósito, una producción Argentino-Española: "Vientos de agua", refleja perfectamente la época de la inmigración, está muy buena y se la puede ver on line.
  Bien, José, seguramente faltarán algunos detalles que no tendré tan presentes en este momento, pero a grandes rasgos es esto, te mando un abrazo grande a la distancia y, como siempre, digo ojalá nos veamos pronto.-


      Angel Fuente





[1] Emigrantes españoles
Año
Nº emigrantes
Año
Nº emigrantes
Año
Nº emigrantes
1857-1860
1,819
1911-1920
181,478
1971-1980
363.550
1861-1870
15,567
1921-1930
232.637

1871-1880
24,706
1931-1940
11.286

1881-1890
134,492
1941-1950
110.899

1891-1900
73,551
1951-1960
715.681

1901-1910
488,174
1961-1970
540.100



[2] Los indianos se convirtieron en líderes locales en la época del caciquismo (finales del s. XIX y comienzos del s. XX), período en el que grandes contingentes de jóvenes, especialmente de regiones con fácil salida al mar, como Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco, Cataluña y Canarias, se vieron obligados en esa época a lo que se denominaba "hacer las Américas"emigrar en busca de una mejor fortuna en países iberoamericanos como Brasil, Cuba, Argentina, Uruguay, Venezuela, México. En algunos casos acudían reclamados por sus familiares ya establecidos en esos lugares., formándose negocios familiares de notable éxito. La mayor parte no tuvieron tanta fortuna, y no encontraron mejor destino en América que la pobreza de la que huían. (Wikipedia)
[3] A los que nos estamos refiriendo en este capítulo.
[5] Memoria de la emigración Castellana y Leonesa. Juan A. Blanco y José Mª Bragado.
[6] Idem
[7] Información: Modesto Ferrero, Herminia Santiago y Remedios Gallego (los tres con memoria de elefante,  a quienes les agradezco los datos que me aportan),
[8] Información: Modesto Ferrero.
[9] Información: Modesto, Herminia y Remedios.
[10] Información: Herminia Santiago


En la pileta
Hijos y nietos de Agustín y Constancia. Con ellos está también José Fuente Prieto (posa la mano sobre el niño de Angel)
Pilar, mujer de Aureliano, con su nieta


Agustín en Valleluengo, año 1993
Agustín y Constancia con sus hijos




Tito, Ana María, Haidé y Carlitos
Matías o Tamura

Pablo o Pablito abarcando el carballo de Retaduña.


miércoles, 31 de octubre de 2012

LA HOGUERA DE LOS SANTOS



La noche del Día de Todos los Santos, la noche del 1 al 2 de noviembre, se encendía una gran hoguera al lado de la iglesia, frente a la fachada del campanario. Los mozos (en exclusiva, "aquí las mozas no pintaban nada", -ojo, lo decía la gente, no yo-) se encargaban de todos los menesteres. Acarreaban la leña - leña verde de encina - y los mañizos de paja larga (mangados de los mederos que había en Traslugar - el dueño los echaría en falta al día siguiente y casi seguro que habría retronca (bronca) -). Disponían la leña formando como un gran cono, colocada de tal modo que no se desmoronase hasta que se fuera consumiendo. Los mañizos de paja hacían de yesca y avivaban el fuego.

A la salida del rosario (la novena de las Ánimas) la gente se congregaba alrededor de la hoguera y el mozo más veterano o el más avispado (a mí me suena como que existía la figura del "alcalde de los mozos") prendía el fuego y de allí no se movía nadie hasta que las llamas amainaban y la leña se había convertido en burrayo (brasas). Los rapaces seguíamos boquiabiertos el rumbo de las chispas o pavesas, porque nos habían dicho que aquéllas eran las ánimas del purgatorio que se dirigían hacia el cielo, una vez purificadas de todos sus pecados. Nos lo creíamos a pies juntillas y no terminábamos de entender por qué, una vez que se apagaban, regresaban de nuevo y caían sobre los tejados o en el suelo, deshaciendo de ese modo el hechizo o la gracia del cuento.

