domingo, 15 de enero de 2012

ALDABAS Y PICAPORTES


"Abridnos la puerta /
 que sólo pedimos pan."
(Francisco Pino. Valladolid 1910-2002).

  Abrid puertas y portones,
 abrid las puertas grandes, 
abridlas de par en par.
 Que pase la luz y el aire,
 que entre la vida 
y que se vaya el olvido. 

Un respiro a la esperanza.
 Oread los recuerdos
y lanzad al viento las cometas,
que se fundan con el sol.


Coges la cámara de fotos y vas buscando con ella los rincones más recónditos. Cosas que antes no apreciabas, de tan vistas, de tan repetidas. Recorres las calles y colagas. Observas con pena las paredes de piedra, que sustentaban con orgullo el peso de las casas y las ves ahora doblegadas. Los techos hundidos, los tejados abiertos en canal. Las puertas, las puertas que nos parecían enormes y seguras, vencidas ahora por la carcoma. Y las zarzas, ¡ay las zarzas!, asomando desafiantes y amenazando con engullirlo todo.
Y en ese panorama lastimero valoras mucho más los detalles, porque te resistes a aceptar la realidad tozuda de los hechos. Es como si buscaras las mil razones, que no encuentras, para demostrar que esto no tiene sentido, que es mentira que vayamos dando pasos hacia la nada. No nos resignamos a perder y no aceptamos que nadie nos eche en cara nuestros fracasos. ¡Qué narices!, Valleluengo continua y nosotros no entendemos de derrotas.
El caso es que estas aldabas o picaportes (ojo, se llaman también así a los llamadores -eran casi siempre con forma de una mano cerrada, de bronce-) permanecen en las puertas de nuestras casas. ¿Cuántos os habéis fijado con detención en ellos, en el arte, en los detalles minuciosos de su hechura?
La cuestión está ahora en acertar a qué puerta corresponde cada uno de los picaportes. Tienes dos opciones: una, vete al archivo del blog (octubre); dos, (recomendable) date una vuelta por el pueblo y busca.































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