La hoguera estaba ligada con la celebración de la noche de Ánimas. En el rosario de esas noches se leía una historia "ejemplar" relacionada con el tema: "...se quedaron aterrados ante la visión... ardiendo en llamas... consumiéndose en el fuego... retorciéndose en aquel terrible... era su propia hija... su hija del alma que había muerto en... aprended, cristianos, la lección... estad alerta, porque... " Cuando había cura en el pueblo, celebraba misa por la noche, salían en procesión y bendecía la hoguera, mientras entonaban los cantos monocordes y monótonos, apropiados al momento: 
"Romped, romped mis cadenas,
 alcanzad mi libertad,
¡cuán terribles son mis penas!
Piedad, Señor, piedad.

Ese fuego tenebroso,
fuentes y mares furiosos..."

De acuerdo, era lo que entonces había y no hay más vueltas que darle. Sinqueasí (que dirían los más viejos), es decir, de cualquier modo, podemos hacer un pequeño esfuerzo y ponernos en situación para entender mejor la cosa, me refiero al acojono, al canguelo. Entonces no había luz eléctrica. La luz  en la iglesia era la que proyectaban las velas (velas en los altares y los velandones de los hacheros -velas gordas y altas parecidas a los cirios pascuales-) y en la calle alumbraba la luna, cuando la había. Bien, pues imaginaos a los rapacicos, que podrían estar distraídos en el rosario (que era lo más lógico y normal), pero seguro que no se perdían ni una coma de esas "historias para no dormir", de manera que al salir de la iglesia iban cosidos a la saya de su madre por la calle arriba o por la calle abajo hasta llegar a encender el candil de petróleo en la cocina de su casa, luego llegarían los sueños cargados de fantasmas... (Me viene a la memoria una anécdota que tiene que ver con esto de la falta de luz en las calles y, además, por estos mismos días. Cuentan que uno de esos días de novena, un mozo -que no diré el nombre- se fue, como solía hacer todas las noches a la salida de la iglesia, tras la moza de sus sueños. La noche estaba oscura como la boca del lobo y él siguió los mismos pasos y el mismo recorrido de siempre. Las mujeres solían ir al rosario arropadas con el típico mantón negro, la cabeza cubierta con pañuelo del mismo color o con velo, aunque en estas noches ya frías  la tapasen también con el mantón. El mozo al que me refiero divisó un bulto negro que se movía delante de él y allá que se fue. Cuando le dio alcance hizo lo de siempre - hizo lo que hacían todos, ¡qué narices!, aquí que nadie se escaquee ahora -, la abrazó por detrás  -la apechugó- y se puso a rebecarla con pasión (tocarle, apretarle las tetas). Aquel bulto negro, que el mozo confundía con su moza del alma, se echó a reír a carcajadas y le dijo, desternillándose de risa: "Aprieta, aprieta bien, hijo, que si te parece que las chupaste poco..." (¡Menudo chasco!).

Los mozos tenían que velar para que el fuego no se apagara en toda la noche y deberían subir al campanario cada cierto tiempo para encordar (tocar a muerto). En compensación tenían al lado la garrafa de cántaro del buen vino del Gato y una caja entera de sardinas, que asaban sobre las brasas de la hoguera. El resto de la noche se apaciguaba con castañas asadas y aguardiente. (Y aquí viene otra anécdota a cuento: Parece ser que a Celestino los mozos le quisieron jugar la típica broma del momento. Había subido a encordar y cuando ya bajaba la escalera se dio de bruces con un fantasma que apareció de improviso en el primer rellano. El susto fue mayúsculo, pero reaccionó y se dirigió al fantasma con una voz trémula y temblorosa, que apenas le salía de la garganta: "si eres ánima del otro mundo vete, pero si eres de éste, ahí te va - y lo dijo con más fuerza en la voz, estirando el brazo derecho, con intención de lanzarle una teja que cogió de una esquina del tejado de la iglesia - ". Naturalmente, el ánima puso pies en polvorosa y el pobre de Celestino tuvo que disipar el miedo pegándole un buen lingotazo a la botella de aguardiente.


Esas tradiciones se repiten en otros pueblos de La Carballeda, Aliste y Sayago, aunque la hoguera sólo la encuentro por la zona de Tábara. Se repite la velada de los mozos encordando, comiendo castañas, rezando en la iglesia, echando logas, etc. Son costumbres que se pierden en la noche de los tiempos y que provienen de ritos paganos, anteriores al cristianismo, posiblemente de los celtas. La hoguera, por ejemplo, tiene su origen en la cultura celta, lo mismo que el halloween (All Hallows´Evening = víspera de Todos los Santos. De origen irlandés, de origen celta o gaélico)Para los celtas el año tenía dos estaciones, el verano y el invierno. El año comenzaba el día 1 de noviembre (fin del verano e inicio del invierno) y ese día lo celebraban como un día de acción de gracias a los dioses por la cosecha recogida, por haber concluido felizmente la sementera y para pedirles se apiadasen de ellos y les concediesen una buena cosecha para el próximo año. Los tres últimos días del año eran proclives a la entrada en el poblado de los espíritus de los antepasados (las ánimas) y también de los espíritus malignos, contra los que habría que luchar. Por ese motivo se apagaban todos los fuegos, lámparas y teas en las casas, para no dar pistas a los espíritus que llegasen con malas intenciones. Si las almas de los difuntos regresaban al poblado era -pensaban ellos- para buscar a sus familiares y amigos y, entonces, eso suponía que se había acabado el ciclo de la vida y, tal vez, el fin del mundo. Si el día 1 de noviembre amanecía como siempre, aparecía de nuevo el sol en el horizonte y no se percibían signos de ningún fin de nada, entonces era señal de que empezaba un nuevo año, un nuevo ciclo, una nueva vida y la alegría se desbordaba. Para celebrarlo se encendían todos los fuegos de todas las casas y una gran hoguera en honor del dios sol, el dios de la vida, en torno a la cual todos los habitantes del poblado celebraban un gran banquete.

La última hoguera que se hizo en el pueblo fue en el año 1970. Doy fe porque yo intervine en el evento (No sé si se acordarán Angelito, Paco y Domingo. Que conste, en cualquier caso, que la bronca me la llevé yo. Claro, yo tenía entonces 23 añitos y ellos apenas 18).

sábado, 27 de octubre de 2012

II.- VALLELUENGO EN LA EMIGRACIÓN. LOS QUE SE FUERON A AMÉRICA


No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza.
La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.
Nacemos y nos cortan el cordón umbilical.
Nos destierran y nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores.
Tenemos que aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire.

Juan Gelman

Foto: Museo de la Emigración (Colombres - Asturias)


En el mes de julio (1/07/2012), con el título de I.- "VALLELUENGO EN LA EMIGRACIÓN", decía que quería contar la historia del pueblo emigrante, la historia de los que se fueron a otras tierras en busca del sustento. Decía también que la emigración ha sido algo consustancial con la historia del pueblo, algo que todos, quien más quien menos, hemos llevado pegada a la piel, igual que llevan los pollos de perdiz la cáscara del huevo pegada al culo.
Avancé entonces la idea de hacer tres apartados o capítulos : 1º.- Los que se fueron a América (Cuba y Argentina, 1920-1950). 2º.- La emigración a Europa (1950 - 1970). 3º.- La emigración interior (País Vasco, 1950 ... Valladolid 1970...). Del mismo modo me refería a la posibilidad de que cada uno pudiera traer aquí su propia historia, la de su familia o la de personas conocidas, aportando todos los datos que tenga a mano, con el fin de que, entre todos pudiéramos reconstruir la historia viva y candente de nuestro pueblo.

Antes de empezar, creo que es obligado hacer un reconocimiento público, rendir un homenaje merecido a todos los hombres y mujeres que tuvieron la valentía, el coraje de arriesgarse, de recorrer esos mundos de Dios, de poner en peligro su salud y, a veces, sus propias vidas, para buscar unas condiciones más humanas y más dignas para sus hijos. Sirvan estos versos como un sentido y cariñoso recuerdo hacia ellos/as.


SOMOS LOS HIJOS DE AQUELLOS


Somos los hijos de aquellos que partieron
cargados con el fardo de la pena,
venciendo los pesares y los llantos,
remontaron en vuelo el horizonte.


Somos los hijos de aquellos que se fueron
buscando dignamente el sustento,
la cabeza bien alta, qué valientes,
en sus ojos un nido de esperanza.


Somos los hijos de aquellos que nacieron
en esta tierra pobre, empobrecida,
tratada injustamente, despreciada,
borrada de los mapas catastrales.


Somos los hijos de aquellos que bebieron
sin rencores las aguas de otros ríos,
sin olvidar las fuentes que regaban
las raíces profundas de su tierra.


Memoria gráfica de la emigración española (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración)


1.- LOS QUE SE FUERON A AMÉRICA

Antes de entrar en el tema, quizás sea conveniente ver el contexto general en el que se desarrollan los procesos migratorios. ¿Por qué ha emigrado la gente? ¿Qué les ha llevado a esos hombres y mujeres a emprender esos caminos tan arriesgados, a exponerse de esa manera, dejando atrás la familia, el pueblo, la tierra, las nostalgias...?
¿Por qué se marcha la gente? Recuerdo que en los libros de texto de la escuela (años 60-80) se referían a la emigración como un proceso natural: "...de la misma manera que emigran las aves en busca de aquellos lugares más aptos para sus costumbres, así ocurre con las personas, que buscan un mejor acomodo y mejores medios de vida..." Bien, pues yo niego rotundamente esa explicación de la emigración. Digo que la gente no hemos emigrado por gusto, hemos sido forzados, obligados. Claro, claro que a nadie se le puso una pistola al pecho y se le indicó el camino que tenía que seguir. Lo que sí se hizo fue crear las condiciones necesarias en nuestros pueblos y regiones para que nos fuese imposible la vida en ellos y no tuviéramos más remedio que largarnos.
Los capitalistas (terratenientes - banqueros - grandes propietarios - grandes empresas - los caciques de nuestras propias regiones de origen...), todos ellos unidos, han utilizado al emigrante como si se tratara de una marioneta que puedan mover a su antojo, de un lugar a otro del mapa, según de dónde o hacia dónde soplaran los aires de sus intereses (los intereses del capital, eso siempre). El  proceso de la emigración a lo largo de la Historia siempre discurre paralelo a las zonas donde se sitúen los intereses del capital -el dinero o el capital no tiene fronteras- (América - Europa - País Vasco - Cataluña...)

1.1.- CUBA
Memoria gráfica de la emigración española (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración)




Foto: Museo de la Emigración (Colombres - Asturias)

En los años 20 la situación en España era muy preocupante. El nivel de vida empeoraba de día en día, aumentaban los precios y la inflación. Escaseaban los alimentos, tanto en variedad como en cantidad. España vivía una crisis de pobreza. Algunos datos: 
Salarios.- salarios industriales, año 1925...........49,26 ptas/semana
                                                  año 1930...........44,16    "        "
               - peones                     año 1930...........  4,72     "/día
               - en el campo el salario medio era......   2,80    "   "
(La mujer gana dos veces menos que el hombre por el mismo trabajo)
Gastos.-  pan....................................................0,80 ptas/día
            -  1/2 libra de garbanzos.......................0,15   " (una comida)  
(Datos extraídos de "La España del siglo XX".  M. Tuñón de Lara. Akal 2.000)
Hubo años de hambruna. A todo esto se añadía la inestabilidad social y política: huelgas generales (1916 - 1917), guerra de Marruecos (1911-1927), dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1929). En definitiva fueron años turbulentos, muy duros.

En esa situación los trabajadores no tienen otra opción que buscarse la vida donde puedan. En Valleluengo es posible que la gente sacara para vivir, para ir tirando. La cosecha (centeno y trigo), legumbres (alubias y garbanzos), el huerto (verduras y hortalizas), las gallinas (carne y huevos), el tagayico de ovejas (entre 10 y 20), la matanza (un cerdo, tal vez dos)... Era una economía de subsistencia. Es posible que en esas condiciones los problemas de la gente para sobrevivir fueran menores que en la ciudad. Pero, ¿y si el año venía malo?, ¿y si había en casa más bocas de las que se podían alimentar?

Cuba se había independizado de España tras la guerra de 1895/1898 y en el año 1902 se convirtió en la República Independiente de Cuba. A partir de esos años hasta 1933 se desarrolla la industria azucarera, en manos de la oligarquía de Estados Unidos. Pocos años antes se había abolido la esclavitud (1886) en la isla, por lo que se necesita mano de obra en grandes cantidades para el trabajo del azúcar y para la construcción de ferrocarriles y carreteras. Entre los años 1903 y 1933 llegan a Cuba 723.381 españoles. (Emigración española a Cuba (1903-1933. Luis Gómez y Amador. El Nuevo Herald, julio 15, 2003).

Tengo noticia de dos personas del pueblo que se fueron a trabajar allí. Avelino Fuente Fuente (hijo de la ti Obdulia y del ti Martino) y Benigno Gallego Fuente (hijo de la ti Vitoria y del ti Baltasar). No sé qué tipo de trabajo tuvieron ni el tiempo que permanecieron allí. Me dicen que..."parece ser que a Benigno le debió tocar algo de lotería y entonces vino y puso la tienda en Mombuey..." (la tienda o supermercado que actualmente tienen los Lobato). Avelino se vino también y más tarde emigraría a Buenos Aires (ése será el próximo capítulo).



jueves, 18 de octubre de 2012

A LA RICA CASTAÑA






    Decían los viejos del lugar, con su pícara y honda sabiduría, que el mes de octubre era el mejor mes del año.
    - ¿Y por qué?
    - Porque se abre la castaña y crece el nabo.

    Bien, pues, hablando de castañas y, recordando el mes de octubre, ese mes envuelto ya en el halo romántico del otoño, con el fantasma de las nieblas mañaneras, el arco iris de colores posado sobre las hojas de los árboles, el refugio amoroso de la lumbre, las castañas asadas en el tostador (un caldero de lata con el culo perforado). Las noches largas, que se acortaban degustando las castañas con la jarra de vino o -eso ya era para nota- con el "moja/moja" de la blanca. Todo eso y mucho más era octubre y todo eso aflora ahora en el recuerdo.


Parque Casas del Hogar (Palencia)

    Y aflora también, porque quedó muy grabado, el trajín de cada día, el dale que dale a la vida para salir adelante como se podía. Era muy poco romántico para las mujeres, por poner sólo un ejemplo, tener que levantarse a primera hora de la mañana, cargar la carreta hasta arriba de abono del corral o de la cuadra, acarrearlo hasta sabe Dios dónde, hasta el Revuelo, mismamente, arramarlo (derramarlo), volver de regreso y llenar de nuevo la carreta, esta vez de paja en la era para echarla de cama para las ovejas en el corral o en la cuadra para las vacas...(aunque esta tarea correspondía más bien a la segunda quincena de septiembre). Ahora, en octubre, irían a sembrar, era la sementera. Un suco (surco) y otro y otro más, siguiendo los pasos lentos y pesados de la pareja de vacas. Arar, sembrar y arar de nuevo para cubrir la semilla esparcida. Una tarea ingrata, dura y, muchas veces, inhumana, tratándose de aquellas pobres y arrastradas mujeres, (pero qué podían hacer las pobres, si se habían quedado ellas solas cargadas con todo el peso de la faena, porque los hombres, ¡ay qué pobres también ellos!, habían tenido que emigrar - generalmente lo hacían desde septiembre hasta la siega de la hierba - Años 1950 a 1975, más o menos).
  Los rapaces también teníamos nuestra ración de ese romanticismo tan particular, que sólo anidaba en la casa de los pobres. Por la mañana bien tempranico, con el morro arrugado, las lagañas pegadas a los ojos y los mocos colgando, cogíamos el caldero o el cesto y nos íbamos a disgusto a recoger las castañas que habían caído esa noche. Empezaban las primeras heladas y las manos se convertían en puros témpanos de hielo, o sea, de carámbano. Los picos de los pellizos se clavaban entre las uñas y eso dolía, ¡coño que si dolía! Podéis probarlo, ya sabes los ingredientes: frío de helada y picos de pellizo entre carne y uña, ¡es una gozada! A las 10 a la escuela y, por la tarde, a partir de la salida de la escuela - a las cinco - de vuelta de nuevo a la tarea. A esas horas habría que varear (golpear las ramas con una vara larga para tirar los pellizos). Con los zapatos de madera (botas con el piso de madera y la cubierta de cuero, atados con correas también de cuero) se pisaba y restregaba sobre el suelo el pellizo para que se abriese. Las castañas se sacaban con la mano y de ahí que los picos, pues lo dicho.



    Valleluengo está rodeado de castaños. No parece un pueblo asentado en plena comarca de La Carballeda, precisamente porque los castaños son más propios de Sanabria. Dicen en el pueblo que fue un cura, yo no sé si sería D. Toribio o quizás el anterior a él, D, Eulogio, (los dos, anteriores a los años 50). Digo que uno de los dos procedía de un pueblo de Sanabria y fue el que introdujo estas plantas en el pueblo. Convenció a la gente para que las plantara porque eso supondría un pequeño ingreso con la venta de las castañas y también porque la madera se podría aprovechar y era muy apreciada. Los pueblos de alrededor no tienen castaños y eso originaba ciertas desavenencias y algún conflicto que otro. Los de Santa Eulalia, entonces Garrapatas, asomaban el morro por los castaños de La Raya y en más de una ocasión se encontraron con alguna piedra suelta que los rapaces, escondidos en el Barranco, les soltábamos como "bienvenida". Lo mismo les sucedía a los de Rionegro con los castaños de las Viñas, al lado de la carretera. Pues, claro, lo que decía la gente: el que quiera castañas, que plante  castaños.
Castañera en la C/ Mayor de Palencia

Escultura en los soportales de la C/ Mayor de Palencia

Destaco el rasgo de "ciego" del autor de la escultura.

jueves, 11 de octubre de 2012

LO QUE VALE UNA HEMINA






Dos heminas colgadas

La hemina - vale también emina - es una medida de capacidad, volumen o de superficie. En Valleluengo se ha utilizado, sobre todo, para las medidas del trigo y del centeno. Una hemina equivale a 14 kgs de trigo o de centeno, más o menos. La hemina estaba establecida como unidad, de modo que, a partir de ella, se derivaban otras medidas, con múltiplos y submúltiplos o divisores, igual que ocurre con el sistema métrico decimal (¡Vaya rollo eso de los múltiplos y divisores allá en la escuela!, el que no se acuerde que levante la mano). 

 MEDIDAS DERIVADAS                


  •   LA FANEGA                      3 heminas             42  kgs
  •   LA CARGA                      12 heminas           168    “
  •   EL CELEMÍN                 1/4 de hemina           3,5 “                                                            
(Una cuenta rápida con estas medidas nos puede dar la idea de la situación de pobreza en la que se vivía en el pueblo. Podéis hacer el cálculo: quien más quien menos recogía entre 5 y 10 cargas de trigo y entre 10 y 20 de centeno. Ese era el pan para todo el año y el pienso para las vacas y demás animales que había que mantener en casa. Echad cuentas y decidme si se puede vivir en esas condiciones.)

La hemina era también una medida de superficie, que equivalía aproximadamente a 1000 m2. El cálculo de esta medida estaba asociado a la cantidad de grano que se empleaba en la sembradura o sementera de esa finca. En Valleluengo se contaban con los dedos de una mano las tierras que tuvieran esa extensión. Y es que estamos hablando del minifundio, de fincas muy pequeñas, demasiado pequeñas para poderles sacar el rendimiento adecuado.

He subrayado a propósito las palabras con las que me refiero a la aproximación de las medidas, porque éstas, al traducirlas al sistema métrico no eran exactas al cien por cien. Y no eran exactas porque antes de establecerse con carácter universal el sistema métrico decimal (año 1889[1]), cada país y, dentro de España, cada región, tenía su propio sistema y, aunque, a veces, podían coincidir los nombres de las medidas, como en este caso, la hemina, no valía lo mismo en cada lugar[2]

Las dos heminas de la foto anterior
Pero yo no quería liarme con estas historias de si vale tanto o cuanto la hemina o el celemín. Con el título de este capítulo me quiero referir al valor de la hemina como pago de servicios varios, de las faenas más variopintas que marcaban el trajín cotidiano de las gentes del pueblo. Veamos:

POR AGUZAR[3] LAS REJAS.- (En el pueblo había varias fraguas: la fragua del pueblo – la fragua de Jesús el Cojo – la de Isidoro Toledo – la de Lorenzo y la de Ernesto. Más adelante, finales de los años 70, tenían que acudir a los herreros de Santa Eulalia o de Molezuelas. Cada vecino contrataba los servicios con el herrero que le pareciese, para aguzar las rejas u otros menesteres del oficio)
PRECIO.- Cada vecino entregaba una hemina de centeno al año por pareja de vacas.
Antigua fragua del pueblo, al lado de la fuente.


Restos de la fragua de Jesús el Cojo
Restos de la fragua de Lorenzo

POR LLEVAR LA VACA AL TORO.- (Cuando una vaca “andaba a bueis” – así se decía – o sea, que estaba salida y, por tanto, había que procurarle la asistencia del toro, pues se la llevaba hasta el pueblo o lugar donde éste estuviese. Que yo recuerde, casi siempre se llevaban a Rionegro, al toro del Tostón. También a La Milla y Molezuelas. Hubo algunos años que el pueblo contó con uno para uso exclusivo de su propia vacada y lo tenían alojado en la fragua del pueblo. Creo recordar que el ti Antolino tuvo uno también. En cualquier caso esto del toro se merece un capítulo aparte, ahora no toca.)
PRECIO.- Una hemina de centeno por cada cubrición bien hecha. Vamos a ver, que no es broma. Con lo de la cubrición bien hecha me estoy refiriendo a la garantía de las cosas bien hechas. En este caso a que la vaca debería haberse quedado preñada. Entonces decían "ha quedao o no ha quedao". En el segundo caso se volvía a llevar la vaca, se intentaba de nuevo y vamos a ver qué pasa.

POR LOS SERVICIOS DEL CURA.- El cura cobraba en especie los servicios que prestaba por su labor de párroco. Lo mandaba el quinto mandamiento de la Santa Madre Iglesia: “pagar diezmos y primicias a la Iglesia de Dios”. Los diezmos, que eran la décima parte de los bienes o ingresos de la gente, ya fueran en cosecha, de producción agrícola o ganadera o lo que fuere. Esas cantidades quedaron relegadas a otras épocas y en los tiempos de los que estamos hablando se fue quedando en la hemina, lisa y lironda, la hemina rasa.
PRECIO.- Cada vecino le entregaba una hemina de centeno al año. (Algunos en el pueblo me dicen que, por tratarse del cura, le llevaban la hemina bien colmada – bien llena – Otros, a los que yo doy más crédito, lo niegan y dicen que, ¡leches!, que le pasaban el rasero[4] más de una vez para no llevar ni un grano de más.

ADEMÁS(SEGUIMOS CON EL CURA)

Por los oficios de Semana Santa.- Cada vecino le daba una arroba de patatas (entre 11 y 12 kgs). Yo no llegué a conocer este pago.
Tras el nacimiento de un hijo/a.- La madre se “presentaba” en la iglesia, después de cuarenta días de haber dado a luz. A la entrada de la iglesia, en el portalico, el cura la recibía, la bendecía, la “purificaba” y, una vez limpia y pura, podía entrar en la iglesia.
PRECIO.- Una gallina ponedora.

COMO RECOMPENSA O LIMOSNA.- Es el caso de San Mamés. No sé si habría algún otro santo que se lo mereciese tanto. ¿Acaso las vírgenes romeras, como La Peregrina o La de Los Remedios?, no lo sé. Hombre, aquí no se llegaba a tanto como para soltar así sin más una hemina de centeno, aunque el favor que se le pedía al santo o a la virgen o aquel favor ya recibido, pongamos por caso, lo exigiese. – “Bueno, con una mostadica o dos iba aviao – me contesta alguien que se acuerda bien de todas esas cosas. Había algunos que sí le llevaban, igual hasta la “himina” entera, no te digo que no, pero eran los menos”